Se define mamífero como todo animal del grupo de los vertebrados de temperatura constante cuyo embrión, provisto de amnios y alantoides, se desarrolla casi siempre dentro del seno materno, y cuyas crías son alimentadas por las hembras con la leche de sus mamas. Son bastantes las películas sobre la maternidad, pero escasas aquellas donde se plantea el no querer esa maternidad. Y por ello hoy destacamos la película Mamífera (Liliana Torres, 2024) que aborda de manera profunda y conmovedora la maternidad desde la perspectiva de quien no desea tener hijos.
La historia se centra en Lola (María Rodríguez Soto, protagonista en Los días que vendrán - Carlos Marques-Marcet, 2019 -, otra película alrededor de la maternidad), una artista y profesora universitaria treintañera que vive una relación feliz y estable con Bruno (Enric Auer, protagonista en El maestro que prometió el mar - Patricia Font, 2023 -), su pareja, y ha decidido no ser madre. Todo cambia cuando descubre un embarazo inesperado que revoluciona todo sus planes.
Cuando Lola le comunica a Bruno “Estoy embarazada”, se lo dice de tal forma y con tal semblante que éste le contesta asustado: “Yo pensaba que tenías cáncer o algo así”. A continuación van a la consulta de planificación familiar donde le explican: “Hay dos formas de hacer la interrupción del embarazo: farmacológica y quirúrgica. Ahora os lo explico”. Pero Lola ya lo conocía, pues ya había abortado voluntariamente a los 25 años. Y a la pregunta de “¿Cuál es la razón por la que queréis interrumpir el embarazo?, ¿motivos económicos, de salud,…?”, la contestación es que no les pasa nada, solo que no quiere tener hijos. Y les dan tres días para tomar la decisión. Y, aunque Lola siempre ha tenido claro que lo de ser madre no va con ella, ahora se siente cuestionada por las expectativas sociales y se enfrenta a sus temores internos. Durante los tres días que tienen que esperar hasta que llegue su cita en la clínica, Lola se acerca a sus amigas y su familia con la intención de reafirmar su decisión. Bruno tampoco se había imaginado nunca como padre. Hasta ahora.
Y ahí comienza su hégira para intentar salir de dudas…Visita a su madre viuda, a su amiga que está con tratamientos de reproducción asistida para ser madre (y está ilusionada con ello y quiere que sea hija suya), a su hermana que vive agobiada con sus dos hijos (y Lola cuida a sus sobrinos), y a otra amiga con una hija a la que le pregunta si estaba preparada para ser madre. Compra decenas de revistas de “Mi bebe y yo”, ella que se dedica a recortar en el suelo revistas para sus composiciones artísticas… y con esos recortes están hechos sus sueños y sus pesadillas (en un formato visual bastante original, algo similar en la película Áma Gloria - Marie Amachoukeli-Barsacq, 2023 -, con esos dibujos animados incrustados entre la historia). Y lee en chats de internet sobre madres que no pueden alcanzar la maternidad. Y va como alma en pena andando por el barrio y por la vida porque está embarazada y va a poder ser madre. Porque tampoco nunca le había preguntado a su pareja si quiere ser padre, y así se lo dice… y ella solo contesta: “Tengo miedo”. Y el argumento es cómo cambiaría su vida, el mí, me, conmigo, mientras continúan sus sueños/pesadillas echas de collages…Y esa pregunta a su madre: “¿Tú crees que puede ser una familia sin hijos?”.
Y ese desvelo de Lola por su perro ciego, que precisa continua atención, lo que contrasta con ese no me va bien asumir la maternidad. Quizás solo es un reflejo claro de esta sociedad actual en la que ya hay más mascotas que hijos, pues Lola pertenece a una generación muy concienciada por el calentamiento global y el ecologismo, pero a la que se le cae el mundo cuando miran un cuarto infantil y tiene pesadillas con eso, mientras lee libros como “El camino de la infertilidad: Luces, sombras y nuevos sueños” o “¿Por qué mi cuerpo no quiere embarazarse?”
Y todo este recorrido existencial de tres días le vale a Lola para acabar en la sala de espera del hospital público donde acude a abortar, en una sala de espera con otras mujeres con lágrimas en los ojos. Pues está claro que es un momento complicado…
Porque Mamífera aborda de manera reflexiva el tema de la maternidad y la libre elección de no ser madre. Con una dirección sensible, actuaciones destacadas y un enfoque técnico cuidadoso, la película ofrece una mirada a los desafíos de tomar decisiones sobre la vida y la identidad personal. Sea como sea es una película que me ha causado un profundo dolor… Porque aunque la directora lo cuente con delicadeza, el mensaje es tremendamente duro, con un final en el que Lola llega a casa después de abortar a su hijo, besa a su perro y llora desconsoladamente… Ahora que cada uno reflexione.
Cabe decir que Mamífera parte de la propia experiencia de su directora, Liliana Torres, quien "nunca ha deseado ser madre". Y también afirma que "muchas veces la paternidad a los hombres les llega a través de la maternidad". Este es el caso de Bruno que se deja llevar por los deseos consciente de Lola de no querer ser madre, pero que, como padre, también tiene derecho a preguntar, a sabiendas de que la decisión final es de ella, una mujer treintañera sana, con pareja y oficio estable y con amigas que son todas madres o lo quieren ser. En la documentación para la realización del guión, hay cuestiones en las que le ayudó para el guion el contacto con una asociación llamada “Las mujeres sin hijos”.
El título de Mamífera se nos explica que proviene de que todas las mujeres son completas tanto si son madres como si no, y son mamíferas tanto si emplean esa característica con hijos o no, siendo el lugar común de las hembras. Está claro que es así y es muy respetable. Pero cuando en el camino para ese fin de no querer ser madres aparecen dos abortos, como en nuestra protagonista, el respeto se le pierde al ser humano que está en camino. Este viaje personal, combinado con las leyes que imponen un período de espera antes de una interrupción del embarazo, profundiza en los conflictos internos y externos que rodean el tema de la autonomía reproductiva.
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