sábado, 31 de agosto de 2024

Cine y Pediatría (765) El “Secreto compartido” de la bulimia

 

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) representan la tercera causa de enfermedad crónica en niños y adolescentes, después del asma y la obesidad. La prevalencia en la población se sitúa en 0,3% para anorexia nerviosa, 1% para bulimia nerviosa y 1,6% para el trastorno por atracones, muchas veces asociado a obesidad. Los TCA son más frecuentes en la adolescencia que en cualquier otra época de la vida y hay estudios que encuentran que hasta el 40% de los adolescentes hacen o han hecho dieta y que el 13% desarrolla algún trastorno alimentario. La edad media de inicio son 12,5 años, es tres a cinco veces más frecuente en mujeres que hombres y afecta a todas las razas y niveles socioeconómicos. 

El cine no ha sido ajeno a presentar estos TCA, aunque quizás no con la frecuencia con la que el problema está afincado en nuestra sociedad. Hasta ahora, solo hemos abordado este tema en la película Hasta los huesos (Marti Noxon, 2017), la historia de Ellen, una joven estadounidense de 20 años con anorexia nerviosa. Ante este debe, es bueno recuperar algunas otras películas y algunas tendrán formato de telefilme o documental, pero todas son válidas para conocer el problema y concienciar sobre la enfermedad. Y hoy hablaremos de Secreto compartido (Katt Shea, 2000), un telefilme basado en historias reales, tal como nos avisa al inicio, y en este caso se trata de Beth, una adolescente estadounidense de 14 años con bulimia nerviosa.  

Beth (Alison Lohman, en un gran papel, y a quien ya conocimos como actriz principal de La flor del mal - Peter Kosminsky, 2002- y en el reparto de Big Fish - Tim Burton, 2003 – o Cosas que perdimos en el fuego – Susanne Bier, 2007 -) es la única hija de un matrimonio separado; vive con su madre, psiquiatra de profesión y quien pasa mucho tiempo en el trabajo, pero también convive con su padre, actualmente con otra pareja y con un hijo pequeño. Se nos presenta como una adolescente modélica, educada, alegre, buena hija, buena estudiante y compañera, y también aplicada en el ballet. Pero guarda desde hace tiempo un secreto, que acaba confesando a otras dos amigas obsesionadas por el peso. 

A medida que avanzan las escenas, vamos reconociendo su patrón: come pocas veces, generalmente con atracones (especialmente dulces por la noche, en su dormitorio), y luego lo vomita (con una técnica que es su mejor secreto, ahora compartido) y hace ejercicio a deshoras. Una serie de ritos que su madre no detecta, pero cuando percibe que está algo débil o que se ha desvanecido en el instituto, le llega a decir: “¿Tengo que preocuparme por ti?”. Tampoco en la revisión médica detectan el alcance del problema, y catalogan su anemia o pérdida de cabello como “crisis de la edad”, todo un eufemismo. Al final es la alarma que una de las responsables del centro escolar recibe de las compañeras de Beth. Y finalmente debe confesar a su madre lo que lleva viviendo desde hace tres años y promete cambiar: ”Lamento decepcionarte así”. Pero la situación no es fácil ni el cambio tampoco, y acaba por reivindicar su situación, y las palabras a su madre son más duras: “Tú no me conoces. Nadie me conoce. No estás aquí. Yo estoy aquí, siempre estoy aquí. Esto no se trata de ti”. Y en las palabras de la madre sirve de poco su profesión: “¿Por qué te estás haciendo esto? No quiero que te lastimes de esta manera”. Porque la madre puede ayudar a otras personas con su psicoterapia, pero no lo ha podido hacer con su hija, lo que incrementa su sentimiento de culpabilidad. 

Tras catalogar su bulimia nerviosa acude a centros psiquiátricos y también al internamiento. La compañera psiquiatra comenta a la madre: “No se trata de adelgazar… se trata de emociones”. Y le explica que cabe aplicar un enfoque sistemático para comprenderla y amarla, no para corregirle. Y nos quedamos con los bocetos de la estatua del jardín donde Beth está internada y sus palabras: “A veces tengo tanto miedo, mamá. Que va a pasar entre nosotras…” 

Según la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5), Beth presenta un TCA calificado como bulimia nerviosa, y cuyos criterios diagnósticos son: episodios recurrentes de atracones (un atracón se caracteriza por ingestión, en un período determinado, de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar en circunstancias parecidas, así como la sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio) y comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de peso, como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses. 

Es Secreto compartido una película que no pretende ser una obra maestra del séptimo arte, pero sí un vehículo para dar a conocer esta realidad, la de Beth, fundamentada en casos reales. Y para que, desde este mejor conocimiento de los TCA, podamos detectar la situación de forma precoz desde las familias, centros educativos y centros sanitarios. Y con dos mensajes para llevarse a casa: que es importante ayudar a las familias a comprender que no son responsables de la enfermedad y tampoco su hijo/a, lo que facilitará aceptación de la enfermedad; y que cabe guiar sobre una alimentación saludable, con patrones de alimentación normalizados, en el que es importante focalizar la atención en los hábitos de alimentación saludables más que en el peso.

 

miércoles, 28 de agosto de 2024

Comienza el curso de Continuum "Atención a la salud mental en la adolescencia"

 

Comienza con fuerza el otoño en la plataforma Continuum y cuatro nuevos cursos se desgranarán este trimestre. En breve comienza el curso "Atención a la salud mental en la infancia", liderado por la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPi). 

Un curso que proporcionará al alumno los conocimientos y habilidades necesarios para identificar, evaluar y abordar problemas de salud mental en adolescentes, promoviendo intervenciones efectivas y apoyo integral. 

El curso está dividido en seis módulos, que son: 
 - Epidemiología, anamnesis y evaluación psiquiátrica 
- Trastornos del comportamiento 
- Utilización de pantallas y nuevas tecnologías 
- Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) 
- Ansiedad y trastornos psicosomáticos 
- Depresión y suicidio. 

En cada unidad didáctica se ofrece también información complementaria para los alumnos que quieran profundizar en un determinado aspecto. El curso está tutorizado, lo que implica que, a lo largo del curso, estaremos a su disposición para ayudarles a resolver las dudas que se les planteen. 

Al finalizar la actividad el alumno habrá conseguido una serie de conocimientos, habilidades y actitudes, que se recogen a continuación
- Comprender la epidemiología de los trastornos mentales en adolescentes y realizar una anamnesis y evaluación psiquiátrica completas. 
- Identificar y manejar trastornos del comportamiento en adolescentes, aplicando estrategias adecuadas. 
- Evaluar el impacto del uso de pantallas y nuevas tecnologías en la salud mental de los adolescentes y adoptar acciones preventivas. 
- Detectar y tratar trastornos de la conducta alimentaria, promoviendo un enfoque multidisciplinar eficaz. 
- Reconocer y abordar la ansiedad y los trastornos psicosomáticos en adolescentes mediante intervenciones terapéuticas apropiadas. 
- Identificar signos de depresión y riesgo suicida, y aplicar protocolos de atención y prevención basados en la evidencia. 

