La inteligencia artificial (IA) está de moda. Y no solo lo está en la pléyade de artículos científicos publicados, sino también en las noticias en prensa generalista, en conferencias y ponencias, en vídeos; y, sobre todo, en nuestro día a día. Y no solo nos interesan sus luces, sino que nos preocupan sobremanera sus sombras y esas zonas grises que deberemos resolver con el ChatGPT ya en nuestras vidas.
La inteligencia artificial se podría definir como la simulación de la inteligencia humana en máquinas programadas para realizar tareas que normalmente son realizadas por seres humanos, allí donde se combina con los conceptos de aprendizaje automático y aprendizaje profundo. El primer trabajo reconocido sobre IA data de 1943, publicado por WS McCulloch y W Pitts, dos años después de que Isaac Asimov, en un relato corto sobre robots, enunciase las denominadas “tres leyes de la robótica”: 1) un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño; 2) un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley; y 3) un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
Y es así como si los robots fueran el primer santo y seña de la IA. Y es bien conocido que la representación de robots en el cine es un tema fascinante que ha sido explorado en diferentes películas a lo largo de los años. Porque existe una relación bastante importante entre el arte y la tecnología, donde cada uno de ellos inspira al otro para mejorar y superar nuevos retos. En el cine de ciencia ficción y fantasía los robots podrían representar el anhelo del ser humano de crear vida a su imagen y semejanza, ya sea con fines nobles como con fines destructivos. Robots de distintos tipos (desde adorables a odiosos) que a menudo plantean preguntas filosóficas y éticas sobre la inteligencia artificial, la humanidad y la relación entre humanos y máquinas.
He aquí algunos robots que nos ha dejado el séptimo arte, divididos en varios tipos:
a) Robots adorables que nos han robado el corazón, como C-3PO y R2-D2 de la saga La guerra de las galaxias o Wall-E en Wall-E (Andrew Stanton, 2008). Pero donde recordamos otros como Robby the Robot en Planeta prohibido (Fred M. Wilcox, 1956), Tik Tok de la película Oz, un mundo fantástico (Walter Murch, 1985), Johnny 5 en Cortocircuito (John Badham, 1986), el Gigante de hierro en la película El gigante de hierro (Brad Bird, 1999), Andrew de El hombre bicentenario (Chris Columbus, 1999), David desde el film A.I. Inteligencia Artificial (Steven Spielberg, 2001) o Baymax en Big Hero 6 (Chris Williams, Don Hall, 2014).
b) Robots temibles que nos dejaron sin aliento, como Robocop en la película Robocop (Paul Verhoeven, 1987) y su saga o T-800 y T-1000 en la película Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991). Pero que incluyen también a Gort en Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951), Mechagodzilla en Godzilla vs Mechagodzilla II (Takao Okawara, 1993), EVA de la serie de anime para televisión Neon Genesis Evangelion (Hideaki Anno, 1995), Optimus Prime y Megatron en Transformers (Michael Bay, 2007), Astroboy de la película de animación Astro Boy (David Bowers, 2009), Gypsy Danger en Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013) o Visión desde la película Los vengadores: la era de Ultrón (Joss Whedon, 2015).
c) Robots más realistas, y que incluyen a Roy Batty de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) o Sonny de Yo, robot (Alex Proyas, 2004), pero también a Robot Police de la película THX 1138 (George Lucas, 1971), Ash y Bishop de Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979), Lisa en La mujer explosiva (John Hughes, 1985), Johnny Cab en Desafío Total (Paul Verhoeven, 1990), Max de la película Eva (Kike Maillo, 2011), Robot del film Un amigo para Frank (Jake Schreier, 2012), Ava de Ex Machina (Alex Garland, 2014), M3GAN de la película M3GAN (Gerard Johnstone, 2022) o el Teniente Comandante Data de la saga Star Trek y Motoko Kusanagi de la saga japonesa Ghost In The Shell. Y hasta podemos recordar a Maria, el robot que protagoniza esta película pionera de la ciencia ficción en el cine mudo, Metrópolis (Fritz Lang, 1927).
d) Y otras inteligencias artificiales que nos sumergen en un futuro incierto, como HAL 9000 de la mítica película 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968), así como Max en la película El vuelo del navegante (Randal Kleiser, 1986), GERTY en la película Moon (Duncan Jones, 2009) o TRAS en Interstellar (Christopher Nolan, 2014).
