miércoles, 27 de febrero de 2019

Todas las presentaciones del 16º Congreso de Actualización en Pediatría de Atención Primaria


Los asistentes al reciente 16 Congreso de Actualización en Pediatría de la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) que tuvo lugar en Madrid, 14-16 de febrero, recibimos el libro de ponencias, todo un tratado con 567 páginas lleno de temas de interés. 

Pues bien, fieles a compartir la ciencia, la AEPap comparte en este enlace todas las presentaciones de dicho congreso, enlace en el que además podemos revisar todas las presentaciones también de 5 congresos previos. 

En este enlace podemos encontrar las Mesas redondas, Escuela monográfica, Seminarios y Talleres. Es difícil elegir ante tanta ciencia, pero la propuesta personal es el interés de revisar al menos lo siguiente. 

1) MESAS REDONDAS 

2) ESCUELA MONOGRÁFICA: Exploración y patología del aparato locomotor 
- Cojera. 

3) SEMINARIOS 

4) TALLERES 

lunes, 25 de febrero de 2019

Buenas Prácticas Clínicas y Observatorio Valenciano de Salud


Se entiende como Buena práctica clínica (BPC) a aquellas intervenciones o experiencias en materia de promoción de la salud, protección de la salud, prevención de la enfermedad o atención sanitaria que responden a las líneas estratégicas en el IV Plan de Salud de la Comunidad Valenciana y que demuestren ser efectivas y aporten innovación. 

Los principales criterios para refrendar una BPC son: Pertinencia, Innovación, Evaluación y efectividad, Transferencia, Enfoque de género, Equidad, Basado en la evidencia, Ética, Intersectorialidad, Participación y Sostenibilidad. 

Hasta el momento en el Servicio Valenciano de Salud (SVS) se han planteado dos convocatorias de BPC: 
- En el año 2017 el tema fue "Fortalecer la equidad y la igualdad de género, reducir las desigualdades en salud y fomentar la participación". 
- Y en el año 2018 el tema ha sido "Actuaciones grupales y comunitarias para la promoción de la salud, la prevención y la atención de la cronicidad en diferentes etapas del ciclo vital". Y para esta última convocatoria se han presentado 97 proyectos, de los cuales han sido premiados 37 de los diferentes Departamentos de Salud del SVS. 

En el caso del Departamento de Salud Alicante-Hospital General se han concedido 5 BPC, una de las cuales pertenece a nuestro Servicio de Pediatría: "Escuela de atopia para padres y niños con dermatitis atópica", cuyos objetivos y descripción se pueden revisar en el enlace. 

Y todas las BPC del SVS se pueden encontrar registradas en la web del Observatorio Valenciano de Salud clasificados por temáticos y por cada uno de los Departamentos de Salud de la Comunidad Valenciana. En nuestro Servicio de Pediatría apostamos por las BPC como no podía ser de otro modo. En este enlace podéis revisar la presentación que hoy hemos compartido en la sesión de gestión semanal, donde se exponen otras BPC que están en desarrollo en nuestro equipo:
- Atención domiciliaria de los niños con enfermedades limitantes o amenazantes para la vida
- Atención Integral al Trastorno del Espectro del Espectro Autista (proyecto TRASTEA)
- Programa de seguimiento en pacientes con Displasia broncopulmonar: prevención, seguimiento y atención de la enfermedad pulmonar crónica del prematuro
- Programa de seguimiento a recién nacidos con Encefalopatía hipóxico-isquémica moderada o grave tratados con hipotermia en la provincia de Alicante
- Programa educativo para pacientes que inician terapia con bomba de insulina
- Unidad de Enfermedades Raras: sumar para avanzar
- Unidad Multidisciplinar de Reumatología Pediátrica del Departamento de Salud Alicante-Hospital General
- Seguimiento a largo plazo de grandes prematuros
- Banco de leche de la provincia de Alicante
- Seguimiento a largo plazo de supervivientes con cáncer
- Diagnóstico prenatal de cardiopatías congénitas
- Atención al paciente crónico-complejo
- etc.

Porque las BPC son buenas para todos: para el sistema sanitario, para el equipo, para la sociedad. Pero, especialmente, para los pacientes y sus familias.

Nos vemos en la convocatoria 2019 de BPC con el tema de "La Atención Primaria como motor esencial para ganar en salud y bienestar a lo largo del ciclo vital"

sábado, 23 de febrero de 2019

Cine y Pediatría (476). “Los olvidados”… no se pueden olvidar


Los tambores de Calanda vieron nacer en los comienzos del siglo XX a una de las tres B del cine español (los otros dos fueron Berlanga y Barden): Luis Buñuel, y allí fue allí donde su educación jesuítica le marcaría en su devenir personal y artístico. Se trasladó a Madrid en 1917 para iniciar la carrera de Ingeniería Agrónomo (aunque finalmente se licenciaría en Filosofía y Letras), instalándose en la Residencia de Estudiantes en donde entabló amistad con Salvador Dalí y Federico García Lorca. Allí fue la visión de la película Las Tres Luces (Fritz Lang, 1921) el detonante para que comenzara a dedicarse al séptimo arte. 

España, Hollywood y, sobre todo, Francia y México fueron sus grandes platós de cine. Fue en 1928 cuando realizó junto a Dalí el famoso corto experimental Un Perro Andaluz, título que se convirtió inmediatamente en pieza clave en la historia del cine por su inmersión en el estilo surrealista, de extraordinaria fuerza visual que sirvió para provocar ansiedad en el espectador, la autocapacidad creativa y para subvertir la realidad cotidiana. Dos años después grabaría otra obra tan significativa como La Edad de Oro. Con Viridiana (1961) ganó La Palma de Oro de Cannes, con polémica vaticana incluida. Con Belle de jour (1967) ganó el León de Oro de Berlín. Con Tristana (1970) fue candidata al Oscar de Hollywood, que ganaría dos años después con El discreto encanto de la burguesía (1972). Cuando le fue concedido este Oscar, George Cukor organizó una cena homenaje a Buñuel a la que asistieron personajes tan importantes del mundo del cine como Alfred Hitchcock, George Stevens, John Ford, William Wyler, Robert Mulligan, Robert Wise, Billy Wilder o Rouben Mamoulian. 

Y hoy recordamos a este icono español del cine. Y rememoramos especialmente su etapa mexicana, quizás la más fructífera: 20 películas en 16 años, tanto que Buñuel murió en Ciudad de México con nacionalidad mexicana (aunque sus cenizas fueron esparcidas en el monte Tolocha, situado en su pueblo natal, Calanda… donde todo empezó). Todo comenzó en 1947 con la película Gran Casino, que resultó un fracaso (pese a contar con el conocido cantante mexicano Jorge Negrete y la primera figura argentina Libertad Lamarque), y se prolongó hasta 1962, con El ángel exterminador. En este intervalo otras 18 películas más: Los olvidados (1950), Susana (Carne y demonio) (1951), La hija del engaño (1951), Una mujer sin amor / Cuando los hijos nos juzgan (1952), Subida al cielo (1952), El bruto (1953), Él (1953), La ilusión viaja en tranvía (1954), Abismos de pasión (1954), Robinson Crusoe (1954), Ensayo de un crimen / La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (1955), El río y la muerte (1955), Así es la aurora (1956), La muerte en el jardín (1956), Nazarín (1958-1959), Los ambiciosos (1959), La joven (1960) y Viridiana (1961). 