Todo esto en un curso de 2 meses de duración (comienzo el 26 septiembrey finalización el 21 noviembre 2024), acreditado con por la Comisión de Formación Médica Continuada. 

Toda la información y la manera de inscribirse al curso, la podéis encontrar en la web de Continuum

lunes, 26 de agosto de 2024

Medicina en español VII: pasen, lean y aprendan

 

Fue en el año 2015 cuando realicé en este blog la primera reseña al proyecto de Fernando A. Navarro, médico y traductor, maestro del lenguaje y amigo, y que en formato de libro se titula Medicina en español. Realmente el inicio de este proyecto alrededor del placer del lenguaje médico comienza en el año 2006 en la sección “Laboratorio del lenguaje” de Diario Médico. Y es a partir del año 2015 cuando otros dos buenos amigos, José Antonio Sacristán, como director de Fundación Lilly, y Manuel Guzmán, como coordinador de la iniciativa MEDES (MEDicina en Español) consideran recopilar estas contribuciones periódicos en un libro. El primero fue ese, publicado en 2105, luego vinieron otros, y hace unos meses pudimos recibir su último tomo: Medicina en español VII. De hecho, la serie de libros de Medicina en español de Fernando A. Navarro van parejos a la serie de libros de Cine y Pediatría, otro proyecto que también tiene el apoyo de Fundación Lilly.  

Y sí, la saga continúa y como bien expresan en el prefacio otros dos amigos (José Ramón Zárate, periodista especializado en salud vinculado a Diario médico, y Elea Giménez Toledo, coordinadora de la Plataforma ES-Ciencia del CSIC) este libro permite leer y navegar sobre las palabras, sobre las palabras de un idioma tan rico como el español (y los distintos españoles) y su aplicación a la ciencia, tarea colectiva en el que todos (lectores, escritores, docentes, científicos, instituciones,…) podemos contribuir a cuidar y mejorar. Y aunque cada libro se divide en distintos apartados, cada libro tiene la vida de su tiempo. De las palabras de su tiempo. Por ello, en los dos libros previos (V y VI) tuvo gran impacto el lenguaje alrededor de la covid-19 y en este tomo VII eclosiona la importancia de la inteligencia artificial (IA) y herramientas como el ChatGPT (cuyas siglas el autor denomina como GePeTo, para facilitar la pronunciación de las siglas y hacer un guiño al cuento de Carlo Collodi y que, como Pinocho, parece ser un diablillo que, desde el momento de cobrar vida, se ríe de su creador , miente tanto como habla). 

Os invito a conocer Medicina en español VII, a sumergirse en sus 331 páginas divididas en 10 apartados temáticos, a cada cual más interesantes, curiosos y divertidos, una fuente continua de aprendizaje. Estos son sus 10 apartados, lo que por sí mismo habla de su interés: 

I. ¿De dónde viene? 
II. Lengua viva 
III. Del hombre al nombre 
IV. Dudas razonables 
V. Inteligencia artificial 
VI. Medicina y literatura 
VII. Bien decir 
VIII. ¡Qué difícil es el inglés! 
IX. Humor y lenguaje 
X. Varia et curiosa 

Como nos recuerda su autor, ese “Laboratorio del lenguaje” de donde todo procede, es un florilegio de recomendaciones, dudas, etimologías, errores, anglicismos y curiosidades varias del lenguaje médico.



sábado, 24 de agosto de 2024

Cine y Pediatría (764) “Llévame a casa” desde el cine surcoreano

 

Aunque el cine coreano es centenario, su desarrollo ha sido desde siempre irregular, marcado por la dependencia al régimen político que hubiera en cada momento y los avatares que, como la ocupación de Japón de 1910 a 1945 o la guerra de Corea de 1950 a 1953, fue un desastre para la industria cultural del país. Hay que esperar a la década de los 90 cuando comienza el auge del cine de Corea del Sur, con un mercado propio dispuesto para invertir en grandes producciones y con gran éxito de público. Si a ello le sumamos el reguero de premios y éxitos alrededor del mundo, tenemos un cine que, desde el comienzo del siglo XXI son muchas las voces que lo reivindican como uno de los más estimulantes y de mayor calidad del panorama internacional. Una fábrica de relatos apasionantes con un tratamiento narrativo único y una facilidad pasmosa para dejar al respetable clavado en la butaca con unos libretos imprevisibles. 

Porque el cine coreano merece ser estudiado con atención, o al menos revisar a sus directores y films más conocidos en el panorama internacional, con al menos cuatro nombres claves. Kim Ki-duk; Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera (2003), Hierro 3 (2004), El arco (2005), Time (2006), Aliento (2007). Bong Joon-ho: Memories of Murder/Crónica de un asesino en serie (2003), Mother (2009), Rompenieves (2013), Okja (2017), Parásitos (2019). Kim Jee-woon: The Quiet Family (1998), A Bittersweet Life (2008), El bueno, el malo y el raro (2008), Encontré al diablo (2010), El imperio de las sombras (2016). Park Chan-wook: Oldboy (2003), Stoker (2012), La doncella (2016), Decisión to Leave (2022) y su trilogía de La venganza. Directores de nombre difícil de recordar, pero películas difíciles de olvidar. Pero son muchos más los nombres, y algunos ya forman parte de la familia de Cine y Pediatría, donde se encuentra Parásitos (Bong Joon-ho, 2019), gran triunfadora de los Óscar de aquel año por méritos propios, pero también Sang Woo y su abuela (Jibeuro) (Lee Jeong-hyang, 2002), Princesa (Han Gong-Ju) (Lee Su-jin, 2013) y Un monstruo en mi puerta (July Jung, 2014) y quizás también Minari, Historia de mi familia (Lee Isaac Chung, 2020), pues aunque la película es estadounidense, el director y la historia es simbólicamente coreana. Porque si algo saber hacer el cine de Corea del Sur es abordar sin tapujos las miserias de su aparente opulenta sociedad.     

Y hoy enlazo con la tercera parte de esa mítica trilogía de la venganza de Park Chan-wook, Sympathy for Lady Vengeance (2005), porque su actriz protagonista, Lee Young-age, es la actriz principal de nuestra película de hoy, un drama con tintes de thriller de una madre en busca de su hijo desaparecido: Llévame a casa (Kim Seung-woo, 2019), ópera prima en la dirección de este actor habitual, quien logra mantener el interés de la historia por los giros de guion y por mostrar una realidad que no es ajena a uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo. 

