Alrededor de la palabra profesor y sus declinaciones (profesora o profesores) ya hemos destacado en Cine y Pediatría diferentes títulos alrededor de la docencia en la infancia y adolescencia. Sirvan estos ejemplos: las películas estadounidenses, Profesor Holland (Stephen Herek, 1995), El profesor (Detachment) (Tony Kaye, 2011) y El profesor (Teacher) (Adam Dick, 2019); la película canadiense Profesor Lahzar (Philippe Falardeau, 2011), la francesa La profesora de Historia (Marie-Castille Mention-Schaar, 2014) y la israelíta La profesora de parvulario (Nadav Lapid, 2014) (y que tiene su versión estadounidense, con el mismo título dirigida por Sara Colangelo en 2018).
Películas alrededor de la docencia donde siempre aparece un centro educativo, alumnos y profesorado como epicentro, más valores añadidos en cada una de ellas. Películas con distinto tono y de diferentes países, a las que hoy sumamos dos de enfoque muy diferente: una eslovaca (la primera película de esta nacionalidad en nuestro proyecto) y otra francesa (un país con una filmografía con especial sensibilidad en este tema).
La profesora (Jan Hrebejk, 2016) se nos presenta como un drama basado en hechos reales y que nos traslada a Bratislava en la década de los 80, que en ese momento no era la capital de Eslovaquia, sino una ciudad de la antigua República Socialista Checoeslovaca, un país dominado por el comunismo. Una película que no puede pasar desapercibida.
Centro educativo: colegio de los suburbios de Bratislava en el año 1983, años previos a la Revolución del Terciopelo en este país. Alumnado: chicos y chicas en la adolescencia precoz, procedentes de familias de clase trabajadora en aquel régimen. Profesora: María Drazdechova, (Zuzana Mauréry), profesora de ruso, eslovaco e historia que llega por primera vez a este centro y es la presidente del Partido Comunista en el colegio - a la que llaman camarada -, lo que aprovecha en su relación asimétrica con alumnos y padres.
Todo comienza por una reunión extraordinaria de los padres del aula de esta profesora, convocada por la propia directora del centro, quien ya expresa: “Seguramente me echen antes de que consigamos nada positivo. Pero después de lo sucedido, he decidido arriesgarme y dar el primer paso”. Y esa grave situación que se ha generado la vamos descubriendo a través de los diferentes flashbacks que nos narran la historia de varios alumnos y familias, situaciones injustas y vejatorias a las que la profesora somete a los alumnos Danka, Filip y Karol, entre otros. Porque lo primero que hace María Drazdechova al llegar a la clase es anotar en cuaderno en qué trabaja el padre y la madre de cada alumno, y esa información la usa en su beneficio y manipula a todos delante de los ojos impotentes del resto.
Y esta reunión de padres de alumnos evoluciona con cierta similitud a aquella otra de Doce hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957), y a medida que cada familia logra controlar el miedo y su silencio, aparece la verdad y estas palabras de la directora son recibidas con gran algarabía por los alumnos: “Como sabéis, la camarada Drazdechova estará un tiempo sin venir a trabajar”. Y en el colofón de la película se nos descubre lo qué ocurrió años después con Danka, Filip y Karol… y también con la profesora María Drazdechova. Y que el espectador desvelará al visionar la película.
Los profesores de Saint-Denis (Mehdi Idir, Grand Corps Malade, 2019) se nos presenta como una comedia dramática de ficción y que nos traslada a Paris en la actualidad, en la enésima película del cine francés enfocada al problema de la docencia y la educación. Su título original, La vie scolaire, no deja dudas.
Centro educativo: instituto de complicada reputación del conflictivo barrio parisino de Saint-Denis, un lugar que desde hace décadas está habitado en gran parte por inmigración musulmana - proveniente de las antiguas colonias - y latinoamericana; este barrio está de rabiosa actualidad, pues allí está situado el Stade de France, campo de fútbol donde se ha celebrado la última final de Champions 2022 que presentó graves altercados de orden público y organización y cuya causa esencial no fue debido a los aficionados del Liverpool o del Real Madrid. Alumnado: gran diversidad étnica, cultural y religiosa que provoca una tensión escolar latente, con ese reto continuado hacia sus profesores. Profesor: Samia Zibra (Zita Hanrot), una joven de 30 años de raíces argelinas y caribeñas, que llega como la nueva consejera y que tiene que convivir con un profesorado casi impotente, héroes cotidianos que luchan contra ese desmoralizante ambiente docente.
A lo largo de ese curso se establecen relaciones cruzadas entre el profesorado que acompaña a Samia, algunos con menos compromiso del que corresponde (“Se supone que aquí representas a adultos. Así que te pido que respectes a las mujeres, a los alumnos, a los padres de los alumnos, ¿está claro?"), llega a decir a un compañero), y a ese conjunto variopinto de alumnos (Amel, Kevin, Bintou, Cindy, Farid, Enzo, Issa, Lamine, Idrissa, Reda, etc.). Especial interés entre esa relación que Samia llega a tener con Yaris (Liam Pierron), ese alumno de 15 años con un gran parecido a Mbappé, incluido su chándal del PSG, donde ambos se guardan el secreto de tener un conocido en el mismo centro penitenciario.
La filmación de forma encadenada de la fiesta de profesores y alumnos es bastante significativa y muy original, mientras suena la canción “That Girl” de Red Rat. Más adelante, la canción “Samurai” de Shurk´n, rapero francés, es la que nos marca un punto de inflexión en nuestra historia, donde Yanis tiene que defenderse de ser expulsado y por ello argumenta lo siguiente: “Estamos en una ciudad, en un barrio, en un colegio de chusma, ¿y solo se les ocurre poner a todos esos locos juntos? ¿Ese es el proyecto para nosotros?”. Así como esa declaración del profesor de Matemáticas a Samia, a quien también le llega el desánimo: “Lo que intentamos es indicar a esos críos el mejor camino, que ya es mucho”.
Y con el inicio de un nuevo curso, bajo los acordes del “Pastime Paradise” de Stevie Wonder, la cámara sobrevuela sobre el barrio Saint-Denis, mientras son presentados los alumnos del Collège des Francs-Moisins y los actores. Y un in memoriam final.
Dos ejemplos cinematográficos - en uno donde una particular profesora domina con la hoz y el martillo su clase, en otro donde resulta difícil resituar la libertad, igualdad y fraternidad en esas aulas con tanto descontrol – para confirmar que profesora, profesor, profesores… se declina de diferentes maneras.
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