sábado, 14 de septiembre de 2024

Cine y Pediatría (767). “Oasis” para ese amor de adolescentes con discapacidad

 

“El estilo de vida moderno, con sus giros complejos y dinámicos, crea varios tipos de deshumanización social. Para los desafortunados al nacer, el mecanismo de la vida parece enfatizar su incapacidad para formar parte de la sociedad. Tristemente, el mundo moderno siempre ha mostrado una falta de compresión hacia estos desafortunados seres. En la Antigüedad, los enfermos eran asesinados o ahogados en el mar, mientras que hoy en día, las familias aceptan pasivamente la desgracia de sus seres queridos. En 1969 se creó cerca de Belgrado una institución para niños y jóvenes discapacitados mentales de 5 a 25 años. Los discapacitados moderados tienen un cociente intelectual de entre 36 y 50, y los ligeramente discapacitados entre 51 y 55. Estos son incapaces de asistir ni siquiera a escuelas especiales. La institución se centra en hacer que los usuarios sean lo más independientes posible, enseñándoles a comer de forma independiente, a servirse a sí mismos, a cuidar su higiene y su espacio vital. ¿Pueden estos desafortunados jóvenes seres humanos, incapaces de superar la etapa permanente de la infancia, adquirir las habilidades necesarias para la autosuficiencia, y ser liberados de la necesidad de la ayuda de otras personas? Si algo de esto parece escenificado significa que los usuarios de la institución son buenos actores, perfectamente capaces de cumplir sus papeles. Esta película es un testimonio auténtico del potencial para guiar y educar a los niños con discapacidades mentales para que se adapten a una sociedad que nunca les muestra comprensión o atención tierna e incondicional”. Esta es la larga introducción con voz en off e imágenes reales de archivo de ese centro, antes de mostrarnos el título de esta película serbia: Oasis (Korisnici, Ivan Ikic, 2020). Todo un alegato de intenciones… 

Son varias las películas que podemos encontrar con este mismo título: la francesa Oasis (Yves Allégret, 1955), una aventura exótica en Marruecos; la surcoreana Oasis (Lee Chang-Dong, 2002), un drama romántico con la parálisis cerebral de protagonista; la finlandesa Oasis (Alejandro Cárdenas, 2013), película documental alrededor de un refugio para los indígenas mayas VIH-positivos en Yucatán. Así como varios cortometrajes con este título de otras nacionalidades y dos teleseries: la británica Oasis (Kevin Macdonald, 2017), una odisea intergaláctica; y la surcoreana Oasis (Yoon Sung-Shik, Han Hee, 2023), ambientada en los turbulentos tiempos de Corea del Sur entre los años 80 y 90. Por lo tanto son muy diversos los oasis cinematográficos. Y también diferente es este que viene de Serbia, y nuestra experiencia con este país es que no son películas fáciles de ver ni de digerir. Ya tuvimos una experiencia previa con Klip (Maja Milos, 2012), esos adolescentes con vidas más duras que la guerra en sociedades y familias desestructuradas.  

Y hoy llega la película serbia Oasis, en donde se narra, tras ese extenso prolegómeno en off, la historia de un triángulo amoroso entre tres adolescentes internados en este centro psiquiátrico y contada en tres partes, con el nombre de sus protagonistas: Marija, Dragana y Robert. Tres personajes que no son interpretados, sino son ellos mismos, tres internos de este centro y cuyo mayor mérito es la dirección de actores, pues consigue sacar gran partido de ellos y reflejar bien esa mezcla de sentimientos encontrados que se entremezclan: amistad, rivalidad, aprecio, deseo, celos, compañerismo o venganza. Tres jóvenes internos para interpretar a las enérgicas a ese mundo cerrado y normalmente oculto a ojos de la sociedad, y para ello su director se basó en un hecho real. Porque Ivan Ikić fue reconocido a nivel internacional cuando su primer largometraje, Barbarians (2014), que consistía en una mirada naturalista a los aficionados ultras del fútbol serbio, con actores no profesionales que interpretaban personajes similares a los suyos. En Oasis reproduce la fórmula seudocumental, pero con mayor dificultad al ser ahora pacientes de una institución para jóvenes con necesidades especiales.

Vemos al inicio a Marija (Marijana Novakov) llegar al centro y su incorporación al mismo es disruptiva. Pronto se hace amiga de Dragana (Tijana Marković), y se acerca a Robert (Valentino Zenuni), un chico que ayuda en la cocina, que nunca habla y se desliza por la institución con facilidad y parece poseer una personalidad magnética para las dos chicas. El afecto que surge de Marija hacia Robert lo considera Dragana una intromisión y ésta reza así ante una icono de la Virgen: “Santa Virgen María, yo era la mejor chica del mundo. Dios me ha elegido para ser madre como tú. ¡Deseo que esa bruja de Marija se muera! Ella me ha quitado a Robert. Quiero que todo sea como antes”. Dice estar embarazada a y acuden al médico, quien niega el embarazo, pero confirma el de Marija. Y ésta le dice a Dragana: “Robert ya no me quiere. Me voy a suicidar”. Y Dragana le responde: “Él tampoco me quiere. Me cortaré las muñecas”. Y no debe ser la primera vez, pues cada uno de ellos tienen marcas de intentos de suicido previos. Y todo ello nos aboca a un final trágico a lo Romeo y Julieta, con las manos juntas y mirándose… Y, sí, la historia nos deja varios puntos suspensivos y cabe que el espectador llene los espacios en blanco sobre ese pacto de suicidio de los tres adolescente debido a que la institución no les permitirá estar juntos. Y donde se mezcla la insurrección de Marija, los celos disparados y la falta de contención de Dragana y los silencios armónicos y definitivos de Robert. Una historia de amor, de celos y de decisiones alteradas propia de una tragedia griega. 

Película opresiva, incómoda de ver, con iluminación natural, sonido ambiente sin apenas diálogo… Y donde también los espectadores sentimos el respirar profundo de Marija, como epicentro de este triángulo afectivo-amoroso. Allí donde el romance es un drama para estos jóvenes, y su interpretación fatalista convierte cada conflicto en un asunto de vida o muerte. Embarazos, reales o imaginarios, así como violencia y autolesiones, desempeñan un papel importante en un contexto como es esta institución para jóvenes con discapacidad y diversidad funcional, donde el escenario es un personaje en sí mismo. 

Es Oasis una nueva muestra de cine serbio que nos adentra a ese oasis que son los niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad intelectual y trastornos psiquiátricos.

 

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