Vamos descubriendo al inicio de la historia que unos padres buscan desde hace 6 años a su hijo desaparecido, Yoon-su. La madre, Jung-yeon (Lee Young-ae) es enfermera y el padre lleva tiempo sin trabajar, dedicado a una búsqueda incesante con las octavillas del menor desaparecido. Se relacionan con una asociación de niños desaparecidos y con familias que han pasado por similar trance, y a uno de estos niños reencontrado le llega a decir Jung-yeon: “Tengo un hijo igualito a ti, pero lo he perdido”. Los sentimientos de culpa emborronan sus vidas y se preguntan: “¿Volveremos a vivir como antes? Cuando al fin regrese, ¿podremos volver a la normalidad?”

Cuando el padre intenta retomar su vida laboral como profesor, un absurdo accidente de tráfico acaba con su vida. Jung-yeon no tiene muchos motivos para vivir y las posibilidades del suicido rondan su cabeza. Entonces recibe una llamada, con extorsión por medio, de que creen que han visto a su hijo en un puesto de pesca de la isla de Naebu, en un chico por nombre Min-su que parece tener algunos de los rasgos físicos descritos en las octavillas. Un niño que, junto con otro algo menor, Jin-ho, forman parte de una familia disfuncional que les propician todo tipo de maltrato físico y psicológico, incluido el abuso sexual, como reflejo de la corrupción social y policial que les rodea. Y en ese ambiente aparece la madre coraje que todas las madres llevan dentro y no se rinde por descubrir una verdad que le ocultan, incluso con la violencia: “Hijo, te prometo que te encontraré”. Pero antes de que el mar se lleve en el rompeolas a su supuesto hijo, Min-su/Yoon-su, tiene tiempo para decirle: “Perdóname, hijo. ¡Siento haber llegado tan tarde!”. 

Un final muy duro y oscuro, pero donde el detalle de esa uña partida del pie de carácter familiar abre la puerta a la esperanza. Y al final, dos años más tarde, se nos muestra en un día luminoso que Jung-yeon habla por teléfono con Jin-ho, que la llama mamá, y nos damos cuenta que siguen buscando a Yoon-su. De hecho, la madre acude a un orfanato y al ver a un niño con una marca en la oreja, sonríe. 

No es Llévame a casa quizás el mejor ejemplo de película coreana de renombre, pero si nos devuelve otra mirada de una lacra de carácter internacional como es la desaparición de menores, una crisis que ha afectado y sigue afectando al mundo, con organizaciones que estiman que unos 8 millones de menores desaparecen cada año. Un problema que afecta a todos los continentes, especialmente alarmante en Latinoamérica, pero del que no es ajeno Estados Unidos o Europa (en España se estiman unas 20.000 denuncias anuales) y donde los datos al respecto África y Asia quizás no sean tan concretos. 

Una tragedia que trasciende fronteras y afecta a todos los sectores de la sociedad, y que en Cine y Pediatría hemos revisado bajo el prisma de la filmografía principalmente estadounidense: En lo profundo del océano (Ulu Grosbard, 1999), El fuego de la venganza (Tony Scott, 2004), Adiós pequeña, adiós (Ben Affleck, 2007), El intercambio (Clint Eastwood, 2008), The Lovely Bones (Peter Jackson, 2009), La habitación (Lenny Abrahason, 2015), Searching (Aneesh Chaganty, 2017), Sonido de libertad (Alejandro Monteverde, 2023), o Amber: The Girl Behind The Alert (Elizabeth Fisher, 2023). Y menos desde otras filmografías, como Alemania (Silencio de hielo de Baran Bo Odar, 2010), Australia (Una chica perfecta de Simone North, 2009) o España (El caso Wanninkhof, una doble tragedia de Fernando Cámara y Pedro Costa, 2008; El secuestro de Anabel (Pedro Costa, 2010); La isla mínima de Alberto Rodríguez, 2014; o Cerdita de Carlota Pereda, 2023). Y hoy revisamos esta lacra que es la desaparición de menores desde Corea del Sur, desde una filmografía particular y en auge.              

 

miércoles, 21 de agosto de 2024

PROMs y PREMs: la inclusión de la voz del paciente en la medición de resultados

 

Los PROMs (Patient Reported Outcomes Measures) son los resultados reportados por el paciente en relación con su salud; y los PREMs (Patient Reported Experience Measures) hacen referencia a la experiencia reportada por el paciente en la atención médica. Los PROMs y los PREMs son herramientas de medición de resultados que tienen en cuenta la visión del paciente tras recibir un proceso asistencial. Son dos siglas que se integran dentro del concepto de humanización en la atención sanitaria, un enfoque centrado en las personas con un trato humano basado en la profesionalidad, empatía y respeto. 

Y es que la atención médica basada en el valor ha generado un creciente interés en herramientas de medición como los PREMs y los PROMs. Porque el valor para los pacientes se traduce en la capacidad de recibir una atención médica de alta calidad que mejore sus resultados clínicos y su experiencia de atención, al tiempo que se minimizan los gastos asociados. Esto implica medir el valor en términos de los beneficios y resultados tangibles para el paciente, en lugar de enfocarse únicamente en los procedimientos realizados o servicios prestados. Y es así que esta medidas desempeñan un papel crucial en la evaluación y mejora de la calidad de la atención médica, siendo empleados de manera conjunta para lograr una evaluación más exhaustiva y equilibrada de la atención brindada. 

a) PROMs, los resultados comunicados por el paciente 

Los PROMs son indicadores que miden los resultados de la atención médica, según la información proporcionada por los propios pacientes. Estos indicadores abarcan aspectos como síntomas, calidad de vida relacionada con la salud y capacidad funcional, entre otros. Se utilizan para evaluar el estado de salud del paciente en un momento determinado, como por ejemplo evaluar la percepción de la enfermedad y su tratamiento. Así, se entiende desde el punto de vista del paciente, la efectividad de los tratamientos y las intervenciones de atención médica. y, aunque son los pacientes quienes dan esta información, son finalmente los proveedores de atención médica, los investigadores, las organizaciones de salud o agencias gubernamentales quienes emplean estos datos para evaluar la efectividad de los tratamientos. El objetivo final, es identificar áreas de mejora y tomar decisiones informadas. 

