lunes, 30 de septiembre de 2024

Comienza el curso de Continuum "Atención integral al paciente con sobrepeso y obesidad"

 

Comienza en breve el curso de Continuum "Atención integral al paciente con sobrepeso y obesidad" y que, en esta su primera edición, contará con la coordinación del Comité de Nutrición y Lactancia materna de la AEP, la AEPap, SEPEAP, SEEP y SEGHNP. 

Este curso proporcionará al alumno conocimientos y habilidades necesarios para mantener y mejorar su competencia en la prevención y diagnóstico de la obesidad infantil, abordaje inicial y avanzado, tratamiento de la obesidad y de sus comorbilidades y seguimiento a medio y largo plazo. 

Los objetivos del curso son
- Conocer la definición de obesidad y sus criterios diagnósticos en Pediatría. 
- Actualizar conocimientos sobre los principales factores de riesgo que predisponen al desarrollo de obesidad, especialmente en la primera infancia. 
- Identificar las comorbilidades y enfermedades asociadas a la obesidad. 
- Conocer cúales son las estrategias de promoción de hábitos saludables más eficaces en la prevención de la obesidad infantil. 
- Actualizar conocimientos sobre las nuevas guías de tratamiento, el papel de la nutrición y nuevas terapias para el tratamiento de la obesidad infantil. 
- Integrar el conocimiento actual en una ruta diagnóstico-terapeútica del paciente pediátrico con obesidad, desde el cribado y abordaje en Atención Primaria, los criterios de derivación a Atención Hospitalaria, el seguimiento de estos pacientes y la transición a la medicina del adulto. 

Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
 - ¿Qué es la obesidad? 
- Factores de riesgo para desarrollar obesidad 
- Comorbilidades de la obesidad 
- Prevención de la obesidad 
 - Tratamiento de la obesidad en Pediatría 
- Ruta diagnóstico-terapéutica del niño con obesidad. 

El curso tutorizado, de 2 meses de duración, estará en activo desde el 24 de octubre hasta el 19 de diciembre 2020. 

Toda la información necesaria en la web de Continuum. Os esperamos. 

Asociación Española de Pediatría, Continuum, curso formación, formación continuada, obesidad, sobrpeso, Comité de Nutrición y Lactancia materna

sábado, 28 de septiembre de 2024

Cine y Pediatría (769). “Thin”, miedo a comer

 

“Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) afectan aproximadamente a 5 millones de personas en Estados Unidos. Una de cada siete mujeres con anorexia nerviosa morirá por esta enfermedad”. Con este mensaje comienza la película documental Miedo a comer (Thin) (Lauren Greenfield, 2006), la historia de cuatro mujeres que sufren de anorexia y bulimia en distintas edades (entre 15 y 30 años) y que intentan recuperarse en el Centro Renfrew de Florida, un lugar especializado para el tratamiento de los TCA, y donde la cámara se introduce al estilo “cinema verité”. Una película que ha tenido un notable éxito de crítica y público, si bien no es cómoda de visualizar, pues vemos desde nuestra butaca una realidad incómoda: la de Shelly, Polly, Alisa y Brittany. Historias más dolorosas que las propias estadísticas, donde ellas son las protagonistas principales, pero donde aparecen también los diferentes profesionales del centro. 

Comienza con el despertar en el Centro Renfrew, momento en el que las internas acuden a la sala que llaman de “peso y signos vitales”, donde las enfermeras realizan el control de peso y la toma diaria de frecuencia cardiaca, presión arterial, temperatura, así como la exploración física para confirmar su estado general y buscar posibles lesiones físicas. Y donde vamos viendo los significativos carteles colocados en la institución: “Dos líquidos por comida”, “No se permite ir al baño durante las comidas”, “Las pacientes deben permanecer sentadas durante toda la comida”, “Solo 15 minutos al teléfono”, “No deje a la paciente sola en la sala de exploración”. Y durante los 102 minutos de metraje acompañamos a nuestras protagonistas… 

Shelly Guillory, 25 años, enfermera psiquiátrica, tiene una hermana gemela. Admite haber tenido ideas suicidas con insulina o sobredosis de medicamentos antipsicóticos. Obligada a alimentarse por sonda durante los últimos 5 años, aunque pronto aprendió a inutilizar el tubo que le habían implantado en el estomago, usando jeringuillas para sacar por él la comida nada más tomarla. Después de diez hospitalizaciones, aceptó internarse en Renfrew. “Bienvenida. Y buena suerte”, le dice una auxiliar del centro, tras indicarle las reglas del centro. Ella recuerda que “De cada fotografía mía que tengo en los últimos 5 años, en la mayoría tengo un tubo en mi nariz… Así que mi padre hizo que lo bajaran y desperté con un tubo en mi estómago”. 

Polly Williams, 29 años, confiesa que contaba calorías y grasas desde que tenía 11 años. Ha estado en tratamiento durante seis semanas, pero se internó después de un intento de suicidio: intentó cortarse las venas después de comer un par de trozos de pizza, aunque ese no fuera el motivo real. Es quizás la más rebelde del grupo y se salta las reglas de la comunidad: “Es difícil comer siempre. De todo esto es lo que menos necesito…” 

Brittany Robinson, 15 años, presenta un desorden alimenticio desde que tenía 8 años. Pero lo que es peor, su madre también tenía un TCA y realizaban conjuntamente los atracones y vómitos inducidos junto a su hija. En el último año pasó de tener un peso de 83 Kg a quedarse en 43. Cuando llegó a Renfrew tenía un ritmo cardiaco bajo, pérdida de cabello y daño hepático. Y tampoco se adapta: “Mamá, no estoy bien. Quiero volver a casa”. 

Alisa Williams, 30 años, presenta un TCA desde hace 16 años. Madre de dos niños, divorciada, ha sido hospitalizada cinco veces en los últimos tres meses. Mantenía un régimen de 200 calorías en lugar de las 1.600 que se recomienda para su edad. Y nos narra con todo lujo de detalles sus atracones y purgas. Y su cruda reflexión: “¿Y si tengo que fallecer en el intento? Sería un gran logro”. 

Y la película entremezcla las vivencias de cada paciente, con sus logros y recaídas, con sus fases de euforia y desesperación, con ese apoyo entre las internas de forma ocasional, con las pugas que recurren en ocasiones. Y ello junto con las reuniones de equipo, allí donde médicos, enfermeras, psicólogos, psiquiatras, terapeutas nutricionales y otros profesionales del centro revisan la evolución de cada chica. Se repiten las reuniones, también con ellas presentes. Y con las ocasionales revisiones de habitaciones de las pacientes, cual detectives privados. Y donde se entrecruzan con las opiniones de otras internas: “Y mi novio me dijo: Quiero pasar el resto de mi vida contigo, pero a la velocidad que vamos temo sepultarte en cinco años”. 

