El proceso asistencial está demandando un nuevo enfoque desde hace algunos años. Se habla del Paradigma Sanitario del Siglo XXI, que complementa al Paradigma Reactivo del siglo XX. Este paradigma actual es lo que se conoce como la Medicina de las 7 P. Vale la pena definir sus componentes.
- Proactiva. Porque requiere que cada individuo asuma la responsabilidad de su salud más allá la actitud reactiva de acudir al médico únicamente cuando se esté enfermo. Somos cada uno de nosotros los máximos responsables de nuestra propia salud, principalmente con la adopción de estilos saludables de vida en lo relativo a la actividad física, hábitos nutricionales y la limitación o cese de hábitos tóxicos como el tabaco, el alcohol o el consumo de drogas. Nadie podrá ejercitarse por nosotros, nadie podrá comer por nosotros, nadie podrá dejar de fumar por nosotros… Además, la proactividad con respecto a nuestra salud sobrepasa el ámbito de lo personal, siendo un acto de profunda solidaridad para con nuestros seres queridos y para con la sociedad. Ahorraremos sufrimiento a los primeros y recursos, que son limitados, a la segunda.
- Preventiva. Porque aborda las enfermedades en la fase subclínica o silente, antes de que empiecen a dar síntomas, mediante la adopción de estilos de vida saludables y otras estrategias sanitarias más sofisticadas. De sobra es sabido que por cada euro invertido en prevención de la salud se genera un retorno en forma de ahorro de 3-4 euros en un horizonte temporal inferior a 5 años vista.
- Predictiva. Busca anticiparse a la hora de conocer la evolución de los diferentes desarrollos etiopatogénicos de los pacientes e incluso de la evolución de distintos desarrollos poblacionales, como es el caso de la evolución de las pandemias. Desde que en 1990 se fundara el Proyecto Genoma Humano y hasta su presentación del primer borrador hace casi 20 años se han abierto grandes expectativas para evolucionar hacia una medicina predictiva totalmente personalizada.
- Personalizada. Pretende tratar a cada paciente de manera específica, con datos tanto propios como del entorno. Porque lo que se considera genéricamente bueno para todos no necesariamente tiene que ser bueno para cada uno en particular. Porque cada persona tiene una genética única, unas circunstancias vitales y unos hábitos de vida propios que hacen que la respuesta al ejercicio, la nutrición, el sueño e incluso a los diferentes fármacos sea totalmente particular. Por ello, el abordaje de cada individuo se tiene que ajustar a su estado de salud, circunstancias vitales, determinantes genéticos y objetivos, maximizando así los resultados y beneficios.
- Participativa. Situando al paciente en el centro del proceso asistencial y dotándolo de herramientas para que pueda ser partícipe en la toma de decisiones. Y porque involucra a distintos profesionales sanitarios y no sanitarios junto con el individuo o paciente.
- Placentera. Porque el hecho de cuidar de nuestra salud desde la ausencia de enfermedad no debe ser un motivo de preocupación e imposición, sino de placer y bienestar. No hay nada más placentero que encontrarse bien, sin dolores articulares, sin sobrepeso, sin tos producida por el tabaco o molestias digestivas provocadas por unos malos hábitos nutricionales... Por ello los estilos saludables de vida deben adquirirse durante la infancia y adolescencia y somos los padres los verdaderos responsables.
- Precisa. Todas las P anteriores se condensan en el concepto de la medicina de precisión. Un ambicioso proyecto de abordaje del tratamiento y prevención de la enfermedad que tiene en cuenta la variabilidad interindividual del genoma y del ambioma (entorno y estilos de vida). Y que servirá para evitar, en la medida de lo posible, los efectos iatrogénicos de la actividad asistencial, como realizar pruebas innecesarias, evitar grandes incisiones quirúrgicas, disminuir la cantidad de fármacos que se administra, etc.
Y a estas clásicas 7P, quizás podríamos añadir dos más:
- Periférica. Disminuyendo la institucionalización de pacientes, con una tendencia hacia la hospitalización domiciliaria y a la aplicación de las posibilidades de la telemedicina para el control y seguimiento de enfermos crónicos y complejos, personas mayores no institucionalizadas, etc.
- Poliprofesional. En el sentido que los profesionales de la salud deben intercambiar conocimientos con profesionales de diferentes áreas como puede ser la biología, química, farmacia o informática entre otros para ofrecer una mayor calidad asistencial.
Y todo lo anterior cabe combinarlo bien con la utilidad de la Inteligencia artificial (IA) aplicada a la salud.
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