¿Cómo se miden los PROMs? La medición de estos indicadores se hace a través de cuestionarios estandarizados que pueden ser o bien genéricos, aplicados a una población con características distintas, o específicos, diseñados para evaluar resultados relacionados con una enfermedad en particular o un área asistencial en concreto. Por lo general, estos cuestionarios: suelen tener preguntas cerradas que permiten al paciente seleccionar una respuesta de una lista de opciones o escoger una puntuación en una escala; el método de administración es idealmente electrónico, aunque también pueden realizarse por teléfono, o incluso en formato impreso, siempre pensando en que el paciente no deba acudir a un centro hospitalario solo por este motivo; una vez que se han recogido las respuestas de los pacientes, se realiza un análisis estadístico para calcular las puntuaciones de los cuestionarios y obtener medidas agregadas de la salud de los pacientes; y estas medidas pueden ser utilizadas para comparar la salud de los pacientes en diferentes momentos 

Para ejemplificar una encuesta que recoge PROMs genéricos, se puede hacer referencia al SF-36, que es uno de los cuestionarios más utilizados en la actualidad y que evalúa aspectos generales de la salud o bien, dentro de los PROMs específicos, se puede citar a Oxford Hip Score , que evalúa la función y el dolor en pacientes que se someten a una cirugía de reemplazo de cadera. 

b) PREMs, la experiencia comunicada por el paciente 

Los PREMs son encuestas realizadas a los pacientes que se centran en la experiencia del paciente, evaluando aspectos como la comunicación con el médico, la accesibilidad de los servicios de salud, la calidad de la atención recibida y otros elementos relevantes para la experiencia general de atención. Estas medidas ayudan a identificar áreas de mejora en la atención, brindando retroalimentación valiosa para los proveedores y los sistemas de salud. 

Estas encuestas son empleadas por proveedores de atención médica, autoridades sanitarias, organizaciones de pacientes, investigadores, aseguradoras y financiadores de la atención médica. Su valor radica en proporcionar una perspectiva única y significativa que permite a los pacientes expresar sus opiniones y comentarios sobre la atención médica recibida, lo que a su vez contribuye a mejorar la calidad y seguridad de los servicios médicos prestados. 

¿Cómo se miden los PREMs? La medición de los PREMs implica el uso de cuestionarios diseñados específicamente, los cuales emplean una escala de respuesta para que los pacientes evalúen su experiencia en diversos niveles. Además, se consideran los siguientes aspectos: pueden incluir preguntas abiertas que permitan a los pacientes proporcionar comentarios adicionales sobre su experiencia; se pueden realizar en diferentes momentos (ej. después de una visita al médico o después de un período determinado de atención médica, como una hospitalización o un tratamiento prolongado); incluyen preguntas tanto funcionales (ej. Instalaciones) como relacionales (experiencia sobre relaciones durante tratamiento, ej. ¿se sintieron escuchados?); los resultados suelen presentarse en forma de porcentajes y promedios, lo que facilita comparar los resultados entre diferentes grupos de pacientes o proveedores de atención médica. 

Para ver algunos ejemplos de encuestas de PREMs, se puede acudir a Picker Institute Europe, con el PPE 15/ PPE 33 (adaptación al español de PPE 15) o las encuestas del NHS (National Health Service England). 

En resumen, el enfoque de atención basada en el valor en el marco del Value-Based Health Care (VBHC) se centra en el paciente con el fin de optimizar la calidad y los resultados de la atención médica. Este enfoque fomenta la toma de decisiones fundamentadas y la mejora continua, respaldado por la medición de los PREMs y los PROMs. Estas herramientas han sido diseñadas para incorporar la perspectiva de los pacientes en la evaluación de la calidad y los resultados de salud, siendo fundamentales para garantizar una atención centrada en el paciente y mejorar la toma de decisiones clínicas. De esta manera, se impulsa un enfoque global y holístico en la prestación de servicios médicos. 

Siglas que marcan el camino…

lunes, 19 de agosto de 2024

Grandes comunicadores de la ciencia

 

La comunicación pública de la ciencia es hoy en una prioridad en las sociedades más desarrolladas. Sin embargo, comunicar la ciencia no es tarea fácil, debido a la enorme magnitud del conocimiento y su extrema especialización, que acrecientan su complejidad. Pero a pesar de esta dificultad, a lo largo de la historia, algunos científicos y comunicadores han logrado comunicar la ciencia con el máximo nivel de excelencia. Y por ello hoy quiero hablar de un libro que habla de ello, “Grandes comunicadores de la ciencia” (Editorial Comares, 2024) de Bienvenido León. Un libro divulgado por Fundación Lilly en su incansable tarea de desarrollar actividades para fomentar la Ciencia, mejorar la práctica de la Medicina y promover los valores del Humanismo. 

“Grandes comunicadores de la ciencia” es un ameno libro de 291 páginas que profundiza en las vidas y obras de 10 personajes, para explicar de qué forma han conseguido convertir el conocimiento científico en un asunto comprensible e interesante para el gran público. Del estudio de sus obras se desprenden algunas claves para comunicar la ciencia con eficacia. 

Y estos son los títulos de los capítulos, que hablan por sí mismo del interés del libro: 

1. Galileo Galilei (1564-1642). El primer divulgador científico. 
2. Jane Marcet (1769-1858). Autora de best-sellers sobre ciencia. 
3. Alexander von Humboldt (1769-1859). Un divulgador universal. 
4. Charles Darwin (1809-1882). Una vida dedicada a la ciencia y la escritura. 
5. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Una voz influyente, más allá de la ciencia. 
6. Rachel Carson (1907-1964). Icono de la ecología moderna. 
7. Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980). El gran divulgador de la naturaleza española. 
8. Carl Sagan (1934-1996). Showman de la ciencia. 
9. David Attenborough (1926- ). Imagen y voz de la naturaleza. 
10.Jane Goodall (1934- ). Científica y aventurera. 

Un texto ejemplarizante… Un disfrute de lectura y aprendizaje.

sábado, 17 de agosto de 2024

Cine y Pediatría (763). La relación maternofilial desde la cotidianidad

 

Las relaciones entre progenitores y su fratria se ha plasmado en el séptimo arte con todas sus combinaciones: padre-hijo, padre-hija, madre-hijo y madre-hija. Y, de todas ellas, es especialmente esta última la que ha dado más juego, tal como hemos vista ya en Cine en Pediatría en títulos que llegan de diferentes países: desde Estados Unidos, La flor del mal (Peter Kosminsky, 2002), Madres e hijas (Rodrigo García, 2009) y Mamá te quiere (Aneesh Chaganty, 2020); desde Francia, El árbol (Julie Bertucelli, 2010), Ava (Léa Mysius, 2017) y Petite maman (Céline Sciamma, 2021); desde México, Las hijas de Abril (Michel Franco, 2017); desde Israel, Asia (Ruthy Pribar, 2020); y desde España, Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022). Y seguimos en España para revisar esta relación maternofilial desde la cámara de otra directora española (también guionista) que ha dedicado a este tema sus dos únicos largometrajes: hablamos de la sevillana Celia Rico Clavellino.          

