Cuando nace un recién nacido prematuro es posible que los padres vuelquen su atención y cuidados sobre él. En el caso de que el nacimiento sea el de un gran prematuro (menor de 28 semanas de gestación y/o menor de 1500 gramos) es posible que el ingreso sea de 2-3 meses (o incluso superior).
En esta situación, los padres de los niños prematuros suman a la angustia y el temor por la internación, la tristeza de separarse de sus otros hijos por tiempos prolongados. Una dura sensación que describen como la obligación de “elegir”, al tener que cuidar al más pequeño y vulnerable, dejando al resto de hijos a cargo de familiares. Para los hermanos se agrega a la distancia física de sus padres, la incomprensión de la situación actual, el cambio de conducta de los adultos a los que estaban acostumbrados, lo que implica que, a veces, hasta es necesario mudarse a casa de tíos o abuelos.
Muchos padres dudan en un comienzo si la visita de los otros hijos al hermano internado mientras requiere cuidados especiales es conveniente. Sin embargo, la experiencia institucional en el trabajo con familias ha demostrado que toda vez que el hermano recibe información adecuada a su edad y madurez, conocer el lugar donde su hermano y su madre pasan la mayor parte del tiempo tiene un efecto de alivio a la vez que facilita la comprensión de la situación de internación. Los niños y adolescentes tienen de este modo la posibilidad de ubicar espacial e imaginariamente a su hermano recién nacido y el contexto en el que debe permanecer. Estas visitas les permiten constatar que el hermano existe, sus características clínicas, le pueden adjudicar nombre, aprecian sus movimientos y miradas, y van así procesando el impacto de lo inesperado.
Es muy importante atender y saber atender a los hermanos de un niño prematuro. Y no cabe olvidarse de ellos. Y recordarlo es importante y ayudar a ello, también. Y, es por ello, que Fundación NeNe (con Fundación Triodos) acaba de publicar el cuento “Mi hermanito: el niño que nació antes de tiempo”. Porque los cuentos tienen un poder que va más allá del mero entretenimiento. Son maneras de introducir en la mente y en el alma, especialmente de los niños/as, informaciones de manera sutil que les impregnan y acompañan, y que por tanto pueden ayudarles en momentos clave de sus vidas.
De una forma sencilla y clara, hay que explicarles que está ocurriendo en sus vidas, quitarles el miedo y el temor de no tener tan cerca a sus padres como siempre. Por eso, desde la Fundación NeNe se quiere repartir estos cuentos entre las familias que se encuentran en esta situación, y contribuir, así, a ayudarlas.
Y para que ello sea posible se ha iniciado una campaña de crowdfunding (micromecenazgo) desde Fundación NeNe para poder imprimir 3.000 ejemplares y distribuir sin coste el cuento, y llegar a muchas más familias. En este enlace, más información y la posibilidad de colaborar en este proyecto, un proyecto liderado por dos grandes amigos y mejores neonatólogos, los Dres. Alfredo García-Alix y Juan Arnáez.
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