Ahora se cumplen tres décadas que inicié el apasionante camino de la publicación científica, esa aventura de aprender investigando. Como todo clínico, para alcanzar la excelencia de los primeros deciles, cuartiles y terciles (según las convocatorias de ayuda a la investigación o universitarias nos exigen unas u otras) y de entrar en ese misterioso mundo de la impactofilia, impactofobia y el impacto¿qué?, y del publicar o perecer, todos comenzamos publicando en revistas pediátricas en español. Como debe ser y por varios motivos: por el respeto a la ciencia elaborada en nuestro país y porque hay vida inteligente más allá del inglés.
No seré tan torpe de establecer una discusión sobre cuál es la idioma de la ciencia en la segunda mitad del siglo XX y este siglo XXI, pero permitirme que ponga una estaca por la calidad, la importancia y el impacto (en último lugar, como debe ser, porque todo impacto debe ir precedido de calidad en la investigación y e importancia aplicable a la práctica clínica) de la investigación en español, esa que desprecia la universidad española, con ANECA como ejemplo de cómo tener a los profesores universitarios clínicos enfadados, en estado catatónico y con la docencia patas arriba.
Pues bien, ya hace muchos años que venimos hablando de los nuevos formatos de edición para las revistas científicas y su supervivencia en este mundo de macroeditoriales. Y poníamos el centro de atención en dar respuesta a las 5 preguntas clave: ¿publicación en papel o electrónica?, ¿publicación en inglés o en español?, ¿publicación primaria o secundaria?, ¿publicación tradicional u Open Acess? y ¿publicación de revistas 1.0 ó 2.0?. Y con este complejo mundo de la edición de revistas, las pequeñas editoriales sobreviven con dificultad.
Partimos de un hecho comprobado hace tiempo, y es que tres áreas de la ciencia en español estaban hipertrofiadas de revistas biomédicas: estas eran la Odontología, la Psiquiatría y la Pediatría. En este tiempo, por ejemplo, de mis casi 700 publicaciones científicas, en el área de revistas pediátricas españoles pude publicar los siguientes artículos en muy diversos foros, allí donde iniciamos campos de investigación como la bibliometría y cienciometría, la medicina basada en la evidencia, o volcamos artículos de lineas de trabajo como la dismorfología, asfixia perinatal o bronquiolitis:
- Acta Pediátrica Española (Acta Pediatr Esp.): 92 artículos
- Anales Españoles de Pediatría (An Esp Pediatr.) y luego Anales de Pediatría (An Pediatr (Barc).): 132 artículos
- Anales de Pediatría Continuada (An Pediatr Contin.): 2 artículos
- Archivos de Pediatría (Arch Pediatr.): 11 artículos
- Boletines sociedades regionales: 11 artículos
- Evidencias en Pediatría (Evid Pediatr.): 117 artículos
- Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria (FAPap.): 1 artículo
- Pediatría Integral (Pediatr Integral.): 22 artículos
- Pediatría Rural y Extrahospitalaria: 1 artículos
- Pediatrika: 24 artículos
- Revista Española de Pediatría (Res Esp Pediatr.), ahora Revista Española de Pediatría Clínica e Investigación: 48 artículos
- Revista de Pediatría de Atención Primaria (Rev Pediatr Aten Primaria.): 41 artículos
Pues bien, muchas de esas revistas ya no están con nosotros. Y la última noticia la hemos tenido hace poco con la apreciada revista Acta Pediátrica Española y lo leemos en su web: "Tras 77 años ininterrumpidos de cita con sus lectores, la revista Acta Pediátrica Española va a suspender su publicación a partir de abril de 2020. Mayo, empresa editora de la histórica cabecera, se ha visto obligada a tomar esta medida por razones estrictamente económicas derivadas de la caída de los ingresos publicitarios". De hecho, muchas editoriales sobreviven con iniciativas asociadas a los congresos o formación on line, y con ello logran soportar con más dificultad que alegrías la publicación bimensual o trimestral de la revista (la publicación mensual es casi una excepción).
¿Cuál es el panorama actual de la publicación de revistas pediátricas españolas?, ¿cuáles perviven por selección natural o sobrenatural?
- Anales de Pediatría, sin duda, como líder. Es importante tener al menos una revista importante en cada especialidad y cada país y ese papel lo cubre la revista oficial de la Asociación Española de Pediatría, actualmente con un factor de impacto de 1,166 y ya en tercer cuartil. Su publicación en bilingüe (español e inglés) y su edición on line han contribuido a ello, pero con la importante base de una progresiva mayor calidad en el proceso editorial y de revisión de artículos.
- Con la desaparición de Acta Pediátrica Española, solo resta un par de revistas que pueden aceptar artículos originales, esencia de nuestra publicación biomédica, y allí donde podemos redirigir el cada vez mayor número de artículos rechazados en Anales de Pediatría. Y ello no indica que sean malos artículos, simplemente que no han sido seleccionados en una revista con criterios cada vez más estrictos: esencia para seguir creciendo en visibilidad, difusión, citación y, por tanto, en factor de impacto. Estas revistas son Revista Española de Pediatría (con baja difusión porque su edición on line es bastante precaria, pues realmente es la revista en PDF) y Revista de Pediatría de Atención Primaria (enfocada principalmente a la investigación en Atención Primaria).
- Dos revistas siguen adelante en relación con la formación médica continuada, dos revistas vinculadas a las dos sociedades de pediatría de Atención Primaria: Pediatría Integral asociada a SEPEAP y FAPap asociada a AEPap.
- Y una revista que creamos hace 15 años de forma exclusivamente on line vinculada con el Comité de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia: la revista secundaria Evidencias en Pediatría, dedicado a realizar principalmente artículos valorados críticamente.
- Y se mantienen algunos Boletines asociados a algunas Sociedades regionales de Pediatría, algunas con cierta vitalidad (como el Boletín de Pediatría de la SCCALP), pero otras prácticamente vinculadas a las reuniones anuales.
Por tanto, no creo que haya cambiado la premisa de que hay que comenzar a publicar en español para aprender ese camino y acabar publicando en revistas de impacto científico. En España la única revista pediátrica que cumple ese perfil de estar situado en Science Citation Index es Anales de Pediatría. A partir de ahí hay que comenzar a pensar en el proceloso mundo de publicar en inglés en revistas internacionales, esfuerzo que vale la pena... pero que puede ser osado intentarlo sin entrenamiento en esta lides y sin aprender antes en foros más sencillos. Y las revistas pediátricas españolas que aceptan originales son importantes para este fin... y cada vez son menos.
Porque en España hay alrededor de 1700 Residentes de Pediatría en formación (en sus cuatro años) y la realidad es que cada vez tendrán menos revistas pediátricas en España donde forjarse y formarse en la publicación de artículos originales, esencia del formato escrito de toda investigación. Es cierto que el menos es más también es válido en la publicación biomédica: necesitamos menos revistas y de más calidad, pero al menos un número mínimo de revistas será necesario. Y el futuro apunta a que no será fácil mantener estas revistas y el futuro de la publicación biomédica pediátrica en español está por escribir (y todo apunta a que se escribirá en inglés, pero no en español).
Termino con el pensamiento de Albert Einstein: “Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor, después todo el amor pertenece a los pensamientos”. Así debe ser el camino de la investigación y la publicación biomédica, un camino de aprendizaje que solo nos hace mejores clínicos y mejores personas. Gracias a todas las revistas pediátricas españolas que nos ayudaron en ese camino...
Es una lástima que España se quede basicamente con solo dos revistas donde se publiquen articulos sobre temas de Pediatría, fuera de la de atención primaria. Si bien es cierto que la cantidad casi siempre va en detrimento de la calidad, realmente dos revistas es demasiado poco. Y sí, soy de los que apostan por las publicaciones en español.
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