Celia Rico Clavellino debutó en el largometraje con Viaje al cuarto de una madre (2018), una deslumbrante mirada interior a la relación entre una madre y una hija, donde la complejidad de las relaciones se abordan desde la sencillez y cotidianidad, su verdadera seña de identidad. Y para ello contó con dos actrices en estado de gracia: la madre, Estrella (Lola Dueñas, a quien conocemos en Cine y Pediatría por su participación en Yo, también - Ávaro Pastro, Antonio Naharro, 2009 -), y la hija, Leonor (Anna del Castillo, protagonista en El olivo - Iciar Bollaín, 2016 - y Adú - Salvador Calvo, 2020 - ). Y las tres, directora y actrices, fueron nominadas a los premios Goya en su momento.    
 
Estrella y Leonor viven en un pequeño pueblo juntas. Madre e hija conviven con respeto, nunca se hablan mal y no quiere hacerse daño; incluso preservan en soledad las lágrimas por el marido y padre fallecido. La hija trabaja planchando a destajo en una fábrica de ropas, pero quiere volver a estudiar inglés y viajar a Londres. Pero no puede ejecutar su deseo por esa culpa de dejar sola a su madre, quien tampoco le apoya inicialmente. Porque el abandono de los hijos del hogar es parte del ciclo vital, e importante por el futuro que viene y el pasado que se deja atrás. 

Y este tema del nido vacío se trata aquí de forma contenida e intimista, con escenas tan cotidianas como la de ambas sentadas en el sofá, tapadas con una manta, pues la mayor parte de la historia tiene lugar en el salón de casa y en ese tour de forcé entre ellas dos. La exclamación de Leonor es clara, “Mamá, es que no aguanto más esta casa. No quiero volver”. Porque la madre no quiere que se vaya su hija, pero tampoco se ve capaz de retenerla a su lado, por lo que ambas tendrán que afrontar esta nueva etapa de la vida en que su mundo en común se tambalea. Y la frase final de la madre en la despedida: “¿Estás feliz?”; y la respuesta de la hija, en el abrazo: “Creo que sí”. Y fin, con fundido y negro y una dedicatoria: “A mi madre”. 

Y esta dedicatoria de Celia Rico Clavellino posiblemente se repite en su segundo y reciente largometraje: Los pequeños amores (2024), otra convivencia entre una madre y una hija, donde la cotidianidad reaparece en ese caluroso verano. Y de nuevo dos actrices mano a mano: la madre, Ani (Adriana Ozores, a quien conocemos en Cine y Pediatría por su participación en Manolito Gafotas – Miguel Albadalejo, 1999 -), y la hija, Teresa (María Vázquez). 

Ani vive sola en su casa del pueblo y sufre una caída mientras pintaba la fachada. Y su hija Teresa viene de Madrid a cuidarla, por lo que ha tenido que cambiar sus planes de ese verano (iba a visitar a un nuevo amigo). Y vamos conociendo a los personajes: Ani es una madre ruda, reivindicativa y no muy conformista, que intenta convivir con las nuevas tecnologías y todo lo que no conoce lo pregunta al buscador de internet en su tableta, mientras convive con su menopausia (de ahí los consejos a su hija: “Empieza a tomar soja, para prepararte a la menopausia y sus calores”); Teresa vive en Madrid, es amante de las matemáticas y sigue soltera entrada en la cuarentena, por lo que su madre le dice: “Si no le dieras tantas vueltas a las cosas… Al final te vas a quedar sola”. Entre ellas aparece el joven pintor de brocha gorda (Aimar Vega) que tiene anhelos de estudiar para convertirse en actor y que será como un soplo de aire fresco ante la agobiante relación entre madre e hija, y en un momento le pregunta a Teresa: “¿Lloras por lo que te ha pasado o por lo que todavía no ha pasado?”. Y suena la canción “Todo me sabe a poco”, del cantante español conocido como Alizzz. 

De nuevo una película costumbrista, intimista y sencilla alrededor de los vínculos de una madre y su hija, con potentes diálogos y con el único escenario de esa casa de campo. A destacar esa escena de ambas sobre la cama y en camisón durante una de esas cálidas noches de verano, donde las confesiones de cada nos acercan a una vida anterior cuando tuvieron que salir adelante al fallecer el padre, cuando Teresa se fue de casa y les gustaba viajar juntas, y el nuevo amor de la hija con un hombre casado, de ahí la pregunta: “¿Qué esperas de todo esto? Supongo que te da miedo esperar algo…”

Con el fin del verano, Teresa regresa a Madrid. Y oye el mensaje que su madre le ha dejado en el teléfono, reflejo del cariño reavivado, momento que la canción “Go to Sleep” del grupo británico The Kinks, pone punto y final a esta relación madre-hija desde el punto de vista de una hija que, posiblemente, nunca será madre. 

Y estas dos películas de Celia Rico Clavellino, un cine de mujeres tan en boga en nuestro país, se sustentan en varios puntos en común: esa relación madre-hija (con grandes interpretaciones de sus actrices), bajo la sombra del padre fallecido, y tratadas desde la intimidad del hogar, la cotidianidad de sus diálogos y la contención en la dirección. Buen cine alrededor de ese ecosistema que es la familia. Esos pequeños amores que nos permiten viajar al cuarto de una madre.

 

miércoles, 14 de agosto de 2024

Síntesis de las recomendaciones de la GPC sobre ITU en edad pediátrica

 

Hace dos meses anunciábamos en este blog la actualización de la Guía de práctica clínica (GPC) española sobre infección del tracto urinario en la población pediátrica. Un documento de 308 páginas donde se responden a 45 preguntas clínicas estructuradas y agrupadas en12 apartados.  

Un documento extenso e intenso que merece la síntesis que se acaba de publicar en Anales de Pediatría. Y en el resumen del artículo se argumenta la esencia de la actualización de esta GPC: “En las últimas décadas, se han producido profundos cambios en el manejo de la infección urinaria en pediatría, a partir de estudios que cuestionaban la eficacia de las estrategias para prevenir el daño renal y la evolución posterior a enfermedad renal crónica, muy poco probable en la mayoría de los casos. No obstante, todavía existe una gran variabilidad clínica en el manejo e incertidumbre en cuestiones relativas al diagnóstico, la indicación de una exploración radiológica, el tratamiento o el seguimiento de estos niños. La actualización de la guía de práctica clínica española ha examinado en la literatura publicada desde el año 2009 y de modo riguroso aspectos de la práctica actual, considerando la evidencia de los beneficios de cada intervención, junto con los riesgos asociados y desventajas, para intentar delimitar las pautas de actuación más precisas”. 

Y en el documento, que cabe revisar en toda su extensión en este enlace, se realiza una síntesis de las recomendaciones en cada uno de sus apartados (principalmente diagnóstico, tratamiento y seguimiento) y que facilita la lectura, difusión y aplicación de las mismas. 

Un trabajo de síntesis con el rigor de una GPC merece todos los medios posibles para implementar la evidencia científica en la práctica clínica. 

lunes, 12 de agosto de 2024

Ácido valproico y gestación: medidas preventivas en mujeres y hombres

 

En su nota informativa del año 2018, la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) se hacía eco de las recomendaciones del Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia Europeo (PRAC), implementando medidas para evitar la exposición a valproato (ácido valproico) durante la gestación. 

