Se denomina techo de cristal a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales y es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres.
El concepto del techo de cristal es que la mujer ve el cielo y casi lo alcanza, pero no lo puede tocar, porque hay un techo que se lo impide; se está a un paso, pero no se llega. Y este techo impide a las mujeres pasar a un nivel mayor y tiene que ver con fenómenos de las mismas empresas y con la repartición del poder. También ocurre en medicina y sanidad, de forma que, aunque se ha avanzado mucho, las mujeres ascienden hasta cierto nivel, pero los directivos, jefes de servicio o catedráticos de universidad suelen ser mayoritariamente hombres y esto tiene varias causas: 1) que la propia empresa no les da responsabilidades mayores con el pretexto de ser más emocionales, o porque tienen hijos y anteponen la familia o el matrimonio o el hogar al trabajo; 2) que la propia mujer vive con culpa porque descuida áreas como la carga de no contribuir a la estabilidad emocional de los hijos, o descuidar la pareja o, incluso, que pueda tener mayor sueldo que el marido, preocupaciones que nunca pasan por los hombres.
Y el techo de cristal también afecta a la ciencia, como se constata en los Premios Nacionales de Investigación de España, en los Premios Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología o en la propia Universidad española, tal como comentamos en este mismo blog hace años.
Y aunque la especialidad de Pediatría es un área con predominio de mujeres (posiblemente a la cabeza de las especialidades médicas, con una proporción que puede superar el 75% de los equipos), el techo de cristal se mantiene. Y desde nuestro equipo de estudios cienciométricos, hemos analizado las desigualdades de género en los consejos editoriales de las revistas pediátricas indexadas en Journal Citation Report, donde se confirma todo lo anterior.
Os dejamos abajo el artículo, publicado recientemente en Pediatric Research, y aquí el resumen estructurado.
BACKGROUND: The presence of women in decision-making positions, such as on editorial committees of biomedical journals, is not the same as that of men. This paper analyzes the gender composition of editorial committees (EBMs) and editors-in-chief (ECs) positions of pediatric journals.
METHODS: The gender of EBMs and ECs of 125 journals classified in the pediatrics area of the Journal Citation Report (JCR) was analyzed. The following indicators were calculated: gender distribution of ECs and EBMs by journal, publisher, subject speciality, country, quartile of the journal in JCR and country of affiliation of the members.
RESULTS: The total number of EBMs was 4242. The distribution by sex of the ECs was 19.44% women and 80.56% men, while that of the EBMs were 33.05% women and 66.95% men. Twenty journals exhibited a greater representation of women than of men, and in four there was parity. Journals with greater participation of women specialized in nursing and physical therapy and were related to nutrition (lactation and breastfeeding).
CONCLUSIONS: Only one-fifth of ECs and one-third of EBMs are females. Women’s participation is higher in journals related to nursing, physical and occupational therapy, and nutrition. The United States has the highest number of EBMs, followed by the European Union.
Está claro que estos resultados refuerzan nuestros comentarios previos. Y al igual que la inteligencia no piensa en inglés (y deja de pensar en español), menos aún cabe pensar que estas capacidades tienen diferencias entre hombres y mujeres. Porque si solo una quinta parte de los/as directores/as editoriales de las revistas científicas pediátricas son mujeres y solo una tercera parte de los comités editoriales, esta desproporción se hace mucho mayor al ponderarlo con el número de mujeres y hombres que trabajan en la especialidad de Pediatría.
Y aunque se ha mejorado en estos aspectos, queda mucho trabajo por hacer. Y mucho techo de cristal por romper.
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