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sábado, 4 de abril de 2020

Cine y Pediatría (534). “Half Nelson”, la lucha libre frente a la adicción


Se suele decir que dos cabezas piensan mejor que una, y la mayoría de las veces es cierto. Un buen ejemplo es el cine y, aunque el trabajo del director suele hacerse en solitario, existen cineastas que prefieren trabajar en dúo y que han tenido carreras exitosas gracias a sus “matrimonios creativos”, algunos de carácter familiar y otros no. Algunos ejemplos son los hermanos Dardenne, Jean-Pierre y Luc (Rosetta, 1999; El hijo, 2002; El niño, 2005; El niño de la bicicleta, 2011), los hermanos Coen, Joel y Ethan (Arizona Baby, 1987; Fargo, 1996; El gran Lebowski, 1998; No es país para viejos, 2007), las hermanas Wachowsky, Lana y Lilly (Lazos ardientes, 1996; la trilogía Matrix, 1999 y 2003; Speed Racer, 2008), los hermanos Duplass, Mark y Jay (The Puffy Chair, 2005; Cyrus, 2010; Jeff y los suyos, 2011), Jonathan Dayton y Valerie Faris (Pequeña Miss Sunshine, 2006; Ruby Sparks, 2012; La batalla de los sexos, 2017), Phil Lord y Chris Miller (Lluvia de albóndigas, 2009; Comando especial, 2012; Infiltrados en clase, 2012), Shari Springer Berman y Robert Pulcini (Amerian Splendor, 2003; Diario de una niñera, 2007; Casi perfecta, 2012), Glenn Ficarra y John Requa (Phillip Morris ¡Te quiero!, 2009; Crazy, Stupid, Love, 2011; Focus, 2015), y también la pareja Ryan Fleck y Anna Boden, una pareja laboral que continuó siendo una pareja sentimental. 

De esta dupla última vamos a hablar, donde Ryan actúa como director y escritor y Anna habitualmente como escritora y productora. Una dupla asociada al mundo indie y que se desvelaron con Half Nelson como una de las voces más frescas y sorprendentes del cine independiente de los Estados Unidos. Quizás luego no han tenido la continuidad que merecería un debut así, con Sugar: carrera tras un sueño, 2008 o La última apuesta, 2015, si bien ellos ya forman parte de Cine y Pediatría con la original película del año 2010, Una historia casi divertida

Pero hoy regresamos a su ópera prima, Half Nelson (Ryan Fleck, 2006), la historia de la peculiar personalidad y doble vida de Dan Dunne (Ryan Gosling, nominado al Oscar por su interpretación), un no demasiado carismático profesor de Historia en un instituto de Brooklyn: por el día el prototípico profesor de un instituto marginal que intenta cambiar la vida de sus alumnos y por la noche un noctámbulo aficionado al alcohol y las drogas. Un ser solitario que no es capaz de cambiar su vida, y así le llega a decir su ex pareja: “Algunos cambian. Algunos cambian de verdad”. Y aunque él les dice a sus alumnos, “Siempre estamos cambiando. Pero es importante saber que algunos cambios no los controlas, pero otros sí”, no predica con el ejemplo. 

Y se establece un triángulo entre él, su alumna adolescente de 13 años y familia conflictiva, Drey (Shareeka Epps), quien descubrirá a su profesor tomando drogas en los lavabos (y le llega a preguntar: “¿Cómo es cuándo fuma eso?”) y Frank (Anthony Mackie), un camello que era el amigo del hermano de Drey antes de que éste acabará en la cárcel por no delatarle. Y Frank le llega a decir a Drey sobre su profesor: “Es un adicto al crack. Y los adictos al crack no tienen amigos". 

Una película que adquiere un cierto parecido a Descubriendo a Forrester (Gus Van Sant, 2000), algo por su historia (la relación entre el intelectual solitario y la criatura de la calle) y algo por el tono intimista y sosegado, si bien aquí nuestro profesor es un desenganchado de la realidad y enganchado a todo lo demás. Porque en el argot de la lucha libre un “Half Nelson” es una llave inmovilizante de la que es imposible librarse. Y quizás este título sirve de metáfora para indicarnos esa lucha libre que mantiene nuestro protagonista con su vida y con las drogas. Y sirva el final de la película, con ese plano final de Ryan Gosling y Shareeka Epps sentados en el sofá, y que algunos lo asemejan a la versión juvenil del inolvidable cierre de Fat City (John Huston, 1972). 

En Cine y Pediatría ya es un clásico las películas que en su guión reúne adolescentes (generalmente problemáticos y desmotivados, reflejo de familias y circunstancias difíciles), centros educativos (principalmente institutos de entornos sociales complicados o peculiares) y profesores coraje (que rompen el esquema habitual del resto de sus compañeros docentes). Tenemos ejemplos paradigmáticos como Mentes peligrosas (John N. Smith, 1995), Déjate llevar (Liz Friedlander, 2006), Diarios de la calle (Richard LaGravenese, 2007), La clase (Laurent Cantet, 2008), El profesor (Tony Caye, 2012) o La profesora de historia (Marie-Castille Mention-Schaar, 2014) Y hoy a esta serie se suma Half Nelson, pero en este caso tanto alumnos como profesor son problemáticos, aunque el profesor llegue a confesar de sus alumnos: "A veces creo que son lo único que me mantiene cuerdo". Y en esta lucha libre tan peculiar de la vida nos introduce en su ópera prima esta dupla de directores, Ryan Fleck y Anna Boden.

 

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