- En niñas y en mujeres con capacidad de gestación, no se debe utilizar ácido valproico, excepto que no se pueda utilizar otra alternativa terapéutica y se cumplan las condiciones del plan de prevención de embarazos. 
- En mujeres embarazadas no se debe utilizar ácido valproico en el trastorno bipolar. En caso de epilepsia solamente se podrá utilizar si no es posible otra alternativa terapéutica. 
- El plan de prevención de embarazos incluye la evaluación de la posibilidad de embarazo en todas las mujeres, y el entendimiento y aceptación por parte de la paciente de las condiciones del tratamiento (que incluyen el uso de métodos anticonceptivos, pruebas de embarazo regulares y consulta con el médico en el caso de planificar un embarazo o existencia del mismo). El tratamiento deberá revisarse al menos anualmente. 

Y en el presente año 2024, en su nota informativa MUH (Medicamentos de uso humano) de la AEMPS se emitió recomendaciones sobre el uso de valproato en varones para evitar el posible riesgo de trastornos del neurodesarrollo en sus hijos tras la exposición paterna a este principio activo: 

- Los resultados de un estudio observacional retrospectivo realizado en varios registros de los países escandinavos, sugieren un aumento del riesgo de trastornos del neurodesarrollo en niños y niñas cuyos padres habían recibido valproato en los tres meses previos a la concepción, comparado con niños y niñas cuyos padres habían recibido lamotrigina o levetiracetam en monoterapia. 
- Se establecen nuevas recomendaciones sobre el uso de valproato en varones para prevenir este riesgo potencial en sus hijos 

Y por ello en la web de la AEMP se ha actualizado los materiales relativos al programa de prevención de embarazos en pacientes en tratamiento con este principio activo, y nos sumamos a esta difusión. Se recomienda a los profesionales sanitarios leer detenidamente la guía antes de prescribir valproato a mujeres (de cualquier edad) con capacidad para concebir y a pacientes varones. 

sábado, 10 de agosto de 2024

Cine y Pediatría (762). “How to Have Sex”, espejo del turismo de borrachera

 

Dentro del Festival de Cannes se creó en el año 1998 el premio Un certain regard, que intenta visibilizar y premiar el talento joven y obras originales y diferentes que buscan el reconocimiento internacional. Y en Cine y Pediatría hemos tenido la oportunidad de comentar algunos de esos premiados como la película senegalesa Moolaadé (Ousmane Sembène, 2004), la griega Canino (Yorgos Lanthimos, 2009) o la mexicana Después de Lucía (Michel Franco, 2012), y que, en muchos casos, ha sido un gran espaldarazo para esos directores que luego se han consolidado en el panorama cinematográfico. Y hoy llega la película británica How to Have Sex (Molly Manning Walker, 2023), en lo que es la ópera prima de su directora.   

Y How to Have Sex pone el foco en una triste realidad en las dos últimas décadas en nuestros adolescentes: ese turismo de borrachera que muchos emprenden en un momento de su vida, normalmente en ese paso del instituto a la universidad, como si fuera una especie de ridículo rito de iniciación a la vida adulta. En este caso, la película nos muestra este periodo vacacional que hacen tres adolescentes británicas (Tara, Skye y Em) en la isla de Creta (podría ser perfectamente nuestro Benidorm o Magaluf) como fin de etapa del instituto, mientras esperan las calificaciones para poder entrar a la universidad. Y en su primer baño en el mar ya proclama nuestra protagonista, Tara (Mia McKenna-Bruce): “Os quiero con toda mi alma. ¡Las mejores vacaciones de toda mi vida!”. Puro ocio como si no hubiera mañana de esta chicas zoomers (de la generación Z). 

Y estas tres adolescentes quieren disfrutar de “las putas mejores vacaciones” de su vida, lo que sobre todo incluye ponerse pibones, beber sin freno (hasta el vómito o desfallecimiento), desmadrarse en la discoteca o en fiestas, romper la noche, ligar y, si procede, buscar sexo (que en el caso de Tara, aún virgen, casi es un obligación). Y entre fiesta nocturna y fiesta nocturna, algún baño en la piscina o en el mar. Están en el final de su adolescencia, así que… si no es ahora, ¿cuándo?, se preguntan. Y ya se sabe: “Lo que pasa en vacaciones se queda en las vacaciones” y más en esos “resort” como escenario postapocalítpico. 

Vamos reconociendo el diferente perfil de cada una de las tres amigas: Tara, nuestra protagonista, Em (Enva Lewis), la más centrada e inteligente, y Skye (Lara Peake), quien se considera líder y la más atractiva y quien incita a Tara a que dé el paso de acostarse por fin con cualquier joven borracho en alguna de esas fiestas de Sodoma y Gomera que se repiten en esa zona turística repleta de jóvenes y adolescentes con los mismos propósitos que ellas. Y acaban conociendo a otros chicos ingleses de un apartamento vecino, y donde Badger (Shaun Thomas) y Paddy (Samuel Bottomley) tendrán un papel crucial en el desarrollo de los acontecimientos. 

Y quedan en la retina algunas escenas. Especialmente esa secuencia en la que Tara, triste y ajada por los excesos de la noche con ese vestido verde provocador, regresa por la solitaria calle central de la Magaluf cretense, una calle sucia con los restos del naufragio (botellas, plásticos, basura…) de un población arrasada por la fiesta. Y también llama la atención la vivencia previa de esa fiesta “crush”, una de esas palabras de moda entre las nuevas generaciones y que, entre desmadre de alcohol y sexualidad, se busca ese enamoramiento repentino y apasionante o más bien, sexo a secas. Retazos de una triste realidad en esas cortas e intensas vacaciones en lo que parece una descripción del conocido como turismo de borrachera, y en la que solo ha faltado que alguno de estos jóvenes haga balconing para rematar el cuadro. Y donde destacamos que la historia está narrada con una buena dirección de actores, así como un buen uso de la cámara y fotografía para imprimirnos en un baño de realidad. 

Porque finalmente Tara ha conseguido perder su virginidad, pero sabe que ha perdido algo más. Y eso lo demuestra su cara de desaliento y el saber que no han sido las mejores vacaciones de su vida. Y, gracias a la enorme interpretación de Mia McKenna-Bruce, no queda rastro de esa Tara loca hormonada que vemos en las primeras secuencias cuando, al final, tenemos delante a una adolescente sufriente. Y como espectador se reflexiona sobre el valor del consentimiento a la hora de tener sexo, y cómo, por encima del placer está el sentimiento y el respeto, sea la “primera vez” o la última. 

