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sábado, 25 de marzo de 2023

Cine y Pediatría (689) “E.T. el extraterrestre”, la fábula de la ciencia ficción regresa a “mi caaasa”

 

Los últimos Premios de la Academia de Hollywood han dejado en su 95ª edición han dejado tres películas triunfadoras y tres perdedoras. Las que se han alzado con más premios han sido La ballena (Darren Aronofsky, 2022) con tres nominaciones y dos Óscar (mejor actor y maquillaje), Sin novedad en el frente (Edward Berger, 2022) con nueve nominaciones y cuatro Óscar (mejor película internacional, mejor fotografía, banda sonora y diseño de producción) y Todo a la vez en todas partes (Daniel Kwan y Daniel Scheinert, 2022) con 11 nominaciones y siete Óscar (mejor película, director, actriz, actor de reparto, actriz de reparto, guion original y montaje). Y las grandes perdedoras, que se han ido de vació han sido Almas en pena de Inisherin (Martin McDonagh, 2022), con 11 nominaciones, Elvis (Baz Luhrmann, 2022) con ocho nominaciones y Los Fabelman (Steven Spielberg, 2022) con siete nominaciones. Y cabe decir que la gran triunfadora, la cinta de “los Daniels”, ha generado gran controversia, con posiciones muy opuestas y extremas en las opiniones de crítica y, sobre todo, de público, donde hay comentarios muy positivos y más comentarios muy negativos, que para muchos ha hecho pensar que en los Óscar se ha llegado a un punto en que todo a la vez en todas partes... cuecen habas y en la mía a calderadas. 

Y hoy queremos revisar la trayectoria en los Premios Óscar del Rey Midas del séptimo arte, como se ha conocido a Steven Spielberg, y cuyos varapalos en este ámbito ya han sido frecuentes. Personalmente ha recibido un total de 18 nominaciones a los Óscar, bien como mejor película (en 11 ocasiones, y lo consiguió solo con la película de 1993, La lista de Schlinder) o como mejor director (en 7 ocasiones, y lo consiguió por La lista de Schlinder y por la película de 1999, Salvar al soldado Ryan). A estos se sumó en 1987 el Premio en Memoria de Irving Thalberg, destinado a premiar a personajes especialmente significantes en el mundo de la producción cinematográfica, y es que el Rey Midas logró que tres de sus películas fueran verdaderos fenómenos de masas y en su momento las de mayor recaudación: Tiburón (1975), E.T., el extraterrestre (1982) y Parque Jurásico (1993). Y globalmente, el director con mayor recaudación de la historia. 

Pero aparte de todos estos datos conocidos de Spielberg, hoy le recordamos en Cine y Pediatría por su valor como cineasta que ha realizado un esfuerzo consciente y constante por encontrar la mirada infantil en sus historias. Una mirada infantil en la que el abandono del progenitor es una constante, y así lo recordaos en Hook, el capitán Garfio (1991), Atrápame si puedes (2002), La guerra de los mundos (2002) o la saga Indiana Jones. Pero donde más nítidamente adoptó la perspectiva del niño que intenta comprender el pequeño mundo que se desmorona a su alrededor es en dos películas asociadas a la ciencia ficción: E.T., el extraterrestre, con el niño Elliot (Henry Thomas), sus hermanos y amigos, y A.I, Inteligencia artificial (2001),  con el niño-robot David (Haley Joel Osment). 

Y hoy volvemos la mirada a E.T., el extraterrestre, uno de los títulos más tiernos y conmovedores de la historia del cine. Una entrañable historia de amistad entre un niño y un extraterrestre en, posiblemente, la película más personal de su director y que marcó por completo a toda una generación. El título de ciencia ficción familiar por antonomasia, un éxito de crítica y público, en este caso multipremiada, aunque en el camino de los Óscar se topó con Gandhi (Richard Attenborough, 1982), por lo que de sus nueve nominaciones consiguió solo cuatro: mejor banda sonora (para el gran John Williams, un habitual en las películas de Spielberg), sonido, edición de sonido y efectos visuales. 

Porque cinco años después de la exitosa Encuentros en la tercera fase (1977), Spielberg decidió retomar la temática del contacto con alienígenas. Se centro para ello en una historia de carácter mesiánico, con guion escrito por Melissa Mathison (la entonces esposa de Harrison Ford) lleno de emotividad. Un pequeño ser de otro planeta se queda abandonado en la Tierra cuando su nave, al emprender el regreso, se olvida de él. Está completamente solo y tiene miedo, pero se hará amigo de Elliot, quien lo esconde en su casa junto a sus hermanos, la pequeña Gertie (Drew Barrimore) y Michael (Robert McNaughton). El pequeño y sus hermanos intentan encontrar la forma de que el pequeño extraterrestre regrese a su planeta antes de que lo encuentren los científicos y la policía. 

Llamativa es esa potencial alegoría cristiana de la figura redentora de E.T. en su muerte, resurrección y ascenso a los cielos que certifica la salvación del ser humano, allí donde la pequeña Gertie se pregunta “¿Podemos desear que vuelva?”. Y Elliot le dice entre lágrimas “Creeré en ti toda mi vida. Cada día. E.T., te quiero”, palabra que obra el milagro y que se refleja en el renacer de las flores, la música (verdadero leitmotiv) y su corazón iluminado, y su frase mítica: “E.T. teléfono mi casa”.  Y una curiosidad: la voz de E.T. en la versión original de la película fue prestada por la actriz Debra Winger, que, sin embargo, no aparece en los títulos de crédito.

E.T., el extraterrestre marcaría inevitablemente el camino que iba a seguir el cine familiar en la década de los 80, como La historia interminable (Wolfgang Petersen, 1984), Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984), Gremlins (Joe Dante, 1984), Karate Kid, el momento de la verdad (John G. Avildsen, 1984), Un, dos, tres… Splash (Ron Howard, 1984), Los Goonies (Richard Lester, 1985), Teen Wolf (De pelo en pecho) (Rod Daniel, 1985), Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), La princesa prometida (Rob Reiner, 1987), Aventuras en la gran ciudad (Chris Columbus, 1987), Big (Penny Marshall, 1988), Willow (Ron Howard, 1988), Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) o Mira quién habla (Amy Heckerling, 1989) .   

Dos películas con toques de ciencia ficción y 40 años de diferencia: en el año 1982 el verso de Spielberg en E.T., el extraterrestre y en el año 2022 el metaverso de los Daniels en Todo a la vez en todas partes. Cada uno que elija su preferida, que para eso se hicieron los colores, los gustos y las películas. Personalmente no tengo duda y por ello mi homenaje a esta fábula de la ciencia ficción que regresa a “mi caaasa” y que nos habla de la amistad, la familia, el sentimiento de pérdida y la mirada sin prejuicios de los niños que, a veces, los adultos desearían tener y han perdido.

 

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