Miedo a comer (Thin) es un documento impactante, como impactante es la vivencia de los TCA. Y que deja traslucir algunas de las lagunas del sistema sanitario estadounidense, pues dos de nuestras protagonistas tienen que dejar el centro porque el seguro les expiró, y con una situación clínica muy diferente: porque mientras Alisa se apoya en el recuerdo de sus hijos e intenta recuperarse, Brittany sigue mal, muy delgada, con alopecia y con ideas no controladas respecto a su desorden alimenticio: “Solo quiero que me dejen morir… Estoy harta de mí, estoy tan cansada. Quiero ser más delgada”. Y también impacta cuando expulsan a Polly, pues los responsables consideran que es una mala influencia para la comunidad, y ello pese a los ruegos de la madre, que resultan en vano. Shelly es la única de las cuatro que es dada de alta de Renfrew con normalidad, pero se siente insegura fuera del centro, no se siente tan fuerte como para superarlo sola. 

El colofón de la película no nos deja más tranquilos: “Brittany empezó a hacer dieta después de salir y perdió peso rápidamente. El seguro no pagaría tratamientos futuros. Volvió a casa con su madre, consiguió un trabajo de verano en Burger King. Alisa perdió 9 Kg después de salir e intentó suicidarse con una sobredosis de diuréticos. Regresó a Renfrew y recobró un peso saludable. Polly regresó a la escuela a estudiar fotografía y consiguió un empleo administrando un estudio fotográfico. Se estabilizó en un peso saludable, a pesar de su lucha con la purga. Shelley perdió 8 Kg y recibió tratamiento de shock eléctrico para tratar su depresión. Ahora está casada y regresó a su trabajo como enfermera, aunque sigue luchando contra su trastorno de la alimentación”

Miedo a comer (Thin) es una película documental tan incómoda como necesaria.

 

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Guía de signos y síntomas de sospecha de enfermedades raras


Son numerosos los post que desde este blog hemos dedicado a las enfermedades raras o de baja prevalencia, y desde muy distintos puntos de vista. Y hoy quiero compartir una texto, de acceso libre y gratuito tanto para profesionales como para la ciudadanía en general, elaborado por FEDER Extremadura por la Consejería de Sanidad y el Servicio Extremeño de Salud, al dotarnos de una herramienta que es una guía para aumentar el conocimiento de los y las profesionales implicados en la atención sanitaria y sociosanitaria de estas enfermedades. Para ello, ha contado con la coordinación de cerca de una veintena de profesionales del Hospital Universitario de Badajoz liderados por la experiencia de los doctores Agustín Pijerro y Enrique Galán, este último un buen amigo con el que he colaborado durante décadas en el contexto del ECEMC (Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas). 

Esta guía es un texto que funciona como punto de partida en la sospecha de signos guía de una enfermedad poco frecuente para los médicos de atención primaria, y en el que se vuelcan no solo conocimientos teóricos, sino el esfuerzo de mucho tiempo de trabajo con los pacientes con enfermedades poco frecuentes. 

Como se define en el prólogo del libro: “Ante ti tienes una obra diferente, una publicación que es especial, pues la misma va dirigida hacia lo que es considerado como poco frecuente, a aquello que no es común, a lo diferente, a lo distinto, en definitiva va dirigida hacia las mal llamadas en función de su baja prevalencia clínica, enfermedades raras, pero que a su vez son poco conocidas, escasamente estudiadas y desde luego “poco atractivas” para el ámbito de la investigación y la realización de estudios y ensayos clínicos sobre las mismas”. 

El texto, de 176 páginas, está dividido en 12 capítulos y un anexo (como propuesta de circuito de llegada y derivación de pacientes de enfermedades raras, con el apoyo de todos los recursos locales, autonómicos, nacionales e internacionales).  Se puede revisar su contenido en este enlace y en el documento volcado abajo.

Un buen recurso para el manejo de estas enfermedades de baja prevalencia, donde todo apoyo es positivo. En este enlace de la web de nuestro Servicio de Pediatría hemos recopilado un buen número de recursos al respecto.

 

lunes, 23 de septiembre de 2024

Terapia cinematográfica (8). Prescribir películas para entender el síndrome de Down


El síndrome de Down (SD) siempre se describe como la principal causa de discapacidad intelectual congénita y la alteración genética humana más común, de ahí que se disponga de tanta información científica y también de tanta divulgación para estas personas y sus familias. El SD no es una enfermedad, tampoco existen grados de síndrome de Down, aunque el efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable. 

Cabe recordar que el SD es el defecto congénito cuya frecuencia al nacimiento ha experimentado un descenso más acusado; y ello es debido a que existen planes de diagnóstico prenatal específicamente dirigidos a la detección del SD (especialmente enfocados a los grupos de mayor riesgo, es decir, a las madres de mayor edad). Y España es uno de los países donde menos niños y niñas con SD nacen en el mundo, lo cual merece una reflexión. Y más teniendo en cuenta que la calidad y la esperanza de vida de estos niños y niñas han cambiado radicalmente en las dos últimas décadas, alcanzándose mejor estado de salud, mayor grado de autonomía personal e integración en la comunidad. 

Porque para que cada niño o niña con SD tenga una vida plena y llena de posibilidades podemos ayudarle desde la familia, la sanidad, la educación y la sociedad. Nuestro afecto y dedicación va a hacer posible que descubra el mundo que le rodea y que desarrolle todas sus capacidades, pero además en nuestro entorno existen recursos que ayudarán a toda la familia. Y por ello cada 21 de marzo, Día Mundial del síndrome de Down, se nos recuerda que la vida va de calidad (de vida y de integración) y no de cantidad (de cromosomas). Y lo recordamos en esa fecha cada año, pero conviene hacerlo cada día. Porque en un mundo repleto de derechos y deberes para proteger al ecosistema, a la naturaleza y la vida animal… en un mundo global y más concienciado con la vida, no debiéramos pasar por alto que conceder el derecho a nacer a las personas con SD es un debate y una reflexión muy necesaria. Y a partir de ahí, potenciar sus capacidades y su dignidad. Eso sí que sería un mundo “de cine” y un mundo coherente. 

Pero mientras ese momento llega, cada uno debe aportar su grano de arena. Y el séptimo arte también lo ha hecho con sus historias y sus protagonistas alrededor del SD. Y hoy proponemos un viaje por 7 películas argumentales. Estas películas son, por orden cronológico de estreno: 

- El octavo día (Le huitième jour, Jaco Van Dormael, 1996), para admitir la importancia de ver las capacidades de las personas más allá se nuestro séptimo día. 

- León y Olvido (Xavier Bermúdez, 2004), para concienciarnos de que la vida no va de cromosomas. 

- Anita (Marcos Carnevale, 2009), para darnos cuenta lo que supone romper la dulce cotidianidad para las personas con síndrome de Down. 

- Colegas (Marcelo Galvão, 2012), para ver en cada uno de ellos a seres humanos “de cine” con deseos por cumplir. 

- Ghadi (Amin Dora, 2013), para entender que los hijos con síndrome de Down son verdaderos ángeles en muchas familias. 