Y hoy hablamos concretamente de Los olvidados, película con fuertes vínculos con Las Hurdes, tierra sin pan (1932), y que en un primer momento no gustó a los mexicanos ultranacionalistas (Jorge Negrete el primero), ya que retrataba la realidad de pobreza y miseria suburbana que la cultura dominante no quería reconocer. No obstante, el premio al mejor director que le otorgó el Festival de Cannes supuso el reconocimiento internacional de la película, y el redescubrimiento de Luis Buñuel, y la rehabilitación del cineasta por parte de la sociedad mexicana. Actualmente, Los olvidados es una de las tres únicas películas reconocidas por la Unesco como Memoria del Mundo (las otras son Metrópolis – Firtz Lang, 1927 – y El mago de Oz – Víctor Fleming, 1939 -). 

La historia, coescrita con el extremeño Luis Alcoriza, uno de los mejores guionistas con los que contó, es una descarnada denuncia sobre la desigualdad, sobre esos “olvidados” cada vez más numerosos que da a luz el desarrollismo de la opulencia. Los olvidados es puro realismo con toques surrealistas, con la omnipresencia de su particular bestiario "buñueliano". Y comienza así: “Esta película está basada íntegramente en hechos de la vida real y todos sus personajes son auténticos”. Porque su mirada se dirige hacia la juventud, hacia ese futuro aplazado que sobrevive en un mundo cruel (donde la delincuencia es la única respuesta) sin más respuestas por parte del Estado que las represoras. 

Y por ello, tras los títulos de crédito sigue con esta voz en off: “Las grandes ciudades modernas, Nueva York, Parías, Londres, esconden, tras sus magnífico edificios, lugares de miseria que albergan niños malnutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Solo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los Derechos del Niño y Adolescente para que san útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna, no es la excepción a esta regla universal. Por eso esta película, basada en hechos de la vida real, no es optimista y dejará la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”. 

Los olvidados es una obra maestra en blanco y negro – en el que contribuye la fotografía de Gabriel Figueroa, quien da un estilo expresionista muy marcado durante toda la película – que gira en torno a dos muchachos principalmente. El primero es el cruel y violento Jaibo (Roberto Cobo), el líder sin escrúpulos del grupo de chicos del barrio, un delincuente juvenil que se ha escapado del correccional en el que permanecía ingresado y regresa a su barrio, ubicado en los suburbios. El segundo es más joven, Pedro (Alfonso Mejía), un buen chico falto de cariño materno, que se verá envuelto en problemas, un personaje difícil de olvidar pues se involucra en diferentes altercados que le mantendrán unido a un grupo de pertenencia que le sirva de referencia a modo de "hogar". Pedro vive sin padre y la madre no le quiere, incluso no le da de comer cuando regresa de sus correrías; y él llega a decirle: “Pero no se quede así, ¡ pégueme ! Me gustaría portarme bien, pero no puedo”. Finalmente lo internan en una granja escuela, donde el director le dice: “Según tu expediente no sabes leer ni escribir. Y te acusan de un robo”, pero gracias a sus dotes pedagógicas es capaz de manejar la rebeldía e ira inicial de Pedro, convenciéndole de que no es una cárcel.

Y en el grupo de niños “olvidados”, también encontramos a Ojitos (Mario Ramírez Herrera), un ser absolutamente inocente y bondadoso abandonado por sus progenitores y abocado a ser devorado por las hienas que le rodean, un niño casi salvaje que se alimenta directamente de la ubre de las cabras. Y entre ellos, un personaje peculiar, Don Carmelo (Miguel Inclán), al que atacan cruelmente, quien en el atroz final de la película llega a exclamar: “Uno menos, uno menos. Así irán cayendo todos. ¡ Ojalá los mataran a todos antes de nacer !”. Porque este personaje es como una metáfora, pues viene a representar las ideas gubernamentales, donde su irreversible ceguera es la misma que la del gobierno, las instituciones o la iglesia metafóricamente hablando. 

Buñuel nos presenta una visión sin esperanza en Los olvidados, donde la crueldad de los niños duele (crueldad contra los hombres, contra los animales,…), con hogares que son pequeños espacios donde las familias numerosas duermen hacinadas, y donde la falta de cultura es caldo de cultivo para la superstición (“Para la salud no hay como la leche de burras”, dice el ciego) y la delincuencia. Por ello la película sufrió muchas críticas en México. De ellas se defendió afirmando que lo que se presenta si existe (y para ello estuvo meses visitando esos barrios, consultando casos en los archivos del Tribunal de Menores y empapándose de los suburbios) y, para una visión más realista, utilizó actores profesionales y no profesionales (campesinos, niños de suburbios, personajes sacados de una granja-escuela, etc.). Y trató una importante problemática social (reclamando soluciones desde la base) mostrándola, según sus palabras, sin juzgar a los personajes. 

Es curioso compararla con otra película de la misma década que se acerca también a la juventud (en aquel momento un tema menor dentro del cine): Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955). Pero mientras en ésta los conflictos que se desarrollan en el film están enraizados en el interior de los personajes y son conflictos emocionales, en Los olvidados, Buñuel nos muestra las causas estructurales de la violencia y somos partícipes de ellas, y hasta se dice que nos las hace compartir como espectadores (y siempre se recuerda el magnífico plano de Pedro, lanzando un huevo contra la cámara, pero que, en realidad, es un huevo lanzado al mundo, un mundo cegado y egoísta, el cual es capaz de observar y no actuar). Un Buñuel que no dejó de introducir sus toques "buñuelianos" a lo que casi fue un seudodocumental: la abundancia de gallos y gallinas (una obsesión irracional como el director reconocía), el fetichismo (las mujeres lavándose los pies y las piernas, la leche que cae entre las piernas), el ciego aficionado a las niñas, el fantasmagórico sueño, el perro como visión que trae la muerte,… y muchos otros que quisiera haber introducido. 

Por todo ello, y más, Los olvidados se consagra como una obra eterna, en la que violencia y miseria se constituyen en sus principales ingredientes. Y su final cruel, despiadado, brusco y seco, es una puñalada en el corazón de los espectadores (aunque Buñuel llegó a filmar un final alternativo, previendo la censura). Y todo ello para decirnos que la infancia olvidada no se puede olvidar. Y por muy surrealista que sean las historias de maltrato a la infancia, la realidad siempre supera a la ficción. 

Los olvidados se convierte en una película inolvidable… 

miércoles, 20 de febrero de 2019

Los artículos científicos de mayor impacto en Atención Primaria,¿qué nos enseñan?


En el pasado 16º Congreso de Actualización en Pediatría de la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) pude compartir ciencia y mesa con dos amigos "basados en la evidencia", el Dr. Carlos Ochoa, como ponente y actual codirector de la revista Evidencias en Pediatría, y con la Dra. Paz González Rodríguez, como moderadora y actual coordinadora del Comité de Pediatría Basada en la Evidencia. Me une a ellos y a este proyecto ya 15 años de trabajo en común.  Y por ello esta mesa redonda, bajo el título de "Los artículos científicos de mayor impacto en Atención Primaria,¿qué nos enseñan?" unió lo mejor de la MBE (Medicina Basada en la Evidencia) con lo mejor de la MBA (Medicina Basada en la Amistad). 

