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miércoles, 23 de agosto de 2023

Quien siembra vientos, recoge tempestades

 

Hace justo cinco años, publicaba en este blog dos post sobre el tema de “Liderar no es jefear”. En la primera parte se exponía las enseñanzas del libro Liderar con corazón, de mi buen amigo Joan Carles March. Y en la segunda parte realizaba el contraste con un pésimo modelo de liderazgo, con el título de “Sobre el mal ejemplo de “Cojoncillos” Rubiales”, en clara alusión al que ahora es el nombre de moda en las redes sociales, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) desde mayo de 2018, Luis Rubiales. 

Como digo, ya hace cinco años hacía un panegírico de este siniestro personaje. Porque una cosa es liderar y otra, bien distinta,”jefear” y, además, hacerlo por sus “cojoncillos” (testículos sonaría más médico, pero menos real), porque él cree que lo vale. Y el ejemplo de aquel verano de 2018 todos recordamos que venía mediado porque Rubiales destituyó de forma fulminante a Julen Lopetegui como seleccionador español de fútbol y lo hizo dos días antes del comienzo del Mundial de Fútbol de Rusia. La causa fue que, el día previo, Lopetegui anunció que en la siguiente Liga sería el entrenador del Real Madrid. La consecuencia fue inolvidablemente desagradable para Lopetegui y de aquello devino un ridículo supino de la selección en el Mundial, eligiendo deprisa y mal un entrenador sustituto. 

En el subsodicho post ya se hablaba de otras actuaciones de este verdadero capo del fútbol en los pocos meses como presidente de la RFEF: el berenjenal de la Supercopa de España del 2018 jugado por primera vez en otro país (y con una trifulca de no te menees con José Castro, presidente del Sevilla C.F.) y luego continuar haciéndolo en Arabia Saudí (donde cuenta el dinero y los trapicheos con Gerard Piqué y no los derechos humanos, claro está), la destitución de Sánchez Arminio como presidente del Comité de Árbitros (tras 15 años en el cargo), la sospecha de pagar la reforma de su chalet con el dinero público de la RFEF, las renuncias que se le avecinaron (entre ellas, Albert Celades que dejó su papel de entrenador de la Sub 21),… 

A esto le han seguido sus continuos enfrentamientos con otro poco presentable, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, en lo que es algo irreconciliable. Y su idea peregrina, hace pocos meses, de querer construir un estadio propio de la RFEF con los beneficios que se habían obtenido. Pero lo peor estaba por llegar… Y ha llegado en lo que debía ser un momento de alegría global: el que nuestra Selección Femenina de Fútbol consiguiera ganar este fin de semana el Campeonato del Mundo. 

Y es que nuestro personaje no solo celebró la victoria de España en el palco tocándose los “cojoncillos”, machote él debió pensar la reina y princesa que estaban a su lado (“a mí protocolos”, debiera pensar él), sino que se dedicó a besar efusivamente a todas las jugadoras, incluido el beso en la boca a Jennifer Hermoso. La verdad es que fue una euforia excesiva y poco apropiada para un máximo responsable de la RFEF y las redes sociales no tardaron en reaccionar, a lo que él (más chulo que un ocho, ya conocemos al personaje), lanzó esta contestación en Instagram: “Queremos comunicar Jenni y yo que nos vamos a casar”. Una broma de mal gusto, como de peor gusto fueron sus palabras descalificadoras ante los innumerables comentarios de las redes sociales afeando su conducta y a los que calificó de "Idiotas”, “Gilipolleces”, “Tontos del culo” o “Pringados que no saben ver lo positivo”. 

Las reacciones sociales, deportivas y políticas, nacionales e internacionales, han sido unánimes frente a Luis Rubiales, “Cojoncillos” Rubiales como ya le denominé (y qué acertadamente, visto lo visto). No le ha quedado otra que pedir perdón y decir que se ha equivocado. Pero creo que no es suficiente. Un personaje así, con una trayectoria de “jefear” (y no liderar), debe terminar con su destitución lo antes posible. Lo suyo es que él dejara el cargo antes de finalizar esta semana, pero un macho alfa como se cree, no lo hará de forma voluntaria. Espero que alguna instancia superior tome esa decisión. Por el bien común… y para que el triunfo de las chicas de oro de fútbol consiga una victoria más. 

Pero es que hace cinco años ya califiqué a este personaje por sus actos. Y quien siembra vientos (como él ha sembrado en estos años), recoge tempestades. Porque Luis Rubiales le perdió el respeto a Julen Lopetegui y a la Selección Masculina de Fútbol en el Campeonato del Mundo de 2018 y le ha perdido el respeto a Jennifer Hermoso y a la Selección Femenina de Fútbol en el Campeonato del Mundo de 2023; por el camino le perdió el respeto a Sánchez Arminio, a Javier Tebas y a quien se le cruce por el camino. Y ha perdido el crédito de gran parte de este país y fuera de él. Y hoy la RFEF tiene un problema de inundaciones por la tempestad que se deviene si Luis Rubiales decide mantenerse en el cargo. Por ética y estética. Porque en las instituciones públicas precisamos líderes, no jefes… y menos, machos alfa.

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