- La historia de Jan (Bernardo Moll Otto, 2016), para respetar el valor de cada vida… incluso el de las vidas que van a ser tan importantes. 

- Mi hermano persigue dinosaurios (Mio fratello rincorre i dinosauri, Stefano Cipani, 2019), para percibir las vivencias de los hermanos y la importancia de su apoyo. 

Siete películas argumentales para reivindicar que la vida no va de cromosomas, sino de amor, convivencia, respeto, comprensión, integración… y tantos otros valores positivos para intentar un mundo mejor.

 

sábado, 21 de septiembre de 2024

Cine y Pediatría (768). “El rapto” de niños en nombre de la fe

 

Es Marco Bellocchio un experimentado director y guionista italiano, quien sigue activo a los 84 años de edad. Son, pues, seis décadas donde se ha dedicado a contar historias con unas claras señas de identidad de su cine: su compromiso con el pensamiento de izquierdas y su mirada crítica hacia la sociedad. Y así fue desde su ópera prima en el largometraje, Los puños en los bolsillos (1965), hasta su última obra hasta el momento, El rapto (2023); y, entre ellas, obras como China está cerca (1967), Noticias de una violación en primera página (1972), En el nombre del padre (1972), La sonrisa de mi madre (2002), Buenos días, noche (2003), El traidor (2019) o Exterior noche (2022). 

Y hoy nos convoca su última obra, El rapto (2023), la historia real del niño judío secuestrado por el Vaticano en el siglo XIX y conocido como el caso Mortara, un drama familiar con amplias repercusiones políticas. La historia real fue la siguiente, y ello se intenta reflejar en la película. En 1858, en Bolonia, que entonces formaba parte de los Estados Pontificios, la policía se llevó a Edgardo, el hijo pequeño de seis años de la familia Mortara, y lo condujo al Vaticano por orden del Papa Pio IX. Los Mortara eran comerciantes judíos que vivían en el gueto de la ciudad. Cuando siendo un bebé Edgardo había enfermado, la criada de la familia, una chica católica de escasas luces llamada Anna Morisi, decidió bautizarlo en secreto para salvar su alma en caso de que falleciera. Esta información llegó tiempo después a oídos del inquisidor local, Pier Gaetano Feletti, que ordenó que se le arrebatara el niño a la familia para educarlo en la fe católica. Según una antigua norma papal, cualquier cristiano podía improvisar un bautizo para salvar el alma de un crío en peligro de muerte. Y una vez bautizado, el infante pasaba a ser cristiano. 

Y en el filme, y durante su metraje de 134 minutos, conocemos a Edgardo niño (Enea Sala), en el contexto de su familia, con siete hermanos más, hasta el Edgardo adolescente y joven (Leonardo Maltese), ya totalmente abducido por su formación católica, junto con otros muchos niños en su misma situación, y junto al Papa Pio IX (Paolo Pieroboron), quien le coge una especial estima. Baste recordar esa escena en el salón en la que el Papa come con los niños que ha cogido a su cargo y pregunta: “¿Alguien puede decirme que es un dogma?”. Y la contestación del niño Edgardo, tras el silencio del resto: “El dogma es una verdad de fe, en la que se cree sin cuestión alguna y sin discusión, porque viene directamente de Dios”. Y el Papa le responde: “¡Bravo Edgardo! Me has costado caro, pero me has compensado ampliamente. Dios obró un milagro al confundir a esos canallas que querían secuestrarte, pero afortunadamente sigues aquí”. Y ello porque la película es una continua la lucha de la familia (y también del pueblo) para tratar de recuperar a su hijo ante esta acción de la Iglesia Católica. Y donde la madre lamenta: “Sigue allí en Roma solo. Lo llenan de mentiras. ¿Me devolverán a mi hijo después de todo esto?”. 

Y Bellocchio nos lo narra en estilo casi documental, aplicando las fechas concretas a los fotogramas, desde el presunto bautizo en la noche del 24 de junio de 1858 hasta la muerte de Pio IX, el 7 de febrero de 1878, pasando por el juicio a Pier Gaetano Feletti (Fabrizio Gifuni) en 1860 (donde es exculpado, mientras Edgardo es confirmado en la fe católica), o el mismo asalto por el ejército al seminario de Roma en 1870, donde su hermano le pregunta: “¿Pero cómo puedes defender a esos criminales que te raptaron?” (esta parte es una licencia no fiel a la historia). Y es que ha pasado una década, y ahora Edgardo está muy feliz de haber abrazado el cristianismo, y ya ha olvidado que le arrancaron de los brazos de su familia en su infancia. Es más, considera que el bautismo le salvó… Y es tal la separación que se establece con su familia que no acudió al funeral de su padre, y en el lecho de muerte de su madre, intenta bautizarla, aunque esta es firme: “Nací siendo judía y moriré judía”. 

En resumen, con absoluta prepotencia y total impunidad, el Vaticano le arrebató su hijo a una familia judía y lo recluyó con otros niños en situaciones similares en la Casa de los Catecúmenos de Roma para educarlo allí en el seno de la Iglesia. El padre del niño no se quedó de brazos cruzados; movió sus contactos en la comunidad hebrea de Bolonia y Roma. El caso acabó en las páginas de la prensa internacional y se armó un escándalo que llegó a tener consecuencias políticas. Rabinos italianos y de Estados Unidos intervinieron y hasta los banqueros Rothschild, que financiaban al Vaticano con sus préstamos, presionaron. Pero el Papa se mantuvo firme. No olvidemos que fue Pio IX quien introdujo lo de la “infalibilidad del Sumo Pontífice”… y tampoco olvidemos que fue beatificado en el año 2000 por el Papa Juan Pablo II. Con su pontificado de casi 32 años ha sido el segundo más largo de la historia de la Iglesia, o el más largo si se descarta el de Simón Pedro, cuya duración es difícil de determinar. 

El caso de Edgardo Mortara se convierte en un vibrante alegato contra los abusos del poder. El asunto ha dado pie a varios libros, pero destaca el de David Kertzer, antropólogo e historiador estadounidense, especializado en la historia política, demográfica y religiosa de Italia, quien publicó en 1997 “The Kidnapping of Edgardo Mortara”, y más adelante algunos sobre Pio IX, como “The Pope and Mussolini: The Secret History of Pius XI and the Rise of Fascism in Europe2 (2014) y “The Pope Who Would Be King: The Exile of Pius IX and the Emergence of Modern Europe” (2018). Y parece que tampoco Bellocchio quiere olvidarse, teniendo en cuenta que ya el propio Steven Spielberg había mostró antes interés en llevar esta historia al cine, interesante como materia prima para una película por tres motivos: por el drama familiar, con un niño zarandeado entre dos religiones; por las repercusiones políticas que tuvo en unos momentos de grandes tensiones y cambios sociales en la Italia del Resorgimento; y por los conflictos que han abatido con tanta frecuencia el Vaticano y la figura de algunos Papas, y aquí cabe pensar que los coletazos del asunto llegaron hasta el año 2000, ya que fue un argumento contra el proceso de beatificación de Pío IX, que pese a todo Juan Pablo II acabó llevando a cabo. 

