Los banlieues son los suburbios o áreas periféricas de las principales ciudades de Francia. Aunque en el contexto sociocultural francés, los banlieues suelen asociarse con zonas urbanas de vivienda social (conocidas como HLM, Habitations à Loyer Modéré, en las en las ZUP, Zone d'Urbanisation en Priorité). que a menudo enfrentan desafíos sociales, económicos y políticos. Muchos banlieues se desarrollaron en el período de posguerra como respuesta a la crisis de vivienda que Francia enfrentaba tras la Segunda Guerra Mundial. Se construyeron grandes bloques de viviendas sociales para alojar a la creciente población trabajadora y migrante, pues cabe recordar que durante el auge económico de los Treinta Gloriosos (1945-1975), Francia atrajo a muchos inmigrantes, especialmente de sus antiguas colonias (Argelia, Marruecos, Túnez, Senegal, etc.) y se asentaron en estas HLM por su asequibilidad. Se erigieron en muy poco tiempo, con materiales de mala calidad, para alojar a las miles de personas que recibían ciudades como París, Toulouse o Marsella.
Marginalización, segregación racial y social y estigmatización son términos asociados a los banlieu, y que a menudo se presentan como lugares de violencia, delincuencia y conflicto, lo que refuerza estereotipos negativos y agrava la exclusión de sus habitantes. No es de extrañar que los banlieues hayan sido escenario de importantes movimientos sociales y revueltas, como las de 2005, que se desencadenaron tras la muerte de dos jóvenes (Zyed Benna y Bouna Traoré) perseguidos por la policía en Clichy-sous-Bois. Pero también cabe destacar la cultura que se ha generado aquí, desde la música y arte urbano (son el corazón del hip-hop y la música rap en Francia, con artistas como IAM, Niska, Kery James y Booba que han llevado las historias y luchas de estos suburbios al ámbito nacional e internacional) al deporte (el ejemplo de Kyliam Mbappé es bien conocido), pasando por la literatura y el cine. En Cine y Pediatría ya comentamos una película ambientad en este entorno: Girlhood (Céline Sciamma, 2014), una historia de cuatro adolescentes rebeldes de extrarradio. Y hoy llega otra película francesa, la ópera prima de su directora franco-marroquí: HLM Pussy (Nora el Hourch, 2023), un título que combina las siglas con la palabra inglesa "Pussy", y que aborda temas como el consentimiento sexual, la violencia machista, la amistad y las diferencias raciales en el contexto del feminismo contemporáneo de la generación Z y sus redes sociales.
La trama se centra en tres amigas adolescentes, amigas desde la infancia: Zineb (Salma Takaline), Amina (Leah Aubert) y Djeneba (Médina Diarra), tres interpretes noveles que dan gran credibilidad a sus papeles. Zineb, apodada como “la monja” es de origen árabe, la más guapa y prudente del grupo; Amina, apodada “la loca” es de origen marroquí, cuyo padre es cirujano y su madre abogada dedicada a los malos tratos (interpretada por Bérénice Bejo); y Djeneba, apodada como “la bruta”, es de origen africano, se dedica a promocionar productos en redes sociales y no le gusta que le abracen.
Tres inmigrantes de segunda generación en los banlieu de París que viven sus experiencias vitales entre el instituto, la familia y la calle. Pero su aparente felicidad cambia cuando Zineb es acosada por Zak, el amigo de su hermano. Es entonces cuando las amigas deciden grabar el acoso y Amina decide compartirlo bajo el usuario HLMPUSSY, lo que les vale la amenaza de Zak (“Estáis muertas”). Y aunque Amina significa “digna de confianza”, sus amigas le dan la espalda tras este hecho, lo que genera tensiones y pone a prueba su amistad, pues la viralización del vídeo y comentarios se convierte en incontrolable. Y las reacciones son opuestas, pues hay quien también la apoya por su valentía, de ahí el mensaje que Amina envía a sus amigas: “El vídeo se está haciendo viral. Eso demuestra que no es normal. Si lo borramos, gana él. ¡Ganan todos! ¡Abrid los ojos! ¡Pasa en todas partes, a todas horas!”. A partir de ahí, Amina crea con HLMPUSSY un lugar de denuncia a las agresiones a la mujer, de todo tipo.
Y es así que cuando Amina decide suprimir el vídeo con cientos de miles de visitas, deviene la venganza. En un final contundente, reivindicativo. Porque la película explora cómo las diferencias de clase y raza influyen en la percepción y reacción ante situaciones de abuso: Amina, con una posición más privilegiada, no comprende completamente las implicaciones que su acción tiene para sus amigas, quienes enfrentan barreras adicionales debido a su origen étnico y situación económica. Esta dinámica refleja las dos velocidades del movimiento #MeToo, donde no todas las mujeres tienen las mismas oportunidades o recursos para denunciar agresiones.
HLM Pussy ofrece una reflexión sobre las intersecciones de género, raza y clase en la lucha contra la violencia sexual, destacando la importancia de la empatía y la comprensión en la construcción de solidaridades feministas. Un debut que apuesta por la necesaria denuncia de las relaciones no consentidas, a la vez que reclama voz para colectivos marginales en su lucha por conseguir la igualdad de oportunidades frente a las clases más favorecidas.
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