lunes, 9 de agosto de 2021

Actualización de la propuesta de la AEP en relación a la apertura gradual de las áreas de educación infanto-juvenil


Desde el inicio de la pandemia COVID-19 son varias las entradas en este blog hablando del tema sobre infección por coronavirus y regreso a las escuelas en España. Contenidos que proceden de sendas ponencias realizadas en diferentes congresos y reuniones en varios estados de México, allí donde el regreso a las escuelas sigue siendo una lejana normalidad. Revisar estos post de noviembre de 2020 y marzo de 2021.  

Y hoy regresamos recordando el documento que la Asociación Española de Pediatría (AEP) compartió en mayo de 2021 y que es una actualización de documentos previos (y que será actualizada a medida que surjan nuevas y mejores pruebas científicas al respecto). Con la experiencia adquirida en el curso 2020-21, que según un informe de la OCDE, “España ha sido de los escasos países europeos que han mantenido los centros escolares abiertos de forma ininterrumpida desde septiembre, con el beneficio que eso supone para los niños a nivel físico, social, mental y educativo”, cabe decir que la organización de este tema ha sido un modelo de éxito y nos hemos convertido en un modelo a seguir para el resto de países. 

La revisión meticulosa de los datos en las escuelas ha demostrado una serie de datos que son lecciones aprendidas para el futuro: 
- La implementación de las medidas de prevención ha sido ejemplar, por niños y familias, su seguimiento muy alto, y el compromiso y cumplimiento de los profesionales en las escuelas ha sido encomiable. 
- Los alumnos - incluidos los más pequeños - han tolerado bien el uso continuado de mascarilla y otras medidas de prevención, sin duda, porque se les ha hecho partícipes. 
- Los brotes originados en las escuelas han sido escasos, y los eventos de “superpropagación” entre niños extraordinariamente infrecuentes. 
- Durante el año escolar 2020-21, la media habitual de grupos burbuja confinados en cualquier semana no ha superado por norma general el 1-2%. 
- El porcentaje de alumnos o de docentes infectados en cualquier semana, considerando el total de alumnos o maestros, no ha superado tampoco el 1%, estando cercano al 0.5% la mayor parte del tiempo. 
- La R*; es decir “el número de reproducción calculado para la escuela”, ha sido cercano a 0.3 en los alumnos de primaria y alrededor del doble (~0.6) en los de secundaria, confirmando la menor infecciosidad de los niños en general, y el ligero mayor potencial infeccioso de adolescentes frente a los niños pequeños. 
- Se ha podido demostrar que la mayoría de las infecciones detectadas en las escuelas provenían del entorno domiciliar de los alumnos, y no tanto de transmisión en la propia escuela. 
- Las estrategias de trazabilidad y aislamiento dentro de los grupos burbuja han funcionado de forma ágil, y han permitido poder dirigir las restricciones a los grupos burbuja afectados, no teniendo que aislar la totalidad de la escuela. 
- Muy pocas escuelas han tenido que cerrar completamente por sospecha de transmisión intra-escuela. 
- Mantener las escuelas abiertas no ha amplificado en ningún momento la transmisión comunitaria, ni siquiera durante el pico de transmisión observado en la tercera ola (enero 2021). 

Según estas grandes y positivas enseñanzas, el documento adjunto sirve de guía para afrontar el próximo curso escolar 2021-22. Vaya por delante este trabajo bien hecho durante el pasado curso escolar (gracias a la implicación de docentes, sanitarios, familias y la propia sociedad) y que seguro que será el prolegómeno de una buena organización para el curso que viene, y donde el tema de la vacunación seguro que implicará futuras nuevas recomendaciones.

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