lunes, 27 de enero de 2025

Eficacia de la transición sanitaria de la adolescencia a la edad adulta

 

La transición de la atención pediátrica a la adulta es un proceso crucial en la vida de muchos jóvenes con condiciones médicas crónicas. Esta transición, si no se gestiona adecuadamente, puede generar interrupciones en el cuidado, ansiedad en el paciente y su familia, y, en última instancia, un deterioro en la salud. Sobre ello ya hablamos en este blog cuando instauramos el Comité multidisciplinar de Transferencia Pediátrica en nuestro Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante.  

Una transición exitosa requiere una planificación meticulosa y la colaboración de diversos profesionales de la salud. A continuación, se detallan los aspectos clave de la organización: 

1. Planificación Temprana: 
- Identificar a los pacientes que requieren transición con suficiente antelación. 
- Evaluar de manera integral las necesidades médicas, psicosociales y educativas del paciente. 
- Desarrollar un plan de transición individualizado que incluya metas claras, plazos y responsabilidades.
2. Equipo Multidisciplinario, que incluya los siguientes protagonistas: pediatra (como coordinador principal, responsable de la continuidad de la atención), médico de Familia o especialista adulto (quien asumirá la atención médica a largo plazo), trabajador social, enfermera (quien educa al paciente y la familia sobre la enfermedad y el manejo de la misma), más otros especialistas, si fuera preciso (como nutricionista, farmacéutico, psicólogo,…). 
3. Educación, a tres niveles: al paciente (para empoderar al paciente para que tome decisiones informadas sobre su salud), a la familia (para involucrarla en el proceso y proporcionarles los recursos necesarios) y a los profesionales (para capacitar a los profesionales de la salud sobre las mejores prácticas en la transición) 
4. Comunicación adecuada, también a tres niveles: interinstitucional (para establecer una comunicación fluida entre los equipos pediátricos y de adultos), paciente-profesional (para fomentar una relación de confianza y comunicación abierta) y documentación (para mantener una historia clínica completa y actualizada). Y en esta evaluación continua son aconsejables algunas visitas conjuntas entre el pediatra y el médico de familia o especialista de adultos para asegurar una transición suave y efectiva. 

Algunas de las claves para una transición exitosa son: 1) Centrado en el paciente: todas las decisiones deben tomarse teniendo en cuenta las necesidades y preferencias del paciente; 2) Colaboración: la colaboración entre todos los miembros del equipo de salud es esencial: 3) Flexibilidad: para adaptarse a las necesidades cambiantes del paciente; 4) Empoderamiento: el paciente debe ser empoderado para tomar decisiones sobre su propia salud; y 5) Continuidad: asegurar la continuidad de la atención médica a lo largo de toda la transición. 

En este enlace os dejamos una sesión reciente realizada por nuestros residentes (en conjunto con la Unidad de Hospitalización a Domicilio Pediátrica de nuestro Servicio de Pediatría) sobre la eficacia de la transición sanitaria de la adolescencia a la edad adulta, donde se destaca que la transición no es un acto puntual y que tiene una cronología en tres partes (la preparación para la transición, la transferencia y la integración), siendo una prioridad en la pediatría del siglo XXI (donde cada vez es más frecuente la supervivencia de las enfermedades crónicas y complejas) y realizarse como un proceso estandarizado pero individualizado. 

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