Está claro que la visión anticlerical de Bellocchio no se oculta en esta película y en toda su filmografía. Pero tampoco la historia de los Papas es ajena a la corrupción y a aspectos nada divinos, y en el recuerdo está la trinidad de los más corruptos (Esteban VI y su Sínodo del Terror, Juan XII, conocido como El Papa Fornicario, y Bonifacio VIII, conocido como el Papa Corrupto) y el decálogo de otros que no le fueron a la zaga (Sergio III, Benedicto IX, Inocencio IV, Clemente VI, Urbano VI, Sixto IV, Inocencio VIII, Alejandro VI, Julio II y León X). Los legados de estos Papas no solo empañaron la reputación de la Iglesia Católica Romana, sino que también inspiraron una investigación sobre la legitimidad de las verdades supuestamente eternas que sus enseñanzas religiosas afirman contener. Porque el hecho de que varios Papas hayan sido malos en el sentido de que ni siquiera cumplieron con los estándares mínimos de integridad moral y piedad, plantea un problema grave para el catolicismo romano. En cualquier caso, hay que ver este listado de forma global. Pues a lo largo de la historia la lista del Anuario Pontificio contiene 264 Papas y 266 papados (esto se debe a que Benedicto IX accedió en tres ocasiones al papado). 

Y regresamos al colofón de esta película: “Hasta 1906, don Pío María Edgardo Mortara llevó una vida misionera de predicación. Ese mismo día se retiró a la abadía de Bouhay, cerca de Lieja, en Bélgica, donde falleció el 11 de marzo de 1940 con casi 90 años”. Porque cierto es que Edgardo presentó algo así como un síndrome de Estocolmo en la religión (llamémosle como síndrome del Vaticano), pues se convirtió en un sacerdote de férrea fe que recorrió Europa contando su historia como ejemplo de una conversión que había salvado su alma, siendo además un erudito políglota. 

Historia, denuncia y ficción se dan la mano en El rapto, la última obra de Marco Bellocchio. No confundir este film (por título original, Rapito) de la película argentina El rapto (Daniela Goggi, 2023), sobre las desapariciones de la brutal dictadura argentina en la década de los 80.

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Literatura médica de la buena

 

Al igual que hace unos días desgranábamos de la colección de libros “Medicina en español” de Fernando A. Navarro su recopilación de médicos escritores y escritores médicos, hoy vale la pena revisar su otra recopilación, próxima a la anterior. Me refiero a esos libros alrededor de temas médicos, sobre enfermedad, sobre síntomas como el dolor, sobre desenlaces como la muerte, o sobre personajes médicos (algunos autobiográficos, otros, la mayoría, de ficción). 

Literatura médica de la buena, como nos recuerda su autor, y en cuyo listado de obras al respecto recoge títulos como los siguientes: 

“Elogio de la locura” (1511) de Erasmo de Rotterdam 
“El médico a palos” (1666) de Molière 
“Frankestein” (1818) de Mary W. Shelley 
“Diario de un loco” (1834) de Nikolái Gógol 
“El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde” (1886) de Robert Louis Stevenson 
“La muerte de Iván Ílich” (1886) de León Tolstói 
“El pabellón nº 6” (1892) de Antón Chéjov 
“La isla del doctor Moreau” (1896) de H. G. Wells 
“El árbol de la ciencia” (1911) de Pío Baroja 
“Un médico rural” (1919) de Frank Kafka 
“Arrowsmith” (1925) de Sinclair Lewis 
“Un mundo feliz” (1932) de Aldous Huxley 
“Viaje en torno de mi madre” (1937) de Frigyes Karinthy 
“La ciudadela” (1937) de Archibald J. Cronin 
“Pabellón de reposo” (1943) de Camilo José Cela 
“Tifus” (1943) de Jean Paul Sartre 
“El enfermo” (1943) de José Martínez Ruiz, “Azorin” 
“Sinuhé el egipcio” (1945) de Mika Waltari 
 “Bajo el volcán” (1947) de Malcolm Lowry 
“La peste” (1947) de Albert Camus 
“El doctor Zhivago” (1957) de Boris Pasternak 
“Los gozos y las sombras” (1962) de Gonzalo Torrente Ballester 
“Tiempo de silencio” (1961) de Luis Martín-Santos 
“Una muerte muy dulce” (1964) de Simone de Beauvoir 
“Pabellón de cáncer” (1966) de Aleksandr Solzhenitsyn 
“Los renglones torcidos de Dios” (1979) de Torcuato Luca de Tena 
“El médico” (1986) de Noah Gordon 
“La escafandra y la mariposa” (1997) de Jean-Dominique Bauby 
“La enfermedad de Sachs” (1998) de Martin Winkler 
“Los tres médicos” (2004) de Martin Winckler 
“Némesis” (2010) de Philip Roth 
“Diario de un cuerpo” (2012) de Daniel Pennac … 

Buenas novelas, buenos autores. Buena lectura para cualquiera, pero con especial interés para los profesionales sanitarios.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Dr. Alfredo García-Alix, el arte de la ciencia

 

Daba su último hálito la década de los 80 en Madrid (aquella de la Movida de la transición política y social) cuando en una exposición de la fotógrafa Ouka Leele vi una foto que me llamó especialmente la atención. Su título, “Alberto y Alfredo son gemelos”. Y reconocí a uno de esos gemelos García-Alix, Alfredo, quien acababa de llegar al Hospital Infantil La Paz como adjunto de Neonatología, tras un periplo formativo en Estados Unidos con una eminencia de la neurología como Joseph Volpe, y que aterrizó como brisa de aire fresco en “la 5ª” (así conocíamos los residentes de Pediatría a la planta de Neonatología de La Paz, dirigida por el Prof. José Quero y con responsables de sección de la talla de Jesús Rodríguez y Félix Omeñaca). Porque Alfredo aplicaba una metodología de exploración neonatal como si no hubiera mañana, donde la piel, la cara, los reflejos, el tono o los movimientos generales del recién nacido eran analizados cual Sherlock Holmes, escudriñando cada signo y síntoma, analizando el por qué y para qué de cada prueba complementaria, divagando sobre la fisiopatología de los hechos,… y nosotros, lampiños residentes, solo podíamos musitar el “elemental querido Watson”. 

Dado que en el año 1990 decido elegir la especialidad de Neonatología, mi contacto con el Dr. Alfredo García-Alix se hizo habitual, y del roce vino el cariño y la amistad. De nuestras habituales conversaciones sobre lo divino y lo humano, pudimos conocernos bien. Compartimos guardias, pacientes, trabajos y congresos. Con especial recuerdo de aquel Congreso Español de Neonatología de 1990 en Valencia, donde nos dio tiempo a defender decenas de comunicaciones y compartir muchas risas entre la playa de la Malvarrosa y los campos de naranjos (no me digas cómo llegamos allí, pero aún huelo el azahar). 