Y sí, el despertar sexual es importante. Pero no parece que la borrachera sea la mejor compañía. Porque el respeto comienza con uno mismo… Y así nos lo recuerda esta turbadora ópera prima, How to Have Sex, que puede confundir por el título y que nada tiene que ver con una comedia ni con un manual. Y que nos labra un escenario tremendamente realista, verosímil e identificable sobre las formas de socialización juvenil, con todos sus matices y tonalidades, para inscribir allí una experiencia de no consentimiento, como la que sufre Tara.

 

miércoles, 7 de agosto de 2024

Proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial)

 

Entre los muchos temas tratados en la XVIII Jornada MEDES (La segunda revolución digital de la comunicación científica), que tuvo lugar hace un mes dentro de los Cursos de Verano de El Escorial, pudimos conocer el proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial), creado recientemente, según una colaboración entre la Real Academia Española (RAE) y Telefónica, junto con la colaboración de otras importantes empresas tecnológicas como Google, Amazon, Microsoft, Twitter y Facebook. 

Por el acuerdo alcanzado se generaliza el Diccionario de la lengua española (DLE) de la RAE como fuente de información para la consulta de un término en español que se haga en la búsqueda de Google, pues se ha incorporado el lexicón del diccionario de la RAE en los teclados de Google (Gboard). Y es que las líneas principales del proyecto LEIA son, por un lado, velar por el buen uso de la lengua española en las máquinas y, por el otro, aprovechar la inteligencia artificial para crear herramientas que fomenten el uso correcto del español en los seres humanos. Y es que junto a estos socios tecnológicos se ha firmado un acuerdo de colaboración para trabajar con la Academia en el desarrollo de sus asistentes de voz, procesadores de texto, buscadores, chatbots, sistemas de nensajería instantánea, redes sociales y cualquier otro recurso, así como para seguir los criterios sobre buen uso del español aprobados por la RAE. Y también se llegó al compromiso de facilitar que el español esté disponible como lengua de uso de sus productos y servicios, con el fin de que los ciudadanos puedan disfrutar, en esta lengua, de los beneficios que ofrezca, ahora y en el futuro, la inteligencia artificial. 

Cabe recordar que, con casi 300 años de historia, el DLE es la obra lexicográfica académica por excelencia. Se han publicado 23 ediciones de la obra, convertida, a lo largo del tiempo, en el diccionario de referencia y consulta del español. Actualmente, el diccionario se encuentra en su versión 23.7 en el plano digital. El DLE cuenta con la participación de las 23 academias de la lengua española presentes en todo el mundo, lo que hace de esta obra lexicográfica una referencia panhispánica. Por tanto, el hito alcanzado es que Google de incorporar el lexicón del DLE en el teclado del sistema operativo Android, conocido como Gboard será importante por este cambio más fluido entre inglés y español al teclear y una reducción de sesgos. 

Este proyecto motiva a seguir mejorando en el buen uso y manejo de un idioma que hoy utilizan más de 590 millones de personas en todo el mundo. Y eso beneficiará un idioma rico, vivo y vital como es el español y "los idiomas españoles" en el mundo.

lunes, 5 de agosto de 2024

Más evidencia sobre la eficacia y seguridad de nirsevimab: ¿suficiente para su uso universal?

 

Desde el año 2020 el anticuerpo monoclonal nirsevimab apareció como fármaco preventivo de la bronquilitis por virus respiratorio sincial (VRS), dejando en un segundo plano al palivizumab, quien venía liderando este campo desde el año 1998. Y desde el primer momento España tomó un papel de liderazgo en su utilización hasta llegar a una inmunización universal la pasada campaña 2023-24, el primer país y, posiblemente el único del mundo, en llevar a cabo esta decisión. 

Desde el Comité de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia hemos ido analizando las publicaciones científicas al respecto, en la que hemos manifestado, por un principio universal de prudencia en la ciencia, dudas respecto a su seguridad y eficiencia a la hora de tomar una decisión de inmunización universal y no por grupos de riesgo. Y hemos ido realizando en este blog algunas publicaciones al respecto (ver 1, 2, 3 y 4).   

En el último número de Evidencias en Pediatría se ha publicado el archivado valorado críticamente respecto a la publicación del Harmony Study Group  y a cuyo artículo se puede acceder de forma libre en este enlace.  Aconsejamos su lectura íntegra, pero queremos destacar los apartados de Importancia clínica y Aplicabilidad en la práctica clínica: 

“- Importancia clínica: nirsevimab redujo el riesgo de ingreso por infección del tracto respiratorio inferior por VRS (ITRI-VRS), debiéndose tratar a 81 neonatos para evitar un ingreso (número necesario a tratar* [NNT] 81; IC 95: 73 a 99) y a 265 (NNT* 265; IC 95: 216 a 610) para evitar un ingreso que precisara oxigenoterapia. La magnitud del efecto es moderada, sin diferencias significativas en la necesidad de cuidados intensivos o intubación. Las estimaciones son imprecisas (menos de 100 eventos) y menos favorables que las del estudio pivotal de Muller WJ y cols, 2023 (NNT* 63 para ingreso y 72 para ingreso con oxigenoterapia o fluidoterapia intravenosa). El efecto en el subgrupo de lactantes mayores de 3 meses no alcanzó significación estadística. Se han publicado algunas estimaciones teóricas de coste-efectividad que son favorables, aunque incorporan asunciones sobre la reducción de morbilidad respiratoria, e incluso mortalidad, similares a las atribuidas a palivizumab, no demostradas. Se ha estimado que un caso de ITRI-VRS con ingreso en España cuesta 3362 euros, mientras que evitar un caso con ingreso costaría, para un precio de 200 euros por dosis, 16 200 euros (81 x 200; IC 95: 14 660 a 19 800) y un ingreso con oxigenoterapia 53 000 euros (265 x 200; IC 95: 43 200 a 122 000). 

- Aplicabilidad en la práctica clínica: los resultados de este estudio son aplicables a nuestro entorno, aunque la imprecisión de algunas estimaciones limita la calidad de la evidencia. Nirsevimab parece eficaz y seguro, al menos a corto plazo. Las dudas sobre la importancia clínica de la magnitud del efecto hacen que deban considerarse alternativas a la estrategia actual de inmunización universal. Una opción sería restringir la inmunización a menores de tres meses. Otra opción sería el uso combinado de la vacuna para gestantes, con nirsevimab limitado a lactantes de riesgo, que podría ser una estrategia más eficiente. No obstante, la implementación de la vacuna podría quedar cuestionada por los resultados de un ensayo clínico con otra vacuna frente al VRS, interrumpido por encontrar en un análisis interino un aumento del riesgo de prematuridad”. 