En esta ponencia se presentan los 10 artículos publicados en el último año más relevantes para la Pediatría de Atención Primaria en el año 2018, es decir, aquellos con más validez, importancia y aplicabilidad en la práctica clínica. Dicha selección se ha realizado a partir de los artículos valorados críticamente (AVC) publicados o en proceso de publicación en la revista secundaria Evidencias en Pediatría (EvP). 

EvP es una revista electrónica cuyos contenidos son elaborados por el Comité de Pediatría Basada en la Evidencia de la AEP y AEPap, grupo compuesto por pediatras que ejercen su labor en diversos ámbitos asistenciales (atención primaria y atención hospitalaria) y en distintas especialidades (pediatría general, neonatología, nefrología, neumología, neurología, cirugía, etc). EvP es una publicación secundaria cuyos contenidos son elaborados conforme a los postulados metodológicos de la MBE. 

En el procedimiento de selección de artículos se ha tenido en cuenta la puntuación de calidad de los artículos, sistemáticamente asignada en el proceso editorial de EvP, y criterios subjetivos temáticos relacionados con la Pediatría de Atención Primaria. 

A continuación se presenta el título informativo de cada uno de ellos y su valoración crítica la podéis encontrar en la presentación anexa; el orden de los mismos no implica jerarquía de importancia. El lector que quiera ampliar información puede consultar los artículos originales o acudir a la web de EvP y consultar los resúmenes estructurados y los comentarios críticos disponibles. 

1.- El aumento transitorio de dosis de corticoides inhalados de mantenimiento en asmáticos, al inicio de síntomas, no parece eficaz. 

2.- Los marcadores serológicos de enfermedad celíaca son válidos, pero no lo suficiente como para realizar el diagnóstico en pacientes de bajo riesgo. 

3.- Lactobacillus reuteri parece eficaz en el tratamiento del cólico del lactante alimentado al pecho. 

4.- Signos clínicos diagnósticos de neumonía: mejor la hipoxemia y el trabajo respiratorio que la taquipnea 

5.- Los IGRA podrían ser más sensibles que la tuberculina para el diagnóstico de tuberculosis en niños mayores de cinco años. 

6.- La vacunación frente a rotavirus podría iniciarse desde el nacimiento. 

7.- Las vacunas frente a rotavirus incrementan el riesgo de invaginación intestinal, principalmente tras la primera dosis. 

8.- La obesidad a los 7 años de vida aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 si se mantiene a partir de los 13 años. 

9.- La lidocaína liposomal tópica reduce discretamente el dolor asociado a la vacunación. 

10.- Necesitamos más evidencia sobre la eficacia del suero hipertónico nebulizado en bronquiolitis.

Toda la presentación la podéis revisar en este enlace.

lunes, 18 de febrero de 2019

Propuestas de mejora en Atención Primaria en España


Este fin de semana se ha celebrado el 16º Congreso de Actualización en Pediatría de la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria), un congreso justo y necesario que revitaliza la profesión del pediatra y a los pediatras que asisten y participan. Poder participar en él es un regalo para el espíritu y un estímulo para la profesión, porque es un ejemplo de mis "5C" que tantas veces repito: ciencia, conciencia, calidad, color y calor. 

Por ello, es grato comprobar la vitalidad de la AEPap tras sus dos décadas de vida. Y la AEPap y sus asociaciones federadas han realizado en este tiempo estudios de la situación en la que se encontraba la Pediatría de Atención Primaria (PAP) en las diversas comunidades autónomas (como también otros estudios se han realizado desde la otra gran sociedad de PAP, la SEPEAP - Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria-). 

Y quiero destacar el artículo de opinión publicado hace unos meses en Revista de Pediatría de Atención Primaria, bajo el título "Situación de la Pediatría de Atención Primaria en España en 2018" Un estudio fundamentado en una amplia y representativa encuesta on line con el objetivo de analizar las características de las plazas de Pediatría en nuestro país en 2018: el porcentaje de plazas de Pediatría ocupadas por médicos especialistas en Pediatría y sus Áreas Específicas y aquellas que están ocupadas por médicos sin dicha titulación, las condiciones laborales de las plazas de PAP, la presencia de enfermería con dedicación a la infancia, así como el número de profesionales que se encuentran próximos a la jubilación. 

Vale la pena revisar los resultados del estudio, sus tablas y figuras, pues son de gran interés. Y del que se derivan las siguientes conclusiones: la presencia de problemas estructurales tan importantes como la falta de pediatras de Atención Primaria, el exceso número de pediatras de área en algunas autonomías, el alto número de pediatras mayores de 60 años, la dificultad de conciliación de la vida laboral con la vida familiar de algunas plazas y la escasez de sustituciones de las ausencias y permisos reglamentarios, hace que nos reafirmemos en los puntos del decálogo de propuestas de mejora de la Pediatría de Atención Primaria del 1 de febrero de 2018 y que en julio de 2018 se consensuó las dos sociedades de PAP, AEPap y SEPEAP. 

Decálogo de propuestas de mejora de la PAP de AEPap y SEPEAP, 1 de julio de 2018 

A. Mejorar las condiciones laborales: 
1. Aumentar el número de plazas MIR. Incrementar la capacidad docente para Pediatría. Financiar las comunidades autónomas todas las plazas acreditadas. Planificación del recambio generacional. 

2. Compatibilizar los horarios de los pediatras de AP con la vida familiar. Recuperar la política de sustituciones o implantar compensaciones económicas dignas cuando se ha de pasar la consulta del compañero ausente. Habilitar espacios en las agendas para la investigación y para la actividad comunitaria. No hacer contratos precarios. 

3. Incentivar de forma curricular o económica las plazas de difícil cobertura. Incentivar a los profesionales únicos por turno, plazas alejadas, turnos de tarde. Buscar soluciones imaginativas. 

4. Centralizar los servicios de Pediatría de pueblos distantes o de plazas que atienden varias localidades pequeñas, priorizando la atención en el centro de salud de cabecera, optimizando los recursos y evitando desplazamientos a los profesionales durante la jornada laboral. 

5. Respetar las categorías profesionales diferenciadas de pediatra de AP y de pediatra de hospital (FEA de Pediatría) en las oposiciones autonómicas y nacionales según el Real Decreto 184/2015, de 13 de marzo. Priorizar el tiempo trabajado en centros de salud en los baremos de las oposiciones. El examen debe evaluar las competencias de AP. No facilitar comisiones de servicio automáticas de primaria al hospital, para evitar la fuga de pediatras al medio hospitalario. Convocar oposiciones y traslados anuales en AP. Evitar el uso indebido de la figura del pediatra de área. 

6. Unificar las prestaciones de enfermería pediátrica en AP entre todas las comunidades autónomas. Las diferencias existentes son injustificables. El objetivo es optimizar el tiempo y recursos, se pueden atender mejor y más niños si se trabaja en equipo con enfermería, puerta con puerta, en proporción 1:1. Formar a enfermaría en el cribado de la consulta indemorable. 

