Desde hace años, entre las muchas investigaciones de Fernando A. Navarro en el lenguaje médico, un apartado de especial interés para él ha sido el de los médicos escritores y escritores médicos. Sobre ello ha escrito mucho e, incluso, fue parte de su Discurso de ingreso en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA) hace ya más de una década.
Y esta relación entre Medicina y Literatura continúa en la serie de libros titulado como “Medicina en español”. Y donde él intenta responde a dos preguntas: ¿por qué estudian medicina los escritores? y ¿por qué escriben los médicos?
Y recopila algunos nombres para recordar. En España fueron escritores médicos Mateo Alemán, Pío Baroja, Luis Martín Santos o Luis Pimentel (también empezaron la carrera Camilo José Cela o Ramón de Campoamor) y fueron médicos escritores, Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón o Juan Antonio Vallejo-Nájera. Pero también ocurre en cualquier lugar del mundo: en el Reino Unido nos encontramos a John Keats, Henry Vaughan, Arthur Conan Doyle o William Somerset Maugham, en Francia a François Rabelais o George Duhamel, en Alemania a Friedrich Shiller o Gottfried Benn, en Portugal a Miguel Torga o Antonio Lobo Antunes, en Brasil a Manuel de Almeida o Alberto de Oliveira, en México a Manuel Acuña o Mariano Azuela, en Rusia a Antón Chéjov o Mijail Bulgákov, en Austria a Sigmun
d Freud o Arthur Schnitzler, en Estados Unidos a Michael Crichton, etc.
Y es que la atracción de los médicos por las artes (y, especialmente, por la literatura) no es nueva, y tampoco la de los pediatras, y ya la serie Cuadernos de Historia de la Pediatría Española dedicó un número monográfico y también en este blog hemos recogido hace tiempo un buen número de nombres, aunque serán muchos más los que faltan y tienen en la escritura una gran afición.
Y sí, es cierto que solemos tener mala caligrafía. Pero no es menos cierto, como nos recuerda Fernando A. Navarro, que los médicos sí saben escribir.
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