Y con esa confianza fui entendiendo algo mejor aquella foto de unos meses antes… Conocí que Alfredo era un leonés de nacimiento y madrileño de adopción, el mayor de cinco hermanos de una familia con historia e historial. Era nieto de un ministro de Instrucción Pública durante la Regencia de María Cristina en el final de ese convulso siglo XIX e hijo de un famoso oftalmólogo, y es así que ni la política ni la medicina le fueron ajenas. Sobre todo la medicina, pues se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y solo tuvo que cruzar una calle para seguir su formación como pediatra en el Hospital Infantil La Paz. Y también reconocí que era hermano de Carlos García-Alix, reconocido pintor, escritor y cineasta, así como de Alberto García-Alix (el gemelo de la foto), fotógrafo icónico de la Movida madrileña, pero con una carrera que persiste repleta de éxitos de crítica y público, las que proporciona sus impactantes fotos en blanco y negro de su inseparable Leika. Dos hermanos artistas, y el arte no le fue ajeno tampoco. Porque Alfredo era una artista en lo suyo, y lo suyo fue abrir un camino esplendoroso de la Neurología neonatal en español. Una huella que fue cimentando durante décadas al pie de la cuna e incubadora de los neonatos, y de ahí a sus publicaciones científicas, congresos biomédicos, libros, cursos o conferencias. 

Tuve la fortuna de firmar conjuntamente con Alfredo un total de 15 publicaciones científicas, alrededor de temas neonatales diversos, como la descripción de diversos síndromes dismorfológicos (lo que aprendí con él de la secuencia de aquinesia/hipoquinesia fetal, de la aracnodactilia contractural congénita, del síndrome de McKusick-Kaufman o del síndrome de Pallister-Killiam no se puede resumir con facilidad), enfermedades raras (con algún guiño a la prescripción de películas sobre el tema), asfixia perinatal y encefalopatía hipóxico-isquémica (nuestra tesis se centraron en estos aspectos, en su caso sobre marcadores de estrés fetal intraparto y en mi caso sobre factores predictivos de secuelas neurológicas), hipotermia neonatal (ya en el año 2010 publicamos en Evidencias en Pediatría el concepto “código hipotermia”) o bióetica neonatal. Y que culminó en el año 2015 con el trabajo colaborativo que implicó la publicación de la Guía de práctica clínica de la encefalopatía hipóxico-isquémica perinatal del recién nacido, un trabajo ímprobo de años que solo el que se ha enfrentado a una guía sabe a lo que me refiero. Y cada uno de estos proyectos iban arropados por nuestras conversaciones sobre el trabajo y los retos que afrontar, sobre la familia y los sueños por cumplir. 

Encuentros en reuniones científicas y conversaciones en la distancia que se sucedieron desde sus distintos lugares de trabajo (Madrid, Canarias o Barcelona), sabiendo que en ninguno de ellos le regalaron nada. Y ese ha sido su mayor mérito. Y con todo esa ciencia y conciencia hace una década fundó junto con el Dr. Juan Arnáez (y la colaboración de un buen grupo de excelentes profesionales) la Fundación NeNe (Neurología Neonatal), un entorno donde encontró “el patio de su recreo” para que su experiencia clínica, su bagaje docente, su rigor investigador y su profunda humanidad brillaran a la altura que no siempre se le facilitó. 

Y todos estos recuerdos se agolpan en mi memoria y mi corazón estos días, ahora que hace una semana de la pronta partida del amigo, maestro y confidente. Y en estos días se han sucedido los In Memoriam en su honor, desde la prensa médica a la Sociedad Española de Enfermería Neonatal, desde nuestra plataforma Continuum hasta la revista Forbes España, pasando por las notas de algunas familias a las que ayudó. Pero donde se demuestra el mayor sentido y sensibilidad es en las palabras que le dedica Fundación NeNe, organización desde donde cimentó la neurología neonatal a nivel nacional e internacional, siendo muy frecuentes sus viajes a un nutrido grupo de países de Latinoamérica donde se ganó el respeto, afecto y admiración como clínico, docente, investigador y, sin duda, como persona.       

Lo cierto es que el pesar por tu pronta partida, querido Alfredo, se enjuaga al saber que tu vida ha tenido sentido y ha valido la pena. Pues has dejado, con el arte de tu saber ser y estar, la ciencia neurológica del recién nacido mejor que como te la encontraste. Y eso es dejar huella en la vida, aprovechar los talentos, crear “escuela”. Eso es hacer de la prosa pura poesía –la que te gustaba leer-, sea con los versos de Kaváfis, de Gil de Biedma o los versos libres que los que te conocimos proclamaremos para que seas feliz en tu nueva vida. 

Y con el arte de otro artista de la Movida madrileña (como lo eran Ouka Leele y Alberto García-Alix, tu gemelo), Antonio Vega, espero que compartas con él “el patio de tu recreo” nuevo…: “Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. / Donde se creó la primera luz, germinó la semilla de cielo azul, volveré a ese lugar donde nací. / De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo…” 

Alfredo García-Alix (León, 22 de marzo de 1956 – Madrid, 8 de septiembre de 2024).

sábado, 14 de septiembre de 2024

Cine y Pediatría (767). “Oasis” para ese amor de adolescentes con discapacidad

 

“El estilo de vida moderno, con sus giros complejos y dinámicos, crea varios tipos de deshumanización social. Para los desafortunados al nacer, el mecanismo de la vida parece enfatizar su incapacidad para formar parte de la sociedad. Tristemente, el mundo moderno siempre ha mostrado una falta de compresión hacia estos desafortunados seres. En la Antigüedad, los enfermos eran asesinados o ahogados en el mar, mientras que hoy en día, las familias aceptan pasivamente la desgracia de sus seres queridos. En 1969 se creó cerca de Belgrado una institución para niños y jóvenes discapacitados mentales de 5 a 25 años. Los discapacitados moderados tienen un cociente intelectual de entre 36 y 50, y los ligeramente discapacitados entre 51 y 55. Estos son incapaces de asistir ni siquiera a escuelas especiales. La institución se centra en hacer que los usuarios sean lo más independientes posible, enseñándoles a comer de forma independiente, a servirse a sí mismos, a cuidar su higiene y su espacio vital. ¿Pueden estos desafortunados jóvenes seres humanos, incapaces de superar la etapa permanente de la infancia, adquirir las habilidades necesarias para la autosuficiencia, y ser liberados de la necesidad de la ayuda de otras personas? Si algo de esto parece escenificado significa que los usuarios de la institución son buenos actores, perfectamente capaces de cumplir sus papeles. Esta película es un testimonio auténtico del potencial para guiar y educar a los niños con discapacidades mentales para que se adapten a una sociedad que nunca les muestra comprensión o atención tierna e incondicional”. Esta es la larga introducción con voz en off e imágenes reales de archivo de ese centro, antes de mostrarnos el título de esta película serbia: Oasis (Korisnici, Ivan Ikic, 2020). Todo un alegato de intenciones… 