Según la información del propio laboratorio que comercializa nirsevimab (Sanofi-Aventis S.A.), se han implementado 300.000 dosis de vacunas a lactantes españoles durante la temporada 2023-24. Esto ha permitido analizar la eficiencia (aproximada a la eficacia de los ensayos clínicos) y seguridad (se indica que no se han identificado nuevos riesgos diferentes a los expuestos en la ficha técnica) postcomercialización. Por fortuna, respecto a la seguridad, y tras aplicar cientos de miles de vacunas a lactantes sanos, no ha habido que lamentar a corto plazo ningún efecto adverso inesperado y grave. Y tal como se demuestra en este gráfico compartido por Sanofi-Aventis S.A. la mayoría de los datos del mundo, con diferencia, proceden de nuestro país. 



Y con estos datos de eficiencia continúa la duda que se plantea en el título del archivo valorado críticamente: “Más evidencia sobre la eficacia y seguridad de nirsevimab: ¿suficiente para su uso universal?”. No dudamos que ya han comenzado los estudios de evaluación económica y que, como ya pasó con el palivizumab (ver post previos 1, 2 y 3), apreciaremos una gran variabilidad de resultados atribuibles a: 1) diferente calidad de los estudio farmacoeconómicos; 2) variaciones en la reducción absoluta del riesgo de hospitalización; 3) las diferentes asunciones del modelo; y 4) el sesgo del financiador (esto es clave, pues los estudios de evaluación económica financiados por la industria farmacéutica siempre fueron coste-efectivos en el caso del palivizumab, y los independientes en ningún caso). Y el coste-oportunidad en sanidad es clave y un tema no solo económico, sino bioético. 

Seguiremos atentos al devenir de los hechos desde la Medicina basada en la evidencia. Y esperamos la llegada de los estudios de evaluación económica independientes.   

sábado, 3 de agosto de 2024

Cine y Pediatría (761). “Heroico”, potros de la formación militar

 

En el año 1987, el controvertido genio de Stanley Kubrick filmó una de las películas antibélicas icónicas en el séptimo arte, por título La chaqueta metálica, una película alrededor de la Guerra de Vietnam basada en la novela de Gustav Hasford, “Full Metal Jacket”, y con dos partes muy claras: la primera corresponde al duro adiestramiento a que son sometidos los reclutas, y la segunda comprende su posterior envío al conflicto bélico. Y es la primera parte la que no olvidamos por su crudeza, esa fase de instrucción en la que el Sargento Hartman (R. Lee Ermey) utiliza métodos inhumanos y crueles para endurecer el cuerpo y el alma de los reclutas y, con ello, crear verdaderas máquinas de matar, y cómo se centra en la repercusión que tiene en dos soldados, J.T. “Joker” Davis (Matthew Modine) y Leonard “Gomer Pyle” Lawrence (Vicent D´Onofrio). De hecho, se puede apreciar cómo se produce una transformación en los reclutas y su actitud posterior en el campo de batalla. 

Una película que ha adquirido el apellido “de culto” y que ha dejado un amplio legado en la cinematografía. Porque el abuso en la instrucción militar se ha repetido en las historias del séptimo arte, como ya vimos en la película alemana Napola, escuela de élite nazi (Dennis Gansel, 2004) y hoy volvemos a revivir en la mexicana Heroico (David Zonana, 2023), una película que ha conmocionado al propio país de origen, con una dura reflexión de su propio director y que surge de la necesidad de comprender la violencia que asola México como consecuencia de otras problemáticas: “Aquí los jóvenes o ingresan en las Fuerzas Armadas para sustentar a su familia y tener un seguro médico o en las filas del narcotráfico”. 

Luis Nuñez (Santiago Sandoval) es un adolescente de 18 años de origen indígena que ingresa en el Heroico Colegio Militar, una escuela militar de las Fuerzas Armadas mexicanas, y donde descubrirá la terrible realidad que se esconde detrás de la institución, con ese mensaje ambiguo de “No solo van a hacerse oficiales, van a hacerse hombres”. No solo por la férrea disciplina a que son sometidos por los oficiales, sino por la crueldad inhumana por parte de sus propios compañeros que llaman potros a los nuevos, que lo someten a toda clase de abusos físicos, vejaciones e insultos entre “pendejos” y la “chingada”… y que algunos no lo pueden soportar. Y conoceremos que la mayoría de los reclutas ingresan por la necesidad de ayudar a sus familias, pues algunos incluso tienen hijos. Especial interés tiene la relación que se establece entre Luis y el cadete Eugenio Serra (Fernando Cuautle), donde aprecia que estos superiores realizan en su tiempo libro “trabajos” en los que atracan hogares. 

Cuando Luis regresa de permiso a su casa trae medicinas a su madre para atender su diabetes, pero también trae una decisión ante las experiencias vividas: “No quiero seguir. Me quiero dar de baja”. Pero no recibe el apoyo, y la madre le responde con esta pregunta: “¿No te importa que no pueda tener mis medicinas?”. Porque su madre tiene que someterse a diálisis dos veces por semana, algo que es gratis por el seguro militar, pero que es inasumible si no fuera así. Así que se ve obligado a regresar a la Compañía de Infantería, donde los abusos solo hacen que aumentar (por el solo hecho de la superioridad en el rango militar)… y que llegan a obligarle a apuñalar a un perro. 

Luis denuncia estos abusos ante el General Arriaga, así como la desaparición de un compañero recluta, pero sirve de poco. Y ello hace que en Luis solo crezcan los deseos de venganza. Aunque finalmente tiene que asumirlo y se gradúa en lo que acaba siendo una historia de terror y venganza en estas instituciones de las que tan poco sabemos dado su hermetismo. 

Cabe destacar que esta película está grabada en el Centro Ceremonial Otomí, ubicado en el estado de Temoaya. Un centro inaugurado en 1980 para dar continuidad a las ceremonias ancestrales y sagradas del pueblo otomí y que tiene una dimensión y fisonomía muy particular, situado a 3200 metros de altitud, por lo que es utilizado por deportistas de alto rendimiento para el entrenamiento de alta montaña. Dado su aspecto tan llamativo no solo ha sido el escenario de esta película, sino también de agunas escenas de la película de James Bond, Licencia para matar (John Glen, 1989), así como del vídeo musical Limbo del cantautor puertorriqueño Daddy Yankee. 

Es Heroico un drama basada en hechos reales, en la que David Zonana se suma al drama social que ya manifestara en su ópera prima, Mano de obra (2019). Y es Heroico cine denuncia, una película que como bien se ha comentado, si se hubiera filmado en otro momento histórico, no sólo la película hubiera sido destruida, sino que es posible que habría habido represalias a su director. Por ello ha sido una pequeña convulsión en México, un país que desde hace tiempo sufre un clara y progresiva militarización (y basta recordar la Guardia Nacional creada en 2019 por el presidente López Obrador, y que en poco tiempo ha pasado de 40.000 a 120.000 miembros) y que sorprende al pasear en la céntrica Avenida Madero de Ciudad de México. Impresiona…