Esta pregunta parece que nos retraemos al día de la marmota de la película Atrapados en el tiempo. Y ya no estoy para hacer de Bill Murray... Y, sin embargo, esta pregunta se repite año a año. Y en este blog lo hicimos en el año 2016 y en el año 2017. Supongo que por no ser cansinos, no la hicimos el año pasado, pero aquí estamos en el año 2019 con el mismo sonsonete...
Porque parece existir un antes y un después para las universidades (que Dios nos pille consfesados) con el Academic Ranking of World Universities (ARWU). Este sistema de clasificación se publicó por primera vez en junio de 2003 por el Center for World-Class Universities and the Institute of Higher Education of Shanghai Jiao Tong University (China) y se actualiza anualmente. Se ha convertido en un sistema de referencia internacional, a pesar del alboroto y críticas a su debilidad metodológica.
Acaba de publicar el ranking ARWU de este año - como cada año desde 2003 -, que nos permite conocer las universidades mejor valoradas a nivel global o por especialidades (Medicina, Física, Químicas, Matemáticas, Económicas, Ingeniería, Ciencias Sociales, etc).
ARWU utiliza seis criterios para clasificar las universidades del mundo: número de alumnos (peso=10%), ganadores de Premios Nobel o medallas de reconocido prestigio en su campo (peso= 20%), número de investigadores altamente citados en Thomson Scientific (peso= 20%), número de artículos publicados en revistas de Nature y Science (peso= 20%), número de artículos indexados en Science Citation Index-Expanded y Social Sciences Citation Index (peso= 20%), y el rendimiento per cápita con respecto al tamaño de la institución (peso= 10%). Está claro que es un ranking que premia la labor científica de élite, menos la docente, poco o nada la satisfacción de los alumnos o el profesorado, no sé si esto se corresponde con la transferencia social de los ámbitos universitarios... En fin, que no me extrañan las críticas, pero dado que caímos en la "impactolatría" (con el dicho factor de impacto que se hizo para revistas y no para autores), por qué no caer en la "shanghailatría"...
Más de 1.000 universidades se estudian por ARWU cada año y las 500 mejores se publican en la web. Este el ranking de este año 2019. Y este año algún titular periodístico se ha puesto positivo, aunque yo no sé si están las cosas para tirar cohetes...
Cabe valorar que las 20 universidades situadas en primer lugar, hay 16 de Estados Unidos, 3 de Gran Bretaña y 1 de Suiza. En el podio se situán Harvard Universitiy, Stanford University, Cambridge, Massachusetts Institute of Technology (MIT) y California, Berkeley. Y esto, salvo mínimos cambios, se repite año a a año.
Sólo aparecen 13 universidades españoles en este listado de 500: la primera aparece entre los puestos 150 a 200 (Barcelona), entre los puestos 201 a 300 hay cuatro (Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Granada, Universidad de Valencia y Universidad Autónoma de Barcelona), entre los puestos 301 a 400 hay dos (Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Pompeu Fabra) y entre el puesto 401 a 500 hay seis (Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Oviedo, Universidad de Sevilla, Universidad País Vasco y Universidad de Zaragoza). Sin rastro del resto y son muchas las universidades españolas... y cada vez más: en estos momentos se contabilizan 85 en España (y seguro que me dejo alguna), y sí... sobran universidades españolas y lo dicen muchas personas e instituciones.
El debate sobre la universidad española y la enseñanza universitaria es constante en el tiempo. En los últimos años, en el campo de la Medicina, el debate se ha focalizado sobre la necesitad o no de abrir nuevas Facultades de Medicina. El problema ronda siempre alrededor de dos conceptos: cantidad frente a calidad. Sea como sea y mire como se mire, a nivel internacional, los criterios de calidad de la universidad española son deficientes. Por algo será,... y algo habrá que cambiar. Y no hablo sólo de adaptarnos al "Plan Bolonia" y al Espacio Europeo de Educación Superior (que eso se sobreentiende, como el valor en el ejército). Y sobre todo, mejor no hablar de nuevo de ANECA, de cuyo fracaso ya hemos hablado y que alguien tendrá que solucionar antes que la enseñanza universitaria se venga a pique y los que pierdan sean nuestros queridos estudiantes (que ellos no tiene culpa de la estulticia de los adultos).
Porque una universidad española endogámica, que no cuida a sus alumnos ni cuida a sus profesores, que desprecia el español y se enarbola de impactolatría y cuartiles, sin tener en cuanta la calidad e importancia del trabajo docente (compartido con el asistencial en la mayoría de los profesores clínicos de hospitales y centros de atención primaria en el caso de las Ciencias de la Salud) nunca llegará a nada, y perderá todo. Y no hablo del ranking elitista de Shanghai, sino en cualquier ranking, aunque cree uno en Barruelo de Santullán, mi pueblo, o en cualquiera de los bellos pueblos de España. Aviso a navegantes, menos rankings... y más coherencia.
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