Se denomina como síndrome de Munchausen por poderes a una grave forma de abuso infantil con altas tasas de recidiva y elevada mortalidad, cuya autoría procede de una persona que se ocupa del cuidado del niño maltratado. Este síndrome fue descrito en 1955 por Richard Asher, que lo denominó así en honor al Baron Von Munchausen, el gran narrador de historias inventadas. Hay varias películas que se han enfrentado a este peculiar personaje, desde la película francesa dirigida en 1911 por George Méliès, hasta la película estadounidense filmada en 1988 por Terry Gillian, pasando por el film polaco dirigido en el año en 1962 por Karel Zeman.
En el síndrome de Munchausen por poderes los perpetradores, en la mayoría de los casos, son las madres y muchas poseen conocimientos sanitarios (son enfermeras, ayudantes de clínica o cuidan niños). Este perpetrador hace que parezca que el niño está enfermo, simulando que tiene síntomas o provocándoselos, con el fin de que sea ingresado y sometido a procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos. Indudablemente son personas con alteraciones psicológicas o psiquiátricas, así como trastornos de la personalidad. A diferencia de otros tipos de abusos, los causantes no obtienen en este síndrome ningún tipo de ganancia o beneficio, a no ser psicológico. En cuanto a las víctimas, principalmente menores de 5 años (pero puede ocurrir a cualquier edad en la infancia y adolescencia), presentan síntomas atípicos o que no encajan con enfermedades conocidas, y cuya sospecha a veces se retrasa en el tiempo y siempre es complicada (cuando no demasiado tardía).
Y esta peculiar forma de abuso infantil no es de extrañar que forme parte del guion de diferentes historias. Este es un tema ya publicado en el año 2005 en Revista Medicina y Cine. A partir de este artículo y de la revisión posterior, se enumeran algunas películas sobre el síndrome de Munchausen, algunas de las cuales son relevantes (donde esta entidad es tratada en alguna escena) y otras argumentales (donde esta entidad es el centro de la historia).
Ejemplos de películas relevantes sobre el síndrome de Munchausen por poderes son:
- El sexto sentido (M. Night Shyamalan, 1999), ópera prima de su director y posiblemente la mejor (y más recordada), y donde esta entidad aparece como una corta e impactante escena, allí donde una cinta grabada en un entierro descubre el por qué de la muerte de la joven Kyra.
- Llamada perdida (Takashi Miike, 2003), una película de terror japonesa (que tuvo su remake estadounidense en el año 2008 dirigida por Eric Valette) donde se producen varias muertes de amigos relacionadas con una llamada perdida. El origen de estas muertes se orienta hacia una madre perpetradora de abusos en sus dos hijas, una de las cuales muere de una crisis asmática.
Ejemplos de películas argumentales sobre el síndrome de Munchausen por poderes son:
- A child´s cry for help (Sandro Stern, 1994), película realizada para la televisión que tiene como núcleo argumental el síndrome de Munchausen por poderes y que en español la podemos encontrar bajo los títulos implícitos de Un niño solicita ayuda o Cuidado intensivo. El papel se centra en la doctora Paula Spencer (Veronica Hamel), nueva directora médica de un hospital en Denver, y el particular caso de Eric, un niño que sufre un abdomen agudo atípico que, tras su intervención por posible apendicitis, se complica con inexplicables cuadros de bacteriemias. Eric es hijo de una abnegada viuda hija de médico y que han vivido con anterioridad en otros estados, una madre aparentemente ejemplar que no se separa de su hijo, pero sobre la que la doctora comienza a sospechar ante la anomalía de los acontecimientos médicos y donde tiene que aplicar la prueba de separación madre-hijo. El acontecer de los hechos, con buena documentación sanitaria, es paradigmática para conocer esta entidad, pues ya los créditos iniciales informan al espectador que el guion se basa en casos clínicos actuales.
Esta película constituye un magnífico documento a la hora de reflexionar sobre esta compleja y complicada entidad sanitaria, tan variada que, aunque el dúo víctima-agresor tiene grandes parecidos, nunca son iguales.
- Mamá te quiere (Aneesh Chaganty, 2020), una película que mezcla thriller y terror alrededor de una madre hiperprotectora, una hija afecta de parálisis cerebral infantil y el síndrome de Munchausen como conexión posterior. Una película dirigida por este director estadounidense de origen indico a quien ya conocimos con su película debut Searching (2013) y que ya ha sido tratada en Cine y Pediatría, un thriller sobre el secuestro de una hija narrado de forma muy especial a través de las nuevas tecnologías.
Todo comienza con la reanimación de un prematuro y la posterior visita de la madre a su hijo en la incubadora de Neonatología. Luego aparecen cinco definiciones de enfermedades y al final la palabra “Run” (que es el título original de la película). A continuación un salto temporal de 17 años y conocemos a esa madre, Diane (Sarah Paulson), que nos dice: “Si hay alguien por quien no preocuparse, es ella”. Y ella es su hija adolescente Chloe (Kiera Allen), afecta de lo que parece una parálisis cerebral infantil, anclada a su silla de ruedas y medicaciones varias para todos sus enfermedades (insulina, glucómetro, terapias inhalatorias, fisioterapia,…). Chloe espera una carta para ser admitida en la universidad.
Comienza un tour de forcé interpretativo entre madre e hija, Y las dudas de Chloe sobre su misteriosa madre son cada vez más evidentes y se centran en el medicamento trigoxin para su afección cardiaca. A partir de ahí descubre una cruda realidad pasada, que conviene no descubrir. De ahí que Diane le diga: “Todo lo que he hecho ha sido por ti”; pero la respuesta de Chloe es clara al conocer la realidad oculta: “No los has hecho por mí, lo has hecho por ti”. Y lo que es peor, conocemos que esta historia está inspirada en un hecho real.
Pero lo ocultos secretos de esa madre, nos dejan más inquietos con ese colofón, 7 años después, cuando Chloe visita en la cárcel a Diane y le dice: “Me alegro de verte, mamá. Pero tengo que marcharme. Te quiero mamá. Abre la boca”.
Un ejemplo real de que hay amores que matan. Y hay amores de madre muy particulares. Y algunos de esas relaciones tan particulares pueden llegar a formar parte del síndrome de Munchausen por poderes, un tipo de abuso en la infancia que hay que conocer y que cabe no olvidar. Desde luego los sanitarios no olvidamos los casos vividos.
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