sábado, 24 de septiembre de 2022

Cine y Pediatría (663). “Reina de corazones” da una vuelta de tuerca al incesto en el cine

 


Las historias del cine que hablan sobre el incesto suelen ser polémicas y perturbadoras, complicadas de ver y sentir, y no dejan a nadie indiferente. La industria cinematográfica ha planteado la relación amorosa entre familiares desde diferentes puntos de vista, algunas como resultado de la imaginación de los guionistas, otras basadas en hechos reales (lo cual nos perturba más). He aquí algunos títulos que tratan el tema de forma directa. 

Los chicos terribles (Les enfants terribles) (Jean-Pierre Melville, Jean Cocteau, 1950), película francesa abrumadora en la que dos hermanos adolescentes, que alimentan una insana obsesión el uno por el otro, crean un mundo privado en la desordenada habitación que comparten. La intrusión del mundo exterior los llevará a una dramática situación. 

Lolita (Stanley Kubrick, 1962), icónica película basada en la novela de Vladimir Nabokov, donde Humbert Humbert (James Mason), un profesor cuarentón, llega New Hampshire y alquila una habitación en casa de la viuda Charlotte Haze (Shelley Winters), con quien se casa, pero no por amor a su esposa, sino por el objetivo de poder concretar su fantasía con Lolita (Sue Lyon). A esta clásica película en blanco y negro le llegó un remake en color dirigido por Adrian Lyne en 1997, y cuyos personajes principales fueron interpretados por Jeremy Irons, Melanie Griffith y Dominique Swain.  

El soplo al corazón (Louis Malle, 1971), uno de las películas clave en la filmografía de este director francés, donde el adolescente Laurent (Benoît Ferreux) llega a presentar una relación cada vez más íntima con su madre, Clara (Lea Massari), cuando ambos acuden a unas termas de descanso cuando a a éste se le diagnostica una fibrilación cardíaca. 

La luna (Bernardo Bertolucci, 1979), que funciona como una reinvención del complejo de Edipo, ese complejo conjunto de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Donde la famosa cantante de ópera Catherina Silveri (Jill Clayburgh), ahora viuda, tiene que dar un concierto en Italia y toma la decisión de llevarse consigo a su hijo Joe (Matthew Barry), decisión que le cambiará la vida por completo.

Tú me hiciste mujer (Beau-pére) (Bertrand Blier, 1981), polémica película del cine francés, basada en la novela homónima, sobre las relaciones de una joven "lolita" de 14 años (Ariel Besse) y su padrastro (Patrick Dewaere), tras la muerte accidental de la madre. 

Fuego en las alturas (Fredi M. Murer, 1985), alrededor de una familia que vive en una solitaria granja en medio de los Alpes suizos, y la particular relación entre Belly, una adolescente que quiere ser maestra y que enseña a su hermano Franzi, un chico sordo y algo retrasado en plena pubertad. 

Contra el viento (Francisco Periñán, 1990), narra la incestuosa relación de dos hermanos, Juan (Antonio Banderas) y Ana (Emma Suárez); y aunque el primero huye de esta relación a una desértica zona de Andalucía, Ana va tiempo después en su búsqueda para luchar por el que ha sido el único amor de su vida. 

Con mis ojos cerrados (Stephen Poliakoff, 1991), película británica en donde el natural afecto de una mujer por su hermano conduce a una relación incestuosa que amenaza con destruir su matrimonio. Una relación que transcurre en un mundo donde los valores morales parecen resquebrajados, y donde la aparición del sida pone al descubierto su fragilidad. 

La hermanita (Robert Jan Westdijk, 1995), film de los Países Bajos sobre el reencuentro de los hermanos Martijn y Daantje, quienes rememoran algo que les pasó cuando eran pequeños y que hace que su relación esté a punto de cambiar para siempre. 

Ma mère (Mi madre) (Christophe Honoré, 2004), drama psicológico francés donde Hélène (Isabelle Huppert), madre y femme fatale, no considera que desear a su propio hijo Pierre, de 17 años, sea un tabú, y ni tan siquiera ella lo llamaría incesto. Y donde Pierre descubre el sentido de las palabras éxtasis, vergüenza y respeto. 