B. Conseguir que los estudiantes de medicina y residentes de Pediatría conozcan la AP: 
7. Aumentar de forma obligatoria la rotación de los residentes de Pediatría por AP a un mínimo de entre 6 meses y un año. Dos terceras partes de los pediatras de este país trabajan en los centros de salud, sin embargo, su formación se lleva a cabo de forma mayoritaria en el ámbito hospitalario. Los pediatras no irán a trabajar a AP si no la conocen. Compartir enfermos complejos con la atención hospitalaria para mejorar la cercanía al pediatra corresponsable de la patología. Potenciar la figura de tutor de residente además de tener un reconocimiento retributivo y curricular. 

8. Incentivar y promover las rotaciones de todos los estudiantes de medicina en las consultas de los pediatras de los centros de salud, adecuando el número de créditos ECTS. Aumentar el número de estudiantes que se forman en las facultades de medicina. Potenciar la figura de tutor clínico con reconocimiento retributivo y curricular. 

C. Incrementar la visibilidad: 
9. Aumentar la presencia de pediatras en las gerencias y cargos organizativos intermedios. Crear la figura del coordinador de Pediatría, pediatras de AP que colaboran con las gerencias en la organización de la asistencia infantil, elegido por sus compañeros. Aumentar la presencia de pediatras de AP en la Comisión Nacional de la especialidad de Pediatría. Solo pertenece a AP uno de sus once miembros. 

10. Incrementar la presencia de pediatras de AP como profesores de la universidad, creando plazas específicas. 

En definitiva, recuperar la Pediatría de Atención Primaria y hacerla más atractiva. Porque la Pediatría de Atención Primaria es buena para la salud, para la sociedad, para las familias y, especialmente, para el cuidado y atención de la infancia y adolescencia.
Y por ello este tema ha sido la sesión de gestión para comenzar la semana en nuestro Servicio de Pediatría, que podéis revisar en este enlace.

sábado, 16 de febrero de 2019

Cine y Pediatría (475). “Tonio”, el dolor por la pérdida de un hijo


En el año 2001, el actor, director, guionista y productor italiano Nanni Moretti, caracterizado en sus obras por el sarcasmo y la crítica social, sorprendió a propios y extraños con una película de la dimensión de La habitación del hijo, llegando a ser premiado con la Palma de Oro del Festival de Cannes. Una película que nos habla de un fallecimiento intempestivo en su máxima expresión: la inesperada muerte de un hijo adolescente por un accidente. Y a través de ello viajamos en esa familia por las cuatro fases de elaboración del duelo: fase de aturdimiento, fase de anhelo (o búsqueda), fase de desorganización (o desesperanza) y fase de reparación. Porque la muerte de un hijo se convierte, por derecho propio, en una de las máximas expresiones de pérdida de un ser querido, algo así como el duelo por antonomasia.

Pues bien, en el año 2016, la directora y guionista holandesa Paula van der Oest, nos presenta la película Tonio, seleccionada en su momento para representar a los Países Bajos como Oscar en lengua extranjera. Fundamentada en la novela de A.F. Th. van der Heijden, uno de los novelistas más aclamados de ese país, donde se parte de la intempestiva muerte de su hijo de 21 años, Tonio van der Heijden, quien fue atropellado por la noche mientras volvía a casa en bicicleta. “Escribo esto especialmente para ti. No para el descanso de tu alma, al contrario, espero atraer su atención. Tiene que estar agitada. A través de tu alma quiero que sepas que el dolor que sufriste a lo largo de todas aquellas horas, lo hemos acogido nosotros de por vida. No descansa en paz”. Con esta voz en off, una foto en blanco y negro de un joven que simula Oscar Wilde y un desaliñado hombre de mediana edad tecleando sus sentimientos en una máquina de escribir, comienza Tonio.

Y a partir de ahí nos adentramos en un guión de idas y vueltas a distintos momentos del pasado y del presente, del recuerdo y de la realidad, de la felicidad por venir, de la tragedia presente y de la tristeza por llegar. Porque este trágico suceso que ocurre a Tonio (Chris Peters) cambió drásticamente la vida de sus padres (Pierre Bokma y Rifka Lodeizen), que vieron a su único hijo fallecer en cuidados intensivos. La vida de Tonio dejó un legado de dolor en sus padres, quienes lucharán para impedir que sus propias vidas sean arrastradas a una espiral descendente de tristeza.

Y las frases y reflexiones se suceden, desde la alegría del embarazo de Tonio (“Quiero parir en casa, en un hospital no”…. dice la madre, algo que reconocemos como habitual en el país donde más partos domiciliarios del mundo existen) hasta el regreso a casa sin el hijo fallecido (“No me sueltes” grita desgarrada la madre a su esposo) o las expresiones familiares tras el entierro (“El pañuelo de Tonio… sin Tonio”, dice su abuelo judío). Y es así como la estructura fragmentada narrativa y emocional de la película es el mayor activo de la misma, una manera de sacarnos de nuestra zona de confort.

Porque, estructuralmente, la película está compuesta por una cadena asociativa de altibajos emocionales a medida que los padres avanzan y retroceden entre la desesperación y la total incredulidad por un lado y la aceptación vacilante o al menos la gratitud por haber tenido a Tonio en sus vidas por el otro. Estas yuxtaposiciones sugieren que el dolor es todo menos estático y que es un arduo camino de búsqueda de respuestas a preguntas que difícilmente tendrán contestación. Y la cruda escena del padre reproduciendo el vídeo del atropello de su hijo aquella noche que regresaba a casa, y cómo para la imagen como si quisiera volver el tiempo atrás y evitar lo inevitable. Y después sale en la noche por la ciudad montado en bicicleta en busca de su hijo… quien realiza su último paseo en la escena final.

Porque toda muerte de un hijo es siempre muy dolorosa, bien por enfermedad (La decisión de Anne – Nick Cassavetes, 2009 –, Alabama Monroe - Felix Van Groeningen, 2012 –) o por accidente (El mejor – Shana Feste, 2009 -, Los secretos del corazón - John Cameron Mitchell, 2010 –), bien al nacer o en los primeros meses de vida (Un grito en la noche – Marc Foster, 2000 -, El amor y otras cosas imposibles – Don Ross, 2009 –) o en la avanzada adolescencia, como las dos películas comentadas hoy, La habitación del hijo y Tonio.

Todas nos devuelven el dolor por la pérdida de un hijo… y ese sentimiento de metas y sueños sin cumplir: las de los padres, las de la familia, las del hijo.

 

miércoles, 13 de febrero de 2019

Nuevo curso en Continuum: Bioética en Pediatría


Y CONTINUUMamos ofreciendo cursos de calidad en la plataforma de formación de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Hoy anunciamos un nuevo Curso de Continuum, justo y necesiario, sobre Bioética en Pediatría, liderado por el Comité de Bioética de la AEP, un curso que proporcionará al alumno los conocimientos básicos de Bioética Clínica en Pediatría que le permitan incorporar al saber científico y tecnológico los valores para lograr una práctica asistencial de excelencia. 