Son varias las películas que podemos encontrar con este mismo título: la francesa Oasis (Yves Allégret, 1955), una aventura exótica en Marruecos; la surcoreana Oasis (Lee Chang-Dong, 2002), un drama romántico con la parálisis cerebral de protagonista; la finlandesa Oasis (Alejandro Cárdenas, 2013), película documental alrededor de un refugio para los indígenas mayas VIH-positivos en Yucatán. Así como varios cortometrajes con este título de otras nacionalidades y dos teleseries: la británica Oasis (Kevin Macdonald, 2017), una odisea intergaláctica; y la surcoreana Oasis (Yoon Sung-Shik, Han Hee, 2023), ambientada en los turbulentos tiempos de Corea del Sur entre los años 80 y 90. Por lo tanto son muy diversos los oasis cinematográficos. Y también diferente es este que viene de Serbia, y nuestra experiencia con este país es que no son películas fáciles de ver ni de digerir. Ya tuvimos una experiencia previa con Klip (Maja Milos, 2012), esos adolescentes con vidas más duras que la guerra en sociedades y familias desestructuradas.  

Y hoy llega la película serbia Oasis, en donde se narra, tras ese extenso prolegómeno en off, la historia de un triángulo amoroso entre tres adolescentes internados en este centro psiquiátrico y contada en tres partes, con el nombre de sus protagonistas: Marija, Dragana y Robert. Tres personajes que no son interpretados, sino son ellos mismos, tres internos de este centro y cuyo mayor mérito es la dirección de actores, pues consigue sacar gran partido de ellos y reflejar bien esa mezcla de sentimientos encontrados que se entremezclan: amistad, rivalidad, aprecio, deseo, celos, compañerismo o venganza. Tres jóvenes internos para interpretar a las enérgicas a ese mundo cerrado y normalmente oculto a ojos de la sociedad, y para ello su director se basó en un hecho real. Porque Ivan Ikić fue reconocido a nivel internacional cuando su primer largometraje, Barbarians (2014), que consistía en una mirada naturalista a los aficionados ultras del fútbol serbio, con actores no profesionales que interpretaban personajes similares a los suyos. En Oasis reproduce la fórmula seudocumental, pero con mayor dificultad al ser ahora pacientes de una institución para jóvenes con necesidades especiales.

Vemos al inicio a Marija (Marijana Novakov) llegar al centro y su incorporación al mismo es disruptiva. Pronto se hace amiga de Dragana (Tijana Marković), y se acerca a Robert (Valentino Zenuni), un chico que ayuda en la cocina, que nunca habla y se desliza por la institución con facilidad y parece poseer una personalidad magnética para las dos chicas. El afecto que surge de Marija hacia Robert lo considera Dragana una intromisión y ésta reza así ante una icono de la Virgen: “Santa Virgen María, yo era la mejor chica del mundo. Dios me ha elegido para ser madre como tú. ¡Deseo que esa bruja de Marija se muera! Ella me ha quitado a Robert. Quiero que todo sea como antes”. Dice estar embarazada a y acuden al médico, quien niega el embarazo, pero confirma el de Marija. Y ésta le dice a Dragana: “Robert ya no me quiere. Me voy a suicidar”. Y Dragana le responde: “Él tampoco me quiere. Me cortaré las muñecas”. Y no debe ser la primera vez, pues cada uno de ellos tienen marcas de intentos de suicido previos. Y todo ello nos aboca a un final trágico a lo Romeo y Julieta, con las manos juntas y mirándose… Y, sí, la historia nos deja varios puntos suspensivos y cabe que el espectador llene los espacios en blanco sobre ese pacto de suicidio de los tres adolescente debido a que la institución no les permitirá estar juntos. Y donde se mezcla la insurrección de Marija, los celos disparados y la falta de contención de Dragana y los silencios armónicos y definitivos de Robert. Una historia de amor, de celos y de decisiones alteradas propia de una tragedia griega. 

Película opresiva, incómoda de ver, con iluminación natural, sonido ambiente sin apenas diálogo… Y donde también los espectadores sentimos el respirar profundo de Marija, como epicentro de este triángulo afectivo-amoroso. Allí donde el romance es un drama para estos jóvenes, y su interpretación fatalista convierte cada conflicto en un asunto de vida o muerte. Embarazos, reales o imaginarios, así como violencia y autolesiones, desempeñan un papel importante en un contexto como es esta institución para jóvenes con discapacidad y diversidad funcional, donde el escenario es un personaje en sí mismo. 

Es Oasis una nueva muestra de cine serbio que nos adentra a ese oasis que son los niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad intelectual y trastornos psiquiátricos.

 

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Comienza el curso de Continuum "Reumatología Pediátrica 2024"

 

Comienza en breve el curso de Continuum: "Reumatología Pediátrica 2024", un curso coordinado y organizado por la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica y en lo que es su 4ª edición, tras las celebradas en los años 2015, 2017 y 2020. 

La Reumatología Pediátrica, así como el conocimiento de aparato locomotor está fuera de la mayoría de los programas de formación de los residentes, con lo cual su desconocimiento genera muchos problemas a la hora de su manejo. Es imprescindible reconocer los síntomas guía y saber explorar a un niño desde el punto de vista del aparato locomotor para poder dirigir las pruebas complementarias necesarias que conduzcan a un diagnóstico adecuado Este proceso favorecerá una derivación precoz al especialista que corresponda para iniciar, cuanto antes, un tratamiento correcto que permita evitar secuelas. 

Este curso en Reumatología Pediátrica pretende proporcionar al alumno conocimientos actualizados y habilidades necesarias para mantener y mejorar su competencia en enfermedades prevalentes en esta disciplina, teniendo en cuenta la evidencia científica disponible. 

Los objetivos del curso son: 
- Conocer la existencia de la Reumatología Pediátrica. Conocer los síntomas de alarma y las formas de presentación de las enfermedades reumáticas en los niños. Entender la importancia de derivar a estos pacientes para un diagnóstico y tratamiento precoces. 
- Conocer la exploración osteoarticular y muscular del niño sano en función de su edad. 
- Aprender la utilidad de las pruebas complementarias en Reumatología Pediátrica para solicitarlas de forma adecuada en función de la sospecha clínica. 
- Enfocar adecuadamente el diagnóstico diferencial de un niño con sospecha de enfermedad reumática en base a la historia clínica y los hallazgos en la exploración. 
- Conocer las patologías reumáticas más prevalentes en la edad pediátrica, entre ellas las vasculitis más frecuentes en los niños. 

Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
- Introducción a la Reumatología Pediátrica. Síntomas de alarma. Formas de presentación de las enfermedades reumáticas en niños. 
- Exploración del aparato locomotor: exploración osteoarticular y muscular. 
- Pruebas complementarias en Reumatología Pediátrica. 
- Diagnostico diferencial de un niño con monoartritis. Diagnóstico diferencial de un niño con poliartritis. 
- Diagnóstico diferencial de un niño con fiebre de origen desconocido. Fiebre prolongada. Fiebre recurrente. 
- Aproximación a las vasculitis en niños. 

El curso tutorizado, de 2 meses de duración, estará en activo desde el 10 de octubre hasta el 5 de diciembre 2020. 

Toda la información necesaria en la web de Continuum. Os esperamos. 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Médicos escritores y escritores médicos

 

Desde hace años, entre las muchas investigaciones de Fernando A. Navarro en el lenguaje médico, un apartado de especial interés para él ha sido el de los médicos escritores y escritores médicos. Sobre ello ha escrito mucho e, incluso, fue parte de su Discurso de ingreso en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA) hace ya más de una década. 

Y esta relación entre Medicina y Literatura continúa en la serie de libros titulado como “Medicina en español”. Y donde él intenta responde a dos preguntas: ¿por qué estudian medicina los escritores? y ¿por qué escriben los médicos? 

Y recopila algunos nombres para recordar.  En España fueron escritores médicos Mateo Alemán, Pío Baroja, Luis Martín Santos o Luis Pimentel (también empezaron la carrera Camilo José Cela o Ramón de Campoamor) y fueron médicos escritores, Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón o Juan Antonio Vallejo-Nájera. Pero también ocurre en cualquier lugar del mundo: en el Reino Unido nos encontramos a John Keats, Henry Vaughan, Arthur Conan Doyle o William Somerset Maugham, en Francia a François Rabelais o George Duhamel, en Alemania a Friedrich Shiller o Gottfried Benn, en Portugal a Miguel Torga o Antonio Lobo Antunes, en Brasil a Manuel de Almeida o Alberto de Oliveira, en México a Manuel Acuña o Mariano Azuela, en Rusia a Antón Chéjov o Mijail Bulgákov, en Austria a Sigmun d Freud o Arthur Schnitzler, en Estados Unidos a Michael Crichton, etc. 

Y es que la atracción de los médicos por las artes (y, especialmente, por la literatura) no es nueva, y tampoco la de los pediatras, y ya la serie Cuadernos de Historia de la Pediatría Española dedicó un número monográfico y también en este blog hemos recogido hace tiempo un buen número de nombres, aunque serán muchos más los que faltan y tienen en la escritura una gran afición.  

Y sí, es cierto que solemos tener mala caligrafía. Pero no es menos cierto, como nos recuerda Fernando A. Navarro, que los médicos sí saben escribir. 

sábado, 7 de septiembre de 2024

Cine y Pediatría (766). Profesores singulares en las infancias del mundo

 

Son decenas el número de películas que hemos ido desgranando ya en Cine y Pediatría alrededor de la docencia en las aulas y junto a esos alumnos peculiares y profesores singulares. Algunos de estos docentes ya quedan grabados en nuestra memoria fílmica, y baste recordar algunos como Arthur Chipping o Mr. Chips, Ana Sullivan, Mark Thackeray, John Keating, Glenn Holland, Sean McGuire, Katherine Watson, Clément Mathieu, Erin Gruwell, Brad Cohen, Bachir Lazhar, Anne Gueguen, Dieter Bachmann, María Montessori, entre otros muchos profesores ficticios o reales.           

Profesores singulares en la formación de la infancia, a los que hoy sumamos dos títulos más, uno desde Italia y el otro desde Francia (país donde la filmografía alrededor de la educación siempre ha estado muy presente), aunque ambientado en Groenlandia. 

- Un profesor singular (Marco Ferrari, 1979) gira alrededor de Roberto (Roberto Beningni), un joven neófito en la docencia, quien consigue un nuevo trabajo como profesor en una guardería y acaba incorporando peculiares métodos educativos. Es el primer y único encuentro entre dos italianos singulares, el director Marco Ferreri (quien filmó en España tres obras que se encuentran entre lo mejor de su filmografía: El pisito, 1958; Los chicos, 1959; y El cochecito, 1960) y el actor Roberto Benigni (que forma parte ya de Cine en Pediatría en obras como La vida es bella y Pinocho, en ambas como director y actor). Para el histriónico Beningi este era su segundo papel protagonista, tras Berlinger, te quiero (Giuseppe Bertolucci, 1977) y su pequeño papel en La Luna (Bernardo Bertolucci, 1979).    

Y es que el papel le va Benigni como anillo al dedo, el de este histriónico profesor que se enfrenta cada día a decenas de preescolares y que usa particulares métodos docentes, como un televisor, una grabadora o un asno. No es de extrañar que alguien le diga: “Hoy en día los maestros estáis locos”. Y con los persistentes acordes del bandoneón del tango, somos espectadores de su enamoramiento con Isabella (Dominique Laffin), la madre de una de sus alumnas, así como su convivencia con un compañero de piso, Luca el Magnífico, con un fenotipo peculiar que mezcla características de un síndrome de Margan y un cromosoma X frágil, así como ese alumno que no habla y no quiere comer, GianLuigi, con rasgos de un trastorno del espectro autista (distorsión profesional, claro está, ambas divagaciones). 

Una extraña película, no fácil de entender y encuadrar, donde la excesiva espontaneidad actoral y la libertad de grabación nos lleva a la isla de Cerdeña, allí donde acuden algunos niños de la guardería con Roberto e Isabella a punto de parir, momento en el que una niña nos devuelve esta reflexión: “Todos nacemos de la tripa. Después te haces mayor, vas a la escuela. Luego te vuelves viejo”. Y el final de la película nos lleva a esa playa donde las olas ahogan el llanto del recién nacido y el sonido del bandoneón. 

Porque Un profesor singular es una película singular de la suma de un director y actor singulares que se enfrentan a un guion singular. 

- Profesor en Groenlandia (Samuel Collardey, 2018) es la historia de Anders (Anders Hvidegaard, interpretándose a sí mismo), un profesor recién licenciado, quien decide dejar su Dinamarca natal en busca de una aventura laboral en Groenlandia (como sabemos, un territorio danés autónomo que es la mayor isla del mundo y que atesora una de las más bajas densidades de población). De nuevo un profesor sin experiencia, como nos ocurría en Un profesor singular, pero aquí con toques de la mítica Nanook, el esquimal (Robert J.Flaherty, 1922) y de aquella famosa serie de televisión de la década de los 90, Un doctor en Alaska. Una película con paisajes increíbles, auroras boreales y climatología extrema, un mundo de nieve y hielo que nos devuelve maravillosos fotogramas (fotografía realizada por el propio director). Y no es la primera vez que el director francés, Samuel Collardey, nos presenta ese contraste entre la vida de ciudad y la vida rural, y así ya lo vimos en films previos como L´apprenti (2008), Como un león (2013) o Tempête (2015). 

