El último número de la prestigiosa revista The Lancet publica varios artículos sobre el uso, abuso y mal uso de las cesáreas en el mundo, con artículos tan significativos como:
Y la prensa generalista no se ha hecho esperar en comentar este importante problema de salud pública. Algunos comentarios merecen ser remarcados, para poner en toda su dimensión el problema:
- El número de partos por cesárea se ha doblado en todo el mundo desde el año 2000, lo que es ya una “epidemia de cesáreas” que no se ajusta a las recomendaciones de los especialistas que consideran que esta práctica sólo está justificada entre un 10 y un 15%.
- En la actualidad, uno de cada cinco partos en el mundo ya se realiza por cesárea. Y eso hablando de la media mundial de cesáreas (21%), pero donde los extremos son más alarmantes: superan el 50% de los partos por cesárea República Dominicana (56,4%), Brasil (55,6%), Egipto (51,8%) y Turquía (50,4%); le siguen China (47%), México (45,2%) y Chile (44,7%). Es decir, hay países donde no nacer por cesárea comienza a ser un milagro (y más si es en sanidad privada): ahí están el 83% de cesáreas en la sanidad privada de Brasil.
- En España los datos son del 24% de cesáreas en la sanidad pública, y del 35% en la privada. Cifras que no tienen justificación sanitaria, sino de otro cariz que entra en el campo de lo ético y hasta de lo estético. Lo que se dice una fea situación... Y claro que hay países que están peor, pero otros tantos están mejor: ahí quedan el 6% de cesáreas en los Países escandinavos y Holanda.
- Otros datos epidemiológicos de interés: los partos por cesárea son al menos cinco veces más en el sector de ingresos más elevados que en el más pobre.
- Y algo que no debemos olvidar: el momento ideal para nacer son las 40 semanas de gestación, lo cual quiere decir que programar cesáreas a las 37, 38 o 39 semanas (aunque se considere neonatos a término ya), no es buena praxis, salvo que haya una condición sanitaria a favor de la salud del recién nacido o de la madre.
En base a ello, la Organización Mundial de la Salud acaba de publicar sobre este asunto en el que exponía recomendaciones para frenar esta tendencia. En él se incluyen actuaciones con la mujer (formación y clases de preparación para el parto, psicoeducación y formar a las enfermeras en técnicas psicológicas de relajación), recomendaciones para actuar con los profesionales (desde que tengan que pedir una segunda opinión antes de realizar una cesárea a que tengan que justificarlas a posteriori) y otras organizativas (que haya una colaboración obstetra-matrona). Eso sí, la mayoría de estas ideas no habían demostrado un gran impacto o los ensayos existentes son muy limitados.
Este el panorama ante la epidemia de cesáreas... Esta situación es ya una alarma sanitaria en toda regla. Y no podemos olvidar que la cesárea es una intervención quirúrgica (y no hay intervención quirúrgica totalmente segura y sin complicaciones).
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