Al finalizar la actividad, el alumno habrá conseguido una serie de conocimientos, habilidades y actitudes, que se recogen en estos objetivos
- Adquirir conocimientos básicos de Bioética Clínica en Pediatría que permitan a los profesionales una aproximación racional y metodológicamente apropiada a los complejos conflictos éticos de frecuente aparición en la práctica clínica habitual. 
- Entrenar las habilidades que les permitan aplicar de forma adecuada y fluida dichos conocimientos en el contexto de su actividad asistencial pediátrica. 
- Fomentar las actitudes de compromiso en la mejora continua de la Calidad Asistencial y difusión de dicho compromiso hacia otros profesionales y estamentos de su entorno asistencial. 

El curso está dividido en seis módulos, que son: 
- Introducción a la fundamentación y método en Bioética. 
- Ética aplicada. Los 4 principios de la Bioética a través de 4 casos clínicos. 
- Cuestiones durante la adolescencia. 
- Confidencialidad e intimidad en pediatría. 
- Bioética en la práctica cotidiana. 
- Aspectos éticos del final de la vida en Pediatría. 

El curso comienza el 25 de abril de 2019 y finaliza el 20 de junio. Y es un curso para cualquier profesional sanitario interesado en la bioética aplicada a la infancia y adolescencia. 

Toda la información e inscripciones en la página web de Continuum, con el poder del e-learning y web-based learning.

lunes, 11 de febrero de 2019

La "burbuja" universitaria y el fracaso de ANECA


La "burbuja" universitaria sigue poniendo en jaque a un sistema sanitario que no es capaz de absorber el número de médicos que salen de nuestras Facultades de Medicina. 

Actualmente hay en España 42 Facultades de Medicina (32 públicas y 10 privadas) con esta distribución por Comunidades Autónomas: Madrid con 8 (4 públicas y 4 privadas), Cataluña con 8 (6 públicas y 2 privadas). Comunidad Valenciana con 5 (3 públicas y 2 privadas), Andalucía con 5 (todas públicas), Murcia 2 (una pública y una privada), Castilla y León 2, Castilla y la Mancha 2, Canarias 2, Navarra 1 (privada), Baleares 1, Extremadura 1, Galicia 1, Asturias 1, Cantabria 1, País Vasco 1 y Aragón 1. 

Si la tasa idónea de Facultades de Medicina por millón de habitantes es de 0,5 según los estándares de la OMS y la tasa idónea de estudiantes de Medicina es de 1 por cada 10.000 habitantes, significaría alrededor de 23 Facultades de Medicina y 4.650 estudiantes en teoría. Pero la realidad nos dice que tenemos el doble, tanto de Facultades de Medicina (téngase en cuenta que tenemos más que Alemania, este país con el doble de población) como de estudiantes, pues para el curso 2018-19 han sido admitidos 7.042. Y está claro que no faltan médicos (aunque algunos hagan esta proclama como si fuera un mantra y que ha medida que se diga se crea que es verdad), lo que ocurre es que muchos médicos huyen de nuestro país ante las malas condiciones. 

En el último examen MIR se presentaron 14.446 personas para un total de 6.513 plazas: con una ratio de 2,22 aspirantes por cada plaza. Y teniendo en cuenta que el MIR no es una salida más, sino prácticamente la única salida, implica que España continúa estrechando el embudo de médicos sin especialidad (y con escaso futuro). Y por ello, ya hace tiempo que la OCDE aconseja disminuir el número de Facultades de Medicina en España, mensaje bien distinto a los ecos sobre la posible aparición de nuevas Facultades de Medicina en nuestro lamentable sistema universitario. Téngase en cuenta que España continúa siendo líder en Facultades de Medicina por habitante, solo superada en el mundo por Corea. 

Pero mientras el número de Facultades de Medicina y estudiantes crece, el número de profesores disminuye. Desde la Conferencia Nacional de Decanos y el Consejo Estatal de Estudiantes aseguran que el número de catedráticos, profesores titulares y profesores contratado-doctor sigue bajando. Y también a juicio de los decanos y estudiantes, la principal causa se debe a que, según los criterios de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) 2008-2016, la rama de Ciencias de la Salud presenta la tasa más baja de informes favorables de acreditación, lo que no va a permitir la renovación con garantía. 

Está claro que ANECA ha fracasado y que los nuevos criterios docentes no funcionan: solo basta leer la prensa, a los sindicatos y, especialmente, a los que sufrimos día a día la incoherencia, la injusticia y la mediocridad a la que los clínicos nos vemos sometidos (respecto a los básicos). Cierto es que en el año 2015 se aprobaron unos nuevos (y polémicos) criterios que se decía que favorecía el perfil de los clínicos, pero no ha sido así. Y basta con revisar los resultados del programa Academia, comparando las cifras de la primera fase del programa (entre 2007 y 2015) y la segunda, tras la reforma de Academia (mediante el Real Decreto 415/2015): un 68% menos de peticiones en el segundo periodo, porque solo lo hacen quienes piensan que tienen alguna opción real de acceder a ella, pero es que además de los presentados los informes favorables son inferiores al 50%. 

Y, según esto, en 2017 el número de titulares de Ciencias de la Salud era el más bajo de todas las ramas del sistema universitario (2.949, frente a los 8.385 de Ciencias Sociales y Jurídicas) y lo mismo para el número de catedráticos (1.256 frente a los 2.984 de Ciencias). Además, en las áreas clínicas se van jubilar en 2025 el 55% de los profesores, y esto en las tres comisiones de Ciencias de la Salud que ha realizado ANECA, con 30 áreas de conocimiento: Ciencias Biomédicas (9 áreas), Medicina Clínica y Especialidades Clínicas (13 áreas) y Especialidades Sanitarias (8 áreas). 

Combinemos exceso de facultades, exceso de alumnos, falta de profesores y de futuro para estos con ANECA... y tendremos lo que se llama un pan como unas tortas. Un ejemplo paradigmático de mala gestión: lo que le faltaba a la Universidad y a sus estudiantes y profesores para acabar de estropear un ambiente ya nada favorable. Señores responsables de la organización de las Facultades de Medicina y de ANECA: los clínicos ya hace mucho tiempo que nos hemos acostumbrado a vivir sin el afecto de la universidad, pero lo que no tengo tan claro es que la universidad pueda continuar ejecutando el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) sin los clínicos.

Pongan orden... porque sino no habrá concierto. Aviso a navegantes...

sábado, 9 de febrero de 2019

Cine y Pediatría (474). “¿Quién puede matar a un niño?”, nos preguntamos…


Acabamos de vivir hace una semana la gala de la 33 edición de los Premios Goya, acto en el que puedo destacar estos tres momentos. El primero fue el emotivo discurso de Jesús Vidal, quien recibió el Goya a Mejor actor revelación por Campeones (Javier Fesser, 2018), la primera persona con discapacidad visual en recibir este premio. Y resulta que cuando la mayoría de los discursos de los premiados a los Goya vienen a ser planos, vacíos de contenido, repetitivos, soporíferos o con reivindicaciones oportunistas, Jesús Vidal nos dio una lección de este momento de oro, bien aprovechado, en fondo y en forma. “Señoras y señores de la Academia han distinguido a un actor con discapacidad. No saben lo que han hecho. Me vienen a la cabeza inclusión, diversidad, visibilidad. ¡Qué emoción, muchísimas gracias!”, empezaba su discurso. El segundo momento lo protagonizó la joven cantante Rosalía, versionando, junto con el Cor Jove de l’Orfeó Català, la canción "Me quedo contigo” de los Chunguitos, canción que formó parte de la película Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981). Y el tercer momento fue la entrega del Goya de Honor a Narciso "Chicho" Ibáñez Serrador, quien por su delicado estado de salud no pudo estar presente. 