En esa inmensidad se encuentra Tiniteqilaag, un asentamiento con unos cien habitantes, un conjunto de casas de colores dispersas entre el blanco del paisaje, casas sin agua corriente donde tres veces a la semana llegan “los hombres de mierda” a llevarse los restos del inodoro. En ese contexto, no es difícil entender que Anders sienta el reto en primera persona y, además, se siente extraño y alejado de sus habitantes, al ser una comunidad muy cerrada. Su misión será enfrentarse a una decena de niños algo rebeldes entre 7 y 10 años, donde aprenden en danés (no en groenlandés). También percibe que la mayoría de estos alumnos no viven con los padres, sino con los abuelos. Y pregunta: “¿Sabéis si algún niño no come lo suficiente en casa?”

El tiempo pasa y el desánimo no mejora, pues la falta de respeto de los alumnos hacia la escuela no es posible mejorarla con los padres, quienes no dan importancia a la escolarización. Y donde va percibiendo la tensión que implica que los daneses no sean bien recibidos, a los que consideran colonizadores de su territorio. Con el tiempo, Anders cuestionará sus convicciones centroeuropeas y aceptará su nuevo estilo de vida polar, donde establece una especial relación con el niño Asser (quien está más tiempo pescando con el trineo del abuelo que en la escuela). 

Curiosamente, un conflicto de fondo entre Dinamarca y Groenlandia filmado por un francés, y con un dilema personal, el de este profesor que toma una decisión final con el avistamiento de ballenas que disfrutan Anders y Asser. Una película entre la ficción y el documental que termina así: “Cuando se acabó de hacer esta película, en enero 2018, Anders Hvidegaard aún era maestro en Tiniteqilaag”. 

Dos profesores singulares entre las infancias del mundo…

 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Las 72 leyes universales de los soñadores… también en Medicina

  


“Todo el mundo sueña. Soñar nace del corazón, nos salva y nos transforma. Y todos y cada uno de nosotros tenemos sueños que, en lo más profundo de nuestro ser, queremos cumplir. Pero convertir en realidad un sueño no siempre es fácil porque hay obstáculos (externos e internos) nos impiden hacerlo. La buena noticia es que podemos conseguirlo si sabemos cómo. ¿Por que algunos sueños se cumplen y otros no? Porque algunos sueños se alinean con las leyes universales de los soñadores…”. Con esta palabras nos presenta su libro “Las 72 leyes universales de los soñadores”, con el subtítulo de “El arte de cumplir nuestros sueños”, la periodista Mayte Ariza, devenida en coaching o entrenadora personal desde hace años con su Dreamer´s Factory, y donde nos desvela los secretos y las sencillas fórmulas que debemos seguir para ver nuestros deseos convertidos en éxitos. 

Un libro de 290 páginas en el que expone y argumenta estas 72 leyes, dividas en tres grupos (leyes físicas, leyes mentales y leyes espirituales) y que forman parte de los diferentes capítulos del índice. Y estos son para su reflexión inicial. 

a) Leyes físicas: 

1. Ley de la claridad 
2. Ley de la simetría 
3. Ley de la proximidad 
4. Ley de la integración 
5. Ley infinita 
6. Ley de la arquitectura 
7. Ley del ambiente 
8. Ley de la belleza 
9. Ley del brillo 
10. Ley del magnetismo 
11. Ley de la estructura 
12. Ley del impacto 
13. Ley del equilibrio 
14. Ley de la sincronía 
15. Ley de la causa 
16. Ley de la estrategia 
17. Ley del desapego 
18. Ley de la equivalencia 
19. Ley de la semejanza 
20. Ley de la afirmación 
21. Ley de la reverberación 
22. Ley de la unión 
23. Ley biunívoca 
24. Ley de la emoción 

b) Leyes mentales: 

25. Ley del poder 
26. Ley sin límites 
27. Ley del tiempo 
28. Ley de la determinación 
29. Ley del lenguaje 
30. Ley de la coherencia 
31. Ley del juego 
32. Ley del caos 
33. Ley de la aceptación 
34. Ley de la visión 
35. Ley del cambio 
36. Ley del futuro 
37. Ley de la intención 
38. Ley secreta 
39. Ley de la ambición 
40. Ley de la responsabilidad 
41. Ley del compromiso 
42. Ley de la prioridad 
43. Ley de la efectividad 
44. Ley de las probabilidades 
45. Ley de la adversidad 
46. Ley de la compensación 
47. Ley del talento 
54bis. Ley del permiso 

c) Leyes espirituales: 

48. Ley de la calidad 
49. Ley de la pureza 
50. Ley de la unicidad 
51. Ley de la misión 
52. Ley de la proyección 
53. Ley de la gratitud 
54. Ley del merecimiento 
55. Ley del perdón 
56. Ley de la profundidad 
57. Ley del respeto 
58. Ley de la conexión 
59. Ley de la humildad 
60. Ley de la revelación 
61. Ley del silencio 
62. Ley del aprendizaje 
63. Ley del crecimiento 
64. Ley de la inspiración 
65. Ley de la autoestima 
66. Ley de la evolución 
67. Ley de la armonía 
68. Ley de la consciencia 
69. Ley de la trascendencia 
70. Ley de la observación 
71. Ley de intuición 
72. Ley de la energía 

Un total de 72 leyes de valores (diría que universales) recopilados para soñar a lo grande... como personas y como profesionales. Y válido también en Medicina, donde, tal como están los temas de nuestra profesión, nos puede ayudar en nuestro día a día. Porque soñar a lo grande salva de la mediocridad. Y nuestros pacientes lo agradecerán… 

Tuve la oportunidad de conocerla hace medio año en la presentación de su libro en Alicante, y en ese momento surgió su compromiso de ser una de las prologuistas del próximo número de Cine y Pediatría 14 (donde también apostamos por soñar a lo grande).

lunes, 2 de septiembre de 2024

Protocolos de la sección de Oncología y Hematología Pediátrica del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante

 

Continuamos compartiendo los protocolos clínico asistenciales del Servicio de Pediatría del Departamento de Salud Alicante-Hospital General (HGUA), documentos esquemáticos, rigurosos desde el punto de vista científico, útiles desde el punto de vista práctico, y que describen la secuencia del proceso de atención a las principales patologías de atención sanitaria de la infancia y adolescencia.

Hemos trabajado estos protocolos desde las distintas áreas y secciones de especialidad de la Pediatría. Hace un mes publicamos los protocolos de la sección de Neonatología. Y hoy queremos reseñar los protocolos de la sección de ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA PEDIÁTRICA. En este enlace podéis revisar los 13 protocolos volcados desde el año 2015 hasta la actualidad

Y sirva como ejemplo alguno de estos protocolos que se pueden revisar desde cada hiperenlace: 





Como siempre, se han procurando realizar protocolos necesarios, bien por su frecuencia de utilización, bien por su especial dificultad, por su elevada variabilidad en la práctica clínica o por el amplio margen de mejora.