Todas estas películas exploran diversos aspectos de la relación entre humanos y robots, y cada una aporta su propia perspectiva sobre las complejidades éticas y emocionales involucradas en la creación de seres artificiales. Si estas inteligencias artificiales tienen apariencia infantil a la reflexión se suma un plus, que vamos a revisar con más detenimiento:
- A.I. Inteligencia Artificial (Steven Spielberg, 2001), Estados Unidos. Un cuento de ciencia ficción que explora temas de inteligencia artificial y ética en un futuro distópico donde los humanos han creado robots con apariencia humana para satisfacer diversas necesidades, los Mecas. Esta película explora la historia de David (Haley Joel Osmet, el niño que ya nos sorprendió un par de años ante en El sexto sentido), un niño robot que es adoptado por una familia humana y que acaba desarrollando un deseo de convertirse en "real" para ser amado por su madre humana, momento en que todo se complica. Aunque Spielberg fue el director, la película se basa en una historia original escrita por el visionario cineasta Stanley Kubrick, quien se apoyó en el cuento de ciencia ficción "Supertoys Last All Summer Long" de Brian Aldiss, e incorpora elementos de la obra italiana “Las aventuras de Pinocho” de Carlo Collodi. Y todo ello para este film que ha generado reflexiones sobre la relación entre humanos y máquinas.
- Astro Boy (David Bowers, 2009), Japón. Basada en el manga japonés de Osamu Tezuka, esta película de animación sigue la historia de Astro Boy, un niño robot creado con inteligencia artificial, donde se exploran temas de identidad y aceptación. Astro Boy tiene habilidades extraordinarias, como fuerza sobrehumana, vuelo y rayos láser integrados en sus dedos; y, a medida que la historia avanza, Astro Boy busca su identidad y su lugar en el mundo, enfrentándose a diversos desafíos y descubriendo el significado del verdadero heroísmo.
- Eva (Kike Maillo, 2011), España. Una rareza dentro del cine de "sci-fi" (ciencia ficción) español, que bien merece ser vista si eres de uno de esos espectadores que creen en la posibilidad y viabilidad de que algún día los humanos lleguemos a vivir con criaturas mecánicas de inteligencia artificial… y en donde los niños y niñas son todo un prototipo. Protagonizada por Daniel Brühl, Marta Etura y Alberto Ammann, pero en donde destaca Lluis Homar como el robot criado Max y la debutante Claudia Vega en el papel de la niña Eva. Una niña especial, magnética, donde “no importa tanto si los robots sienten o no, lo que importa realmente es lo que te hace sentir”.
- Chappie (Neill Blomkamp, 2015), Estados Unidos. Película ambientada en Johannesburgo, Sudáfrica, en un futuro cercano, que sigue la historia de un robot policía experimental con inteligencia artificial llamado Chappie, quien, tras ser reprogramado, desarrolla la capacidad de pensar y sentir como un niño, lo que lleva a explorar temas de naturaleza humana y prejuicios. Entre el elenco actoral contó con Hugh Jackman, Dev Patel y Sigourney Weaver.
- M3GAN (Gerard Johnstone, 2022), Estados Unidos. Tras la muerte de sus padres, la pequeña Cady (Violet McGraw) comienza a vivir con su tía Gemma (Allison Williams), una joven ingeniera robótica sometida a un intenso estrés laboral que no se ve preparada para ocuparse de la pequeña. Para resolver sus problemas, Gemma decide vincular al prototipo M3GAN (Amie Donald), una muñeca robótica programa para ser la mejor compañía de un niño, con Cady. Sin embargo, Gemma no tardará en descubrir las inimaginables consecuencias de su decisión en este thriller terrorífico donde nos resuena la canción del robot: “Concéntrate en lo positivo. E ignora lo negativo”.
Cinco ejemplos donde la infancia robótica tiene su lugar en el séptimo arte. Y aquí cabe hacer una reseña especial a la película Yo, Robot (Alex Proyas, 2004), título e historia inspirada en la colección de cuentos de Isaac Asimov, donde se toma prestados los principios fundamentales de sus leyes de la robótica, ya enunciadas. Y, aunque no se centra específicamente en niños robots, aborda temas éticos relacionados con la inteligencia artificial, donde el detective Del Spooner (Will Smith) queda a cargo de la investigación de la muerte de un eminente científico, y lo que en apariencia pudiera parecer un suicidio parece tener implicaciones más profundas relacionadas con un posible incumplimiento de las leyes de la robótica.
Porque se dice que la palabra robot procede del término checo “robota”, que significa servidumbre o esclavitud en ese idioma, pues es una concepción inicial para el que se crearon estas máquinas. El dramaturgo checo Karel Capek fue quien, en una obra de teatro de 1920, utilizó por primera vez la palabra robot para definir a unas criaturas mecánicas con forma humana, pero el celuloide ya los había retratado en alguna que otra pesadilla futurista como Houdini: The Master Mistery (Harry Grossman y Burton L. King, 1919) o L'uomo meccanico (André Deed, 1921). Porque los robots han representado en el cine el temor de los frágiles humanos a las máquinas y la tecnología, al progreso y la deshumanización, pero también los ha retratado con ternura y amor, admiración y respeto.
Hoy los niños robots en el cine nos permiten debatir de cómo la IA entra en escena.
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