Pero hay ausencias que son más fuertes que la presencia, y el homenaje a “Chicho” corrió a cargo de sus discípulos, ocho premiados directores de la talla de Juan José Bayona (Un monstruo viene a verme, 2016), Alejandro Amenábar (Los otros, 2001), Jaume Balagueró (Frágiles, 2005), Rodrigo Cortés, Alex de la Iglesia, Juan Carlos Fresnadillo, Paco Plaza y Nacho Vigalondo. Y como vemos, algunos ya forman parte con sus películas de la familia de Cine y Pediatría. 

Y curiosamente un Goya de Honor en los premios más importantes del cine español para Narciso Ibáñez Serrador, un director que solo tiene dos largometrajes en su haber: La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976). Porque con estas dos películas y algunas de sus series de televisión (Historias para no dormir, Mañana puede ser verdad, Mis terrores favoritos), este reconocido admirador de Alfred Hitchcock, se convirtió en un artesano de nuestras pesadillas por su gusto por lo siniestro. Y curiosamente su contribución al cine fantástico y de terror lo combinó con programas de televisión del estilo de Waku Waku, El semáforo y, sobre todo, el hiperconocido programa Un, dos, tres… responda otra vez, probablemente el programa de mayor éxito de la historia de nuestra televisión (411 programas entre los años 1972 y 2004), que forma parte de nuestra vida ya… y en el que este que escribe tuvo la oportunidad de participar en aquellos programas especiales para universitarios (inolvidable, quizás uno de los recuerdos destacados de nuestra promoción de Medicina). 

La residencia es su primera película, basada en una historia de Juan Tebar, sobre un internado de señoritas a finales del siglo XIX, donde se combina intriga, terror y asesinos en serie. Pero fue su segunda - y última película -, ¿Quién puede matar a un niño? la que revolucionó el panorama del cine de terror de la década de los 70 (tanto en España como en otros países), una pesadilla a pleno solo que dinamita cualquier idea preconcebida sobre la inocencia. 

¿Quién puede matar a un niño? está basada en la novela “El juego de los niños” de Juan José Plans, publicada ese mismo año 1976, aunque el propio director alude a cierta inspiración, pero a notables diferencias entre ellas. Y la convierte en una película de terror universal a pleno sol (sin oscuridad, sin noche, sin sombras) y con niños (en lugar de monstruos), de la mano de la excelente fotografía de José Luis Alcaine y la acertada banda sonora de Waldo de los Ríos, que sumaron a la tensión del guión en busca del terror cotidiano que le puede pasar a cualquiera, contribuyendo todos ellos al mito de esta película inclasificable

La película empieza en blanco y negro con varias escenas reales de adultos torturando y maltratando niños en distintas guerras y hambrunas, sobre las que se intercalan los títulos de crédito. Una introducción de unos 8 minutos que es lo más criticado de la película - quizás por prescindible -, aunque su director lo defiende para poder entender el resto del relato que transcurre bajo un sol de justicia y entre cegadoras paredes encaladas de blanco de un pueblo costero, entre el azul del mar y el azul del cielo. 

Son esas escenas iniciales las que corresponden con un documental televisivo que están viendo Tom (Lewis Fiander) y Evelyn (Prunella Ransome), una pareja de turistas extranjeros de habla inglesa que llegan a la localidad española de Benavís, una ciudad ficticia en la costa mediterránea. Deciden alquilar una barca para alejarse del ruido de las fiestas y descansar en una apartada isla con pocos habitantes, la igualmente ficticia isla de Almanzora. 

Evelyn se encuentra embarazada de siete meses de su tercer hijo y vienen dispuestos a relajarse al máximo en la isla, en la que Tom pasó una temporada cuando era pequeño. Sin embargo, nada más llegar a Almanzora, empiezan a notar que todo está muy raro en el lugar: todo parece abandonado, solamente se ven niños y no hay ni rastro de los adultos, las tiendas y bares están sin atención. El extraño comportamiento de los niños de la zona anuncia, poco a poco, la inesperada realidad que respiran sus calles; los niños, de algún modo, se han convertido en crueles homicidas. Por otra parte, los turistas no han tenido ocasión de leer las noticias que habían llegado a la costa, acerca de varios cadáveres que iban llegando al continente arrastrados por el agua. 

Y con ello la película se convierte en una especie de venganza de los niños hacia sus mayores enemigos: los adultos. De hecho, la cinta se publicitaría con la leyenda “Una película en defensa de los niños de todo el mundo”. Porque los adultos matan a niños en guerras, en bombardeos, en hambrunas, también en abortos. Y los niños se vengan, porque – según el director – la violencia y la maldad es algo innato en nosotros. Inicialmente censurada en varios países del mundo (una polémica que se inició en Italia y se extendió a Estados Unidos, donde se le cambió hasta el título) y que uno puede llegar a relacionar con El Señor de las Moscas (Peter Brook, 1963 dirigió la versión en blanco y negro, y Harry Hook, 1990, la versión en color), pero también con El pueblo de los malditos (Wolf Rilla, 1960 y John Carpenter, 1995), Los pájaros (Alfred Hitchcok, 1963), La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968) y Los chicos del maíz (Fritz Kiersch, 1984), películas inspiradoras para esta película de Chicho. Porque es recurrente en el cine ver transformado el candor de la infancia en mal, y estos son algunos ejemplos: A las nueva cada noche (Jack Clayton, 1967), Los últimos juegos prohibidos (Michael Winner, 1971), El exorcista (William Friedkin, 1973), La profecía (Richard Donner, 1976), El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), Otra vuelta de tuerca (Eloy de la Iglesia, 1985), Verano de corrupción (Bryan Singer, 1998), El espinazo del diablo (Guillermo del Toro, 2001), etc. 

Es ¿Quién puede matar a un niño? una película llena de anécdotas. 1) La primera anécdota procede de la elección de autores: para el papel de Tom el director barajó los nombres de Anthony Hopkins (El silencio de los corderos - Jonathan Demme, 1991 -), Anthony Perkins (Psicosis - Alfred Hitchcock, 1960 -) o Michael Caine (Las normas de la casa de la sidra - Lasse Hallström, 1999 -), y más le hubiera valido, pues nunca le convenció a Chicho la labor de Lewis Fiander; para el papel de Evelyn se pensó en Mia Farrow (La semilla del diablo - Roman Polanski, 1968 -), aunque finalmente se contó con Prunella Ransome, de quien sí quedaría satisfecho por su interpretación. 2) La segunda anécdota procede de las localizaciones de la película, pues se transformó un pequeño pueblo del interior (Ciruelos, en la provincia de Toledo) en un aparente isla mediterránea; y para ello las localizaciones con mar se grabaron en puerto Fornells en Menorca, Almuñecar y Sitges, que por aquel entonces ya se postulaba como la capital espiritual del cine español de terror y donde la cinta inmortalizó su famosa Festa Major. 3) La tercera por el recibimiento complicado, dado que la idea de niños asesinos parecía demasiado atrevida y adelantada a su tiempo como para ser digerida sin más por crítica y público. Y aún resuenan los gritos de Evelyn, “Es uno de ellos. Está matándome”, mientras golpea sobre su abdomen de avanzado embarazo, ya aterrorizada por los niños que le rodean. 4) La cuarta, por la mala distribución que tuvo, pues se difundió en vídeo en una de las peores calidades que se recuerdan y, además, en su fallida versión doblada al español, por lo que se perdía la esencia del inglés de los turistas y su contraste con los lugareños. 5) Y, finalmente, porque ¿Quién puede matar a un niño?, lejos de inaugurar ninguna nueva etapa, nos recordó el final de una.
Menos mal que hoy, más de 40 años después, la cinta se ha convertido en película de culto para diferentes generaciones, sus ediciones se multiplican por todo el mundo y, por tener, hasta goza de un remake con un título menos provocador: Juego de niños (Makinov, 2012).

Y esta es la esencia de lo que para algunos es la mejor película de terror del cine español. En la que siguen resonando algunas escenas terribles como la piñata de los niños con una persona desangrándose, los niños en la plaza con el primer plano de las piernas y la metralleta , o la pareja corriendo despavoridos entre las calles blancas vacías del pueblo,… Y aunque han pasado más de cuatro décadas, la película sigue manteniendo gancho y seguimos preguntándonos, "¿Quién puede matar a un niño?" Espero que nadie... 

miércoles, 6 de febrero de 2019

Una nueva revista pediátrica: revista SEPHO


Fue a finales del año 2011 cuando se constituyó la Sociedad Española de Pediatría Hospitalaria (SEPHO), y en Anales de Pediatría se publicaron dos artículos sobre la que podemos considerar la más joven de las 24 especialidades pediátricas de la Asociación Española de Pediatría (AEP): en 2012 para explicar el por qué nace la SEPHO y en 2014 para describir la situación de la pediatría hospitalaria en España

Y sin duda, este área de la pediatría era totalmente necesario. Y la SEPHO ha demostrado su vitalidad en sus Reuniones anuales, en sus actividades y en su boletín informativo. Precisamente la buena noticia parte de este último, pues el Boletín SEPHO, presente de forma mensual desde noviembre de 2016, se ha transformado en el inicio de 2019 en la Revista Pediatría Hospitalaria como revista de la SEPHO. 

Y así lo expresan los editores en su primer número on line: "El Boletín SEPHO se convierte en revista, por ello cambiamos de nombre, más adecuado a la finalidad de nuestra divulgación y a nuestro público; en consonancia con ello invitamos a leer con atención nuestro editorial cortesía del presidente de nuestra sociedad. Como en cada número, traemos nuestra selección de artículos relevantes para la asistencia pediátrica". 

Larga vida para Revista Pediatría Hospitalaria y mejor camino asistencial, docente, investigador y de gestión a la SEPHO.

lunes, 4 de febrero de 2019

Revistas depredadoras y la selva del "publish or perish"


Anales de Pediatría ha publicado recientemente un artículo de una amiga y colaboradora, María Francisca Abad García, del Departamento de Historia de la Ciencia y Comunicación de Valencia, con un título bien llamativo que merece su lectura: El plagio y las revistas depredadoras como amenaza a la integridad científica. 

Ya hace tiempo que comentamos en este blog que se publica mal y demasiado, y con ello sufre la calidad. Y hace 8 años pudimos desarrollar el capítulo de los aspectos bioéticos en la publicación científica dentro del libro "Bioética y Pediatría. Proyectos de vida plena" de la AEP. Y por ello es un tema de interés. Y por ello quiero destacar el apartado de REVISTAS DEPREDADORAS del texto de Pachu Abad. 

A principios de este siglo el movimiento de acceso abierto a la ciencia revolucionó el proceso de comunicación científica reclamando el acceso libre a los artículos publicados, sin restricciones económicas o de copyright proponiendo para su materialización la publicación en revistas de acceso abierto y el depósito de los artículos en repositorios. En las revistas de acceso abierto, al contrario que en sistema tradicional de publicación, los autores retienen sus derechos patrimoniales cediéndolos a los lectores con licencias Creative Commons, que permiten su acceso gratuito y la reutilización de sus contenidos. 

Estas revistas carecen de la financiación derivada de su comercialización y su supervivencia depende de nuevos modelos económicos como el del pago de tasas por el proceso de los artículos (APC) pasando del modelo habitual de cobro múltiple por lectura al de pago único por publicación. Como contrapartida, este modelo ha abierto una vía para la corrupción aprovechada por empresas sin escrúpulos que crean revistas con el único fin de enriquecerse con los ingresos de estas tasas, sin aportar ninguno de los servicios esperados de una revista científica, como el peer review. 

En 2008 Jeffrey Bell alertó sobre esta situación y elaboró en 2010 una lista de las revistas sospechosas, denominándolas Predatory Journals, clausurada en 2017 tras recibir amenazas personales y de acciones legales de editoriales y de revistas. 

Las características de las revistas depredadoras han sido descritas alertando sobre su peligro y estableciendo los criterios de sospecha que los investigadores no podemos olvidar: 
- Peer review: la revista no realiza peer review o solo lo hace forma superficial, que garantice la calidad científica de los manuscritos enviados. 
- Correo electrónico: envío a gran número de individuos de correos agresivos o halagüeños para atraer el envío de artículos por los investigadores. 
- Publicidad: promesa de rápida publicación/procesos rápidos de peer review y de tarifas bajas de proceso de los artículos. 
- Título y logo: el título puede ser engañoso, imitar o incluso clonar títulos de reconocidas revistas de prestigio, o pueden sonar muy ambicioso. Además, el logo de la revista puede parecerse al de una de buena reputación. 
- Editores: consejos editoriales con editores falsos (no existentes) o que añaden nombres de autores conocidos sin su aprobación. 
- Métricas: se proporcionan falsos factores de impacto o métricas falsas para atraer el envío de manuscritos. 
- Información de contacto: no hay información de contacto válida (correo electrónico, número de teléfono, dirección) y no hay posibilidad de ponerse en contacto con el editor. Se utilizan comúnmente direcciones de correo electrónico no profesionales de proveedores públicos (por ejemplo, Yahoo, Gmail) 
- Alcance: el alcance de la revista es muy amplio cubriendo prácticamente todos los campos científicos. 
- Estándares éticos y de publicación: no siguen los principios éticos de investigación y publicación. No proporcionan servicios de revisión, edición o de indexación. 
- Indexación: las revistas depredadoras afirman que sus artículos están indexados, mientras que de hecho no están indexados en ninguna base de datos importante como MEDLINE, PubMed o Web of Science. 
- Edición del manuscrito y errores ortográficos: los artículos publicados están poco editados y contienen numerosos errores tipográficos o gramaticales. Además este tipo de errores puede encontrarse en las páginas web de la revista, en la que también son comunes los enlaces que no funcionan. 
- Sistema de envío de manuscritos: las revistas depredadoras piden a los autores el envío de manuscritos por email en vez de mediante sistemas de envío de manuscritos profesionales. 

Y como bien nos dice el artículo, las revistas depredadoras amenazan la integridad del sistema científico al deteriorar los propósitos del acceso abierto, generando confusión con aquellas que funcionan éticamente con el modelo de APC. 

Y todos somos responsables de lo anterior. Pero el que esté libre de culpe que tire la primera piedra, pues está claro que el open acess surgió como respuesta al modelo tradicional de publicación científica, donde a cuenta de la impactofilia y la impactolatría las editoriales (siempre) ganan y los autores (siempre) pierden. Y eso no es justo, por mucho que estemos en un peligroso juego del factor impacto, cuartiles, deciles... y demás indicadores que no tienen en cuenta antes la calidad y la importancia de la publicación. 

O sea, señores y señoras, que esto sigue un mal principio conocido, que no apoyamos pero que está ahí: hecha la ley (incorrecta) hecha la trampa (impropia). Y las revistas depredadoras han visto cacho... Y estamos en una selva bastante desagradable del "publish or perish". Y de ANECA hablaremos otro día...

sábado, 2 de febrero de 2019

Cine y Pediatría (473) Columpiando el sueño americano con “Juegos secretos”


No es la primera vez que el cine nos enfrenta, y da una bofetada, al “American Dream”, a ese sueño de las familias americanas que se convierte en pesadilla. Recordemos dos ejemplos de los que ya hemos hablado en Cine y Pediatría: en 1988, Todd Solondz, uno de los chicos malos del cine yanqui independiente, nos enfrente a la irónica e inmisericorde crítica de Happiness; y un año después, Sam Mendes nos regaló una película de varios Oscars, American Beauty.  Pues bien, de la combinación de estas dos películas es posible que surja la esencia de este retrato de una sociedad hipócrita e inmadura, por título Juegos secretos (Todd Field, 2006), cuyo título original Little Children probablemente contextualice mejor la esencia de su guión. Allí donde dos almas insatisfechas en dos matrimonios del sueño americano se encuentran en un parque infantil, él con su hijo pequeño, ella con su hija pequeña. 

Todd Field no es un director prolífico, más bien todo lo contrario. De hecho solo dos largometrajes constan en su haber, éste y uno anterior, En la habitación (2001), donde dejó buena esencia de su buen papel como guionista y director de actores. Ambas películas  con sus nominaciones a los Oscar, y en concreto Juegos secretos con tres: Mejor actriz, Mejor actor de reparto y Mejor guión adaptado. Y toda la esencia parte precisamente de la novela de Tom Perrotta del año 2004, “Little Children”, la historia de siete personajes en un barrio suburbano de Boston. 

Sarah (Kate Winslet), ama de casa y madre de Lucy, se siente poco satisfecha junto a su marido Richard (Gregg Edelman), un empresario exitoso al que descubre que está secretamente obsesionado por una estrella del cine porno. Brad (Patrick Wilson) es un ex jugador de fútbol americano que no logra sacar una oposición y está casado con la brillante Kathy (Jennifer Connelly), mientras ejerce de amo de caso y cuidado a su hijo Aaron. Y todo esto en un barrio residencial de clase media-alta donde el tema principal de ese verano es que un pederasta ha salido de prisión, Ronnie (Jackie Earle Haley), quien vuelve a su casa con su madre y los vecinos buscan aislar al pervertido. 

Sarah y Brad se conocen en el parque infantil del barrio. Y comparten durante ese verano su amistad, su hastío, sus hijos y su amor con la piscina comunitaria como epicentro: “La piscina se convirtió en un ritual… Hacía años que Brad no se lo pasaba tan bien. Otro día feliz junto a la piscina”, nos dice la voz en off, una voz en off que no resta sino que aporta a lo largo de toda la inquietud de sus 130 minutos de metraje

Una película sobre la historia de una atracción en la clase media-alta americana, un relato crudo y sin aditivos, con diversas perspectivas de la historia, donde todo encaja: el guión y las interpretaciones. Y que está plagada de escenas intensas, que no se olvidan: a destacar la escena en la que el pederasta se baña en la piscina y la cámara nos devuelve una imagen escalofriante de depredador humano, cual tiburón entre niños y niñas, y es expulsado mientras él replica “Solo quería refrescarme un poco”; pero también las escenas del parque - la inicial y la final -, el club de lectura, la cena de los dos matrimonios, o los diálogos de Ronnie con su madre. Y no podemos obviar las palabras de esa madre ante un hijo tan particular: “Hiciste algo malo. Pero eso no quiere decir que seas una mala persona”. Y su declaración de intenciones: “Eres un milagro, Ronnie. Todos somos un milagro, ¿sabes por qué? Porque somos humanos y vivimos día tras día ocupándonos de nuestros asuntos, todos sabemos todo el rato, todos sabemos que las cosas que amamos, las personas que amamos, pueden desaparecer en cualquier momento. Vivimos sabiéndolo, pero seguimos adelante a pesar de todo. Los animales no lo hacen…” 

Se dice que Juegos secretos atesora un gran trailer, construido sobre las imágenes, los silencios, la banda sonora y el choque entre personas y prejuicios, que avecinan que no es un filme para masas. Y la voz en off que si suma en tensión, intenta poner un poco de orden en ese verano y ese barrio donde se encuentran maridos y mujeres perdidos en su vida acomodada, un pederasta suelto anclado a su anciana madre, un policía que asesinó sin querer a un niño, familias que no perdonan, maridos que engañan, esposas insatisfechas con su vida, niños y niñas que juegan en los parques y piscinas, amantes escondidas de una sociedad hipócrita y en medio de clubs de lectura, equipos de rugby americano y skaters, y también la presencia de enfermos psicotrópicos, enfermos de un sexo mal digerido y mentirosos compulsivos. 

Y al mezclar todos esos elementos queda la esencia de estos Juegos secretos. Y nos deriva a un final tan duro como sorprendente, en el mismo parque donde todo empezó. Previamente Kathie le había escrito una nota a su marido, y también Ronnie había recibido una nota de su madre antes de morir: “Por favor, sé un buen chico”. Y por ello Ronnie declara entre lágrimas: “Ella me quería. Era la única. Mamá se ha muerto”. 

Y tras el fundido en negro final, el mensaje final para la reflexión: “Nadie puede cambiar el pasado. Pero el futuro es otra historia. Y en algún punto tenía que empezar”. Y al finalizar sentimos que esta película llena de juegos secretos nos ha columpiado por el sueño americano, por esas familias y ese barrio donde los niños y niñas siguen columpiándose en los parques y nadando en las piscinas. 

Y todo ello con tres actores que ya han paseado por Cine y Pediatría. Patrick Wilson curiosamente lo hizo con otra película sobre la pederastia y el peligro de grooming en redes sociales: Hard Candy (David Slade, 2005). Kate Winslet fue la viuda Silvia Llewellyn Davies de Descubriendo nunca jamás (Marc Foster, 2004), la madre cuyos hijos inspiraron a J.M. Barrie la historia de Peter Pan. Y Jennifer Connelly fue una de las protagonistas de la enigmática Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000), un viaje al mundo de las adicciones. Y hoy estos tres protagonistas nos acercan a sus Juegos secretos…