El triángulo formado por tabaquismo, adolescencia y cine desarrolla una peligrosa amistad, una “violencia tabáquica” sobre la que no podemos desviar nuestra atención como pediatras. Las relaciones económicas entre la industria tabaquera y la industria cinematográfica permiten un marketing encubierto, complejo, omnipresente, difícil de evidenciar y más de denunciar, con modalidades como la publicidad por emplazamiento y el posicionamiento de marca.
Y estos tres protagonistas son esenciales para el making of (así se hizo) de este artículo que hoy compartimos y que hemos titulado “Cine y tabaco, el comienzo de una polémica amistad para el adolescente, recientemente publicado en Revista de Pediatría de Atención Primaria y que podéis leer íntegramente en este enlace o en el archivo adjunto al final del post.
La relación cine, tabaco y adolescencia se fundamenta en base a estas cinco premisas evidentes y ampliamente demostradas:
1) El consumo de tabaco es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte en España. Fumar es, además, una causa conocida de cáncer, enfermedad cardiovascular, EPOC y complicaciones del embarazo, entre otros más de 25 problemas de salud asociados a este hábito.
2) Los adolescentes y jóvenes consumen tabaco y otras drogas, y cada vez más. La encuesta sobre consumo de drogas en España (EDADES 1995-2017 – Plan Nacional sobre Drogas 2018) 6 arroja unas cifras de consumo de tabaco diario en población > 18 años de un 34%. Y la edad media de inicio del consumo de tabaco se sitúa entre 16,4 y 16,7 años desde el año 1995, sin apenas mejoría.
3) Los medios audiovisuales forman parte de nuestra vida, especialmente el cine y las series de televisión. Y esa realidad es especialmente patente en la infancia y adolescencia, generación de verdaderos screenagers, neologismo formado por las palabras en inglés “screen” (pantalla) y “teenagers” (adolescente) para describir a la infancia y adolescencia criada y formada en una cultura mediada por las pantallas del ordenador, de la televisión y del cine.
4) Las películas promocionan de forma eficaz el tabaquismo. Porque para la industria tabacalera el cine brinda una oportunidad de transformar un producto letal en un símbolo de estatus o en una señal de independencia. El solo hecho de visualizar el paquete de tabaco, inhalar o exhalar el humo, beber y fumar, asociar frases en momentos principales de una película o una serie, o que actores y actrices favoritos en el papel de héroes o protagonistas fumen es estímulo suficiente para incitar a los jóvenes y a los fumadores al consumo, mantener la adicción, incrementarla y retrasar el abandono del tabaco o, incluso, provocar recaídas en los abstinentes. De hecho, la presencia del tabaco en las películas aumenta cuando se restringe la publicidad tradicional, pero las instancias normativas rara vez han tenido esto en cuenta. Porque en España, por ejemplo, la publicidad explícita del tabaco está prohibida desde el año 2005, pero no hay legislación sobre la violencia tabáquica presente de forma constante y manifiesta en el cine, series de televisión, comics, videojuegos o internet con sus influencers y grupos de presión thinks tanks, contratados por la propia industria del tabaco.
5) Son numerosos - y desde numerosos países - los estudios científicos que dejan indicios probatorios de la relación entre la presencia del tabaquismo en el cine (y otros medios audiovisuales) y el incremento de consumo de tabaco por parte de los adolescentes. Y, de forma inversa, se constata el paralelismo entre la disminución a largo plazo del tabaquismo en la pantalla y la disminución de la proporción de adolescentes que fuman.
Se aprende a fumar, entre otras causas, con las películas y series de televisión y ello oscila desde el predominante cine con tabaco a lo largo de su historia, al escaso cine contra el tabaco, pasando por aquellas películas que tienen el tabaco como leitmotiv. Y así lo repasamos:
a) Cine con tabaco: revisando por décadas desde 1930 hasta nuestros días, desde el cine en blanco y negro al cine de color. Un repaso a míticas películas y estrellas de Hollywood y de otros países donde el cigarrillo y el humo ha sido un omnipresente compañero.
b) Cine contra el tabaco: El dilema (Michael Mann, 1999), El jurado (Gary Fleder, 2003), Gracias por fumar (Jason Reitman, 2005), y varias películas documentales.
c) Cine con la excusa del tabaco: La ruta del tabaco (John Ford, 1941), El rey del tabaco (Michael Curtiz, 1950), Smoking/No Smoking (Alain Resnais, 1993), Smoke (Wayne Wang, 1995), Coffee & Cigarettes (Jim Jarmusch, 2003).
Hay que tener en cuenta que al inicio del tabaquismo, seducir y atraer es lo que importa y de esto se encarga en ocasiones los medios audiovisuales del entretenimiento; luego, la nicotina rubrica el enlace que en muchas ocasiones llega “hasta que la muerte los separe”.
Por ello, son numerosas las instituciones (comenzando con la OMS y la OPS) y grupos de trabajo que abogan por pasar de la evidencia a la acción en las normas y legislación de las películas sin tabaco, como una medida de salud pública. También nuestro grupo de trabajo, y como colofón del II Curso Nacional de Tabaquismo en Pediatría realizado el año 2019, hemos elaborado el Documento de compromiso para mejorar el control del tabaquismo en medios audiovisuales, documento que ya compartimos en su momento y en el que volvemos insistir.
El siglo XXI debe caminar hacia un séptimo arte “sin malos humos”. Y todo recurso es válido, desde las políticas gubernamentales y políticas sanitarias en primer término, a cualquier otra medida de apoyo y concienciación ciudadana frente a esta práctica.
Por ello, este artículo es más que un artículo. Es una denuncia para actuar…
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