Todas las vacunas implican ingente literatura científica a su alrededor, pero también marcada polémica asociada. Es casi una máxima que se repite con el tiempo y con cada vacuna. Y es posible que sea el producto farmacéutico con más debate a su alrededor. Y en ese debate, la cúspide de literatura científica y de polémica asociada suele ser para la vacuna antigripal.
Pero es que la gripe es el prototipo de incoherencia sociosanitaria, pues de tan presente (acude puntualmente cada año) se le ha ido perdiendo el respeto. Y se nos ha olvidado que es la enfermedad infectocontagiosa que más muertes ha ocasionado en el mundo a lo largo del tiempo. Solo la suma de las pandemias de gripe española (1918-20) con 50 millones de fallecidos, la gripe asiática (1957) con 2 millones de fallecidos, la gripe de Hong Kong (1968) con 1 millón de fallecidos y la gripe A (2009) con 150.000 fallecidos, habla de su importancia. Y a ello habría que sumas los muy numerosos fallecimientos que ha ocasionado cada año en cada brote epidémico de los inviernos. Pero quizás no somos conscientes, pues no se cuentan una a una en los telediarios como ha ocurrido con la pandemia COVID-19. Y por comparación baste recordar que en estos 21 meses desde la aparición del SARS-CoV-2 se llevan contabilizados 4,3 millones de muertes en todo el mundo. Vale la pena comparar y reflexionar sobre ello.
Pues bien, ante la gripe - y previo a la pandemia que ahora nos asola - estaban muy claras las recomendaciones de la vacunación antigripal en la población. Pero la realidad era bien diferentes respecto al porcentaje de los que recibían la aconsejada vacuna: < 40% de los profesionales sanitarios, < 40% de los pacientes con enfermedades crónicas de riesgo para la gripe, < 10% de las mujeres gestantes.
Fue en la Jornada de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) 2012 cuando el Comité Asesor de Vacunas (CAV) me solicitó, como miembro del Grupo de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia, que pudiera revisar un tema polémico: "Vacunación universal antigripal en pediatría, ¿sí o no?". De las conclusiones de esa ponencia y cofirmado por miembros del CAV se publicó en Anales de Pediatría un artículo con el mismo título y con las siguientes conclusiones:
“En base a estos resultados, es posible ofrecer las siguientes recomendaciones:
a) Recomendaciones para la práctica clínica: la vacuna antigripal en la infancia tiene una adecuada relación entre beneficios, costes y riesgos. En todas las revisiones sistemáticas la vacuna antigripal es eficaz y efectiva en pediatría y, concretando con TIV, la eficacia oscila entre 58 y 65% y efectividad entre 28 y 61%. La eficacia y efectividad aumentan con edad y hay escasos estudios para permitir adecuada evidencia en < 2 años.
b) Recomendaciones para la investigación: se plantean algunas futuras líneas de trabajo.
- Se precisan más y mejores ECA sobre vacunas antigripales (principalmente con TIV) en lactantes de 6 a 23 meses.
- Se debe seguir investigando en conseguir mejores vacunas antigripales (con mejor eficacia, efectividad e inmunogenicidad), mediante la adicción de adyuvantes (MF59, AS03), mayores dosis (0,5 ml) entre 6 y 23 meses y estudiar más la vacuna LAIV entre 6 y 23 meses.
- Se debe seguir investigando en vacunas antigripales tetravalentes (con dos influenza A y dos influenza B) y cuya potencia inmunógena mejore para no ser precise la vacunación en todas las estaciones (sino que se realice cada dos estaciones, sin perder protección en la estación que no se vacuna).
- Mejorar la predicción de las cepas vacunales responsables del brote epidémico.
La reflexión final que subyace a esta revisión y a estos datos: ¿cuánta evidencia científica más es necesaria para abogar por la vacunación universal de la gripe en la infancia en España?”
Y esta pregunta venía a colación, pues había ya países donde la vacunación era universal en la edad pediátrica (a partir de los 6 meses) en aquel año 2013 en que se publicó el artículo, a la cabeza Estados Unidos con un programa de vacunación universal en la edad pediátrica desde el año 2008. Y en la actualidad 69 países (una tercera parte de los del mundo) tienen un programa de vacunación sistemática antigripal anual en la infancia.
La semana pasada fue noticia las actuales recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas de la AEP frente a la epidemia de la gripe 2021-22 y que son:
"- Todos los niños entre 6 y 59 meses.
- Grupos de riesgo: niños a partir de los 5 años de edad y adolescentes en determinadas situaciones o con enfermedades de base que supongan un riesgo aumentado de padecer complicaciones de la gripe.
- Personas a partir de los 5 años que convivan con pacientes de riesgo.
- Personas que conviven con menores de 6 meses.
- Todos los profesionales sanitarios.
- Embarazadas, tanto para su propia protección como para la de su futuro hijo, en cualquier momento del embarazo.
El CAV-AEP considera que la vacunación antigripal de los niños mayores de 6 meses, no incluidos en grupos de riesgo es una medida recomendable por cuanto esta práctica preventiva proporciona al niño protección individual y favorece la protección familiar y comunitaria”.
En este enlace se puede revisar el documento resumido del CAV-AEP y en este otro enlace el documento completo (de 45 páginas) que lo sustenta.
Por tanto, bienvenidas estas recomendaciones, con lo que España se viene a sumar a todos aquellos países que llevan más de una década aplicándolas. Porque más vale tarde que nunca. En mi caso llevo más de una década proponiendo una vacunación universal en la infancia, y mis pacientes pueden dar buena fe de ello. Y ahora recuerdo el post de hace una semana, respecto a los probióticos en la enterocolitis necrotizante, donde lo subtitulaba como la prisa mata, pero la pachorra remata. Que no se repita con este tema…