La balada de Jack y Rose (Rebecca Miller, 2005), es la historia de los dos únicos supervivientes de una comuna situada en una isla, Jack (Daniel Day Lewis) y Rose (Camilla Belle), su hija de 17 años. Jack ha procurado proteger a su hija de las influencias del mundo exterior, pero el conflicto entre ambos comienza cuando Jack contrae una grave enfermedad y, al mismo tiempo, se produce el despertar sexual de Rose, quien también se enfrenta a la novia de su padre. 

Géminis (Albertina Carri, 2005), película argentina que versa sobre un caso de incesto entre dos jóvenes hermanos de clase alta burguesa, quienes viven en un entorno familiar disfuncional con un padre casi ausente y una madre tan posesiva como dominadora. La confusión general se incrementa cuando llega al hogar Ezequiel, el hijo mayor residente en Barcelona, para contraer matrimonio. En medio del estrés y del vértigo de los festejos, va creciendo la pasión incontrolable entre los dos hermanos menores. 

Savage Grace (Tom Kalin, 2007), basada en hechos reales alrededor de una de las dinastías norteamericanas más famosas de la historia reciente, y que centra la relación entre un joven homosexual con problemas mentales (Eddie Redmayne) y una madre que toma medidas desesperadas (Julianne Moore). 

Canino  (Yorgos Lanthimos, 2009), película griega distópica con una historia escalofriante sobre un matrimonio que mantiene encerrados durante toda su vida a sus dos hijas y su hijo, a los que no les permiten conocer la vida exterior y son engañados con ideas retorcidas, abusos y relaciones no decentes. Una dentellada alegórica sobre familias y totalitarismos.  

Daniel & Ana (Michel Franco, 2009), una dolorosa historia real mexicana en las que Daniel y Ana Torres, dos hermanos de 16 y 23 años que tienen una excelente relación, son víctimas de un secuestro en el que serán obligados a tener relaciones sexuales mientras los graban en vídeo. A partir de ese momento sus vidas cambian por completo. 

Vergüenza, ninguna (Filip Marczewski, 2012), drama de cine polaco que se desarrolla cuando Tadzik de 18 años, se va a la casa de su media hermana mayor Ankas, y salen a relucir sentimientos que van más allá de las normas aceptadas, así como la lucha por demostrarle su amor prohibido. 

That Lovely Girl (Keren Yedaya, 2014), drama israelí sobre la pareja formada por Moshe, de 50 años, y Tami, de 20, que mantienen una relación cruel y violenta de la que Tami no puede liberarse. Porque Tami y Moshe son padre e hija. 

Marguerite et Julien (Valérie Donzelli, 2015), basado en un hecho histórico real en el siglo XVII, donde Marguerite y Julien de Ravalet, hijos del señor de Tourlaville, fueron ejecutados en París por delitos de incesto y adulterio. La historia procede de la novela de Jean Gruault adaptada a los tiempos contemporáneos y en el que la directora logra una película intensa y emocionante. 

Homesick (Anne Sewitsky, 2015), drama psicológico noruego en el que Charlotte, de 27 años, se encuentra con su hermano Henrik, de 35 años, por primera vez, dos personas que no saben lo que es una familia normal y que comienzan un encuentro sin límites. 

Illegitimate (Adrian Sitaru, 2016), película rumana que versa sobre la relación sexual entre dos hermanos mellizos, Sasha y Romeo, hijos de un ginecólogo que delataba a las mujeres que abortaban durante la época comunista. Cuando Sasha se queda embarazada, todo se complica. 

Y algunas otras películas donde el tema del incesto aparece en algún momento de la trama argumental, como Las manos en los bolsillos (Marco Bellocchio, 1965), El lago azul (Randal Kleiser, 1980), La marca de la mariposa (Matt Cimber, 1982), El beso de la pantera (Paul Schrader, 1982), Carne de tu carne (Carlos Mayolo, 1983), Charlotte for Ever (Serge Gainsbourg, 1986), Flores en el ático (Jeffrey Bloom, 1987), Mi querida hermana (Nancy Meckler, 1994), Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003), El silencio (Jamie Babbit, 2006), Precious (Lee Daniels, 2009), Beautiful Kate (Rachel Ward, 2009), Womb (Benedek Fliegauf, 2010), Agosto (John Wells, 2013), La cumbre escarlata (Guillermo del Toro, 2015), entre otros.  

Y a este repaso, a buen seguro incompleto, sobre películas en relación al incesto, hoy se suma una reciente obra danesa del año 2019, Reina de corazones, dirigida por la directora May el-Toukhy (con raíces egipcias) de forma exquisita y narrada con hipnótica precisión, por lo que atrapa al espectador por mantener ese pulso entre lo incómodo, lo prohibido y lo atractivo. La película nos presenta a una familia modelo de clase alta, compuesta por Peter, un médico de alto prestigio, y Anne (destacada Trine Dyrholm, habitual en los mejores títulos de este país escandinavo), una abogada especializada en la defensa de menores, que tienen dos hijas gemelas preadolescentes (a las que leen al dormir “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”) y una vida perfecta. Pero un día, el padre se ve en la tesitura de recibir acoger en su casa al problemático hijo que tuvo de su anterior relación, el adolescente Gustav (Gustav Lindh), y que va a poner patas arriba a esa familia. Lo que nos cuenta quizás no es nuevo, pero la forma de presentar la historia y la tensión de las pulsiones quizás sí es lo que podemos destacar, y quizás fue uno de los méritos para alzarse con el Premio de Público en el Festival de Sundance de aquel año, y donde destacan dos mujeres: su directora y su actriz principal

Reina de corazones nos enfrenta al trágico mundo del incesto, aunque también encierra otros temas, abierta al debate y que permite al espectador hablar sobre ella. Porque no es baladí que Anne tenga un trabajo dirigido a la comunidad, concretamente defendiendo a menores que han sido abusados, algo que en realidad es sumamente retorcido con el transcurrir posterior de la historia. Es evidente que todo esto está realizado con unas intenciones críticas por su directora, pues nos habla de las relaciones de poder y cómo la influencia negativa que utiliza la madrastra puede extrapolarse a la propia sociedad danesa. Porque, al final, los poderosos utilizan sus herramientas para acabar con los más débiles, una vez ya han obtenido todo lo que querían de ellos. 

Reina de corazones está dividida en dos mitades que resultan totalmente antitéticas entre sí. La primera de ellas es un drama burgués, en el que se introduce el personaje de Gustav como un elemento disrruptor de la normalidad a la que la familia estaba acostumbrada; es la parte convencional y ya vista en otras ocasiones. En la segunda mitad, la directora va destapando sus cartas y desmontando la retorcida relación que en realidad mantienen los dos personajes, y la película ya se mueve entre el thriller y el suspense, donde la historia ya sí nos atrapa. Y los diálogos no dejan indiferente: "Tú sabes que lo que pasó es ilegal, tú precisamente", le dice el hijastro a Anne; y como ésta intenta ocultar la verdad al decirle: "Tu padre no puede más contigo. Ocupas demasiado espacio". Y es que ya en las primeras escenas del film la directora avisa al espectador (mediante ese flashforward) que todo lo que aparece tan perfecto es en realidad una mentira, mediante este plano en el que la cámara va dándose la vuelta a sí misma, mostrando una realidad que aparece distorsionada y que no es como aparenta. 

Es Reina de corazones una buena película alrededor del incesto (y otros temas), incómoda y atractiva a partes iguales, una cinta llena de detalles, tanto técnicos como temáticos, que merece un visionado para todo aquel que se autodenomine cinéfilo, donde hay sombras de aquel cine melodramático de Douglas Sirk y de algo del suspense de Alfred Hitchcock. Y es que el cine danés no es la primera vez que no nos deja indiferentes (y sorprendidos) y baste recordar algunas películas ya tratadas en Cine y Pediatría, como Pelle el consquistador (Bille August, 1987), Princess (Anders Morgenthaler, 2006), En un mundo mejor (Susanne Bier, 2010) y, sobre todo, La caza (Thomas Winterberg, 2012), con quien llega a tener un pulso narrativo con cierto parecido.    

Y cabe no olvidar que la Reina de Corazones es un personaje ficticio del libro de Lewis Carrol, “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas” (el libro que Anne lee a sus gemelas), esa monarca infantil y de mal genio que se apresura a condenar a muerte ante